Homenaje de Valencia a Ramón Gómez Ferrer en 1920

Hace unas semanas subimos a nuestro canal de Youtube «Medicina, historia y sociedad» el vídeo «Homenaje a Gómez Ferrer (1920)».

Transcribo el texto del mismo y añado relación bibliográfica:

En el Parterre
Me encuentro en el Parterre de Valencia, jardín que se creó en 1850. Imaginen que son las 10,30 del día 16 de mayo de 1920. Aquí se fueron concentrando los niños y sus maestros de las escuelas valencianas para dirigirse después a la Glorieta (de la que ya hablamos en otro vídeo) que está prácticamente enfrente.

Este jardín contaba con cuatro estanques circulares, uno en cada esquina. Después de la riada de 1957 fueron desmontados. Dentro del mismo destaca lo que fue la casita del guarda que luego se transformó en el Tribunal tutelar de menores. En el centro está la escultura ecuestre de Jaime I el Conquistador que se colocó en enero de 1891, obra de Agapito y Venancio Vallmitjana, de Barcelona.

Al fondo, la Fuente de Neptuno, realizada en el siglo XVIII por Giacomo Antonio Ponzanelli. Procede de un jardín privado, estuvo en la Glorieta y en 1960 fue trasladada a su actual ubicación.

A las 11 los niños se dirigieron con sus maestros y el Delegado regio de Primera Enseñanza a la Glorieta.

En la Glorieta
Allí iba a tener lugar la primera parte de un homenaje al primer catedrático de pediatría de Valencia –entonces de enfermedades infantiles– Ramón Gómez Ferrer.

La banda musical de la Casa de la Misericordia se encargaba de amenizar el acto.

La entrada se estableció frente al edificio de la antigua Tabacalera, que ya era Palacio de Justicia. A las 11,30 subieron a la tribuna los representantes del ayuntamiento donde fueron recibidos por otras autoridades y el Comité del monumento.

Al son de la marcha de la ciudad fue descubierta la estatua por las estudiantes o alumnas de la Facultad de Medicina.

Bajo el color amarillo de la bandera de la Facultad estaba la escultura en mármol blanco del doctor Ramón Gómez Ferrer, realizada por el escultor Francisco Paredes García.

La escultura muestra al médico sentado en un banco entonces a la sombra de una corpulenta araucaria, que parece meditar sobre la lectura de un libro entreabierto que guarda en sus manos y observa el juego de los niños.

Hubo un añadido posterior en los años cuarenta del siglo XX, dos niños realizados en bronce por el mismo escultor ayudado por su discípulo Luis Bolinches.

Después de varios vivas espontáneos a don Ramón se hizo el silencio y habló el presidente del Comité, doctor Jesús Bartrina Capella (1864-1947). Alabó al escultor y relató la historia de la idea de dedicar una escultura a Gómez Ferrer desde que el Comité se constituyó durante la Asamblea Médica Regional Valenciana que se celebró en 1918. Fue el encargado de abrir una suscripción popular. Entregó después el monumento al alcalde republicano Ricardo Samper. Que llegaría a ser ministro en varias ocasiones durante la segunda República.

El alcalde agradeció el ofrecimiento y dijo que no había mejor sitio para colocar la escultura que aquel jardín que reunía de habitual a los niños para sus juegos. También dedicó un recuerdo a las madres y elogios a Gómez Ferrer.

Después la Banda municipal interpretó la Marcha de la Exposición mientras los niños de las escuelas depositaban flores ante el monumento. Luego partieron hacia el Paraninfo de la Universidad donde tuvo lugar la segunda parte del Homenaje.

En el Paraninfo de la Universidad
El acto fue presidido por el rector el también médico Rafael Pastor González (1859-1947).

El alcalde entregó un pergamino a Gómez Ferrer, obra del notable dibujante Luis Dubón, nombrándole Hijo predilecto de la ciudad. Después el estudiante de medicina Marín del Pino leyó unas cuartillas en la que ensalzó la figura del maestro.

Luego habló Gómez Ferrer que agradeció y mostró gratitud a todos por el homenaje y pedía que Valencia anduviera deprisa por la senda de proteger y cuidar a los niños, que era mucha la urgencia. También se refirió al Hospital de Niños diciendo que sería manantial de vida pura.

“Sea este hospital la Casa de Salud donde ricos y pobres se sientan asistidos por iguales, y por igual reintegrados a la vida, con robustecida vida por el amor de todos. Anda deprisa Valencia, gana fama mundial de pródiga en sembrar el bien; sé para la conservación del niño y la formación del hombre futuro, la soberana del Bien como lo eres de la Belleza”.

Cerró el rector que se mostró orgulloso de tener en su claustro profesores como Gómez Ferrer.

Después el homenajeado fue acompañado a su domicilio por el alcalde y los médicos Muñoz Carbonero, Cuñat, Serra, y Bartrina. Allí lo esperaba una multitud que le obligó a salir al balcón de su casa y decir:

“Valencianos: No puedo más; mis lágrimas os dirán más que mis palabras. Para vosotros, estudiantes, intentaré ser siempre un padre. Para Valencia, mi amor”

Por la tarde los ayudantes de Gómez Ferrer Jorge Comín y José Tomás López Trigo y los alumnos de quinto curso regalaron a la esposa de Gómez Ferrer un gran ramo de flores. Ella correspondió regalando juguetes y pasteles a los niños enfermos de la Sala del Hospital que dirigía su esposo.

Ramón Gómez Ferrer
Gómez Ferrer nació en Valencia el 21 de diciembre de 1862. Vivió en su infancia las revueltas sociales y políticas que culminaron con el conocido como sexenio revolucionario. Hizo el bachillerato en el Instituto de Valencia. Cuando estaba realizando el “curso de ampliación de estudios” en 1877 murió su padre. Los sobrinos de la marquesa de San Juan, patronos del asilo que había fundado el acaudalado banquero y comerciante de la seda valenciano Juan Bautista Romero, se comprometieron a pagar los estudios de Ramón, hecho que éste nunca olvidó.

Se decidió por la medicina mientras llevaba la contabilidad del negocio familiar que consistía en confeccionar marmotas (gorras utilizadas entonces por mujeres y niños). En 1882 obtuvo la licenciatura a los 19 años. Ejerció después breve tiempo en dos pueblos sustituyendo a sus compañeros, en Godella y Cuatretonda.

Obtuvo el doctorado en 1884 con la tesis titulada  La herencia orgánica considerada desde el punto de vista de la higiene, en la que estudió la herencia orgánica sobre la base de las ideas de Haeckel.

En 1885, año de la epidemia de cólera, Gómez Ferrer se encargó de atender a los enfermos del barrio de Escuelas pías tras solicitar una plaza de agregado del Cuerpo Municipal de Sanidad.

En 1886 ganó una plaza de médico del Hospital provincial que no ocupó hasta más tarde. También ganó el cargo de ayudante de clínicas de la Facultad de Medicina de Madrid y de médico del Asilo San Juan Bautista. Tras opositar a otras cátedras, lo hizo a las vacantes de enfermedades de la infancia de Barcelona, Valencia y Granada. Eligió la de su ciudad natal.

En 1892 ingresó en la Academia de Medicina de Valencia, de la que en 1905 sería su secretario y en 1917 su presidente. En 1899 fue elegido vicepresidente del Ateneo de Valencia (no el actual Ateneo mercantil). En el mismo luchó para implantar la educación obligatoria en España y para divulgar temas médicos especialmente sobre higiene dirigidos a las madres.

En 1902 pudo compatibilizar su plaza de profesor con la que obtuvo en el Hospital provincial. A partir de entonces se encargó de la sala de niños. Pagaba en ocasiones los medicamentos que el hospital no poseía así como prendas, mantas, y otras cosas que se necesitaban.

En 1903, tras la muerte de Miguel Orellano, dirigió la revista médica La Medicina Valenciana, donde publicó buena parte de sus trabajos y sus ideas.

En 1908 fue designado miembro de la Junta de Protección a la Infancia y Represión de la Mendicidad en representación del Instituto Libre para la enseñanza de la Mujer.

En 1913 presentó ante la Junta Provincial de Protección a la Infancia una propuesta para que el Gobierno español aprobara una ley que estableciera la creación de tribunales de protección de menores.

En 1914 se constituyó una comisión para poner en marcha el hospital infantil de Valencia. Para ello se compraron unos terrenos en Paterna (67.000 metros cuadrados) con lo que se había recaudado. Sin embargo, más tarde, el proyecto quedó aparcado durante décadas.

En 1919 Gómez Ferrer fue nombrado decano de la Facultad de Medicina de Valencia, cargo que ocupó hasta su muerte.

En 1923 el Gobierno francés le otorgó la Legión de honor en reconocimiento a su labor asistencial y a su tarea científica en el campo de la pediatría.

Gómez Ferrer participó en varios congresos tanto nacionales como del extranjero y publicó buen número de trabajos tanto científicos como de divulgación, dirigidos a los padres con hijos.

Falleció el 11 de junio de 1924.

Cierre
No vamos a hablar aquí de la obra científica de Gómez Ferrer. A pesar de que no se ha realizado un estudio a fondo de su obra, puede encontrarse bastante información bibliográfica sobre él.

Aquí estamos en la calle Gómez Ferrer de Valencia, situada entre el Hospital Clínico y el que se conoce como “Materno Infantil”. ¿Hubiera podido ser éste el Hospital que imaginó? Lamentablemente se construyó en un momento que ya no era necesario debido a muchos motivos, entre ellos el descenso de la natalidad.

No sólo Valencia le recuerda. En muchos pueblos de Valencia puede encontrarse una plaza, una calle, un parque o una avenida con su nombre. Esto indica el agradecimiento de los valencianos a Gómez Ferrer por su generosidad, por su labor asistencial y científica.

Bibliografía

–Borrás Juan, J.A. (1968). El Doctor Ramón Gómez Ferrer, ilustre pediatra español. Valencia, Facta [separata de la revista Medicina Española, vol. 60]
–Comín, J. (1922). Homenaje al profesor Ramón Gómez Ferrer: discurso pronunciado… en el Instituto Médico Valenciano el 27 de mayo de 1922. Valencia, Publicaciones de La Crónica Médica.
–Cómo honra Valencia a un sabio. Pueblo, diario republicano de Valencia, 19 de mayo de 1920, p. 1.
–El doctor Gómez Ferrer y los niños. Pueblo, diario republicano de Valencia, 15 de mayo de 1920, p. 1.
–El homenaje al Dr. Gómez Ferrer. Pueblo, diario republicano de Valencia, 16 de mayo de 1920, p. 1.
–Estellés Salarich, J. (1920). El homenaje de Valencia al doctor Gómez Ferrer. Pueblo, diario republicano de Valencia, 19 de mayo de 1920, p. 1.
–Homenaje al Dr. Gómez Ferrer. Pueblo, diario republicano de Valencia, 17 de mayo de 1920, p. 2.
–La sesión del Ayuntamiento. Pueblo, diario republicano de Valencia, 10 de mayo de 1920, p. 3.
–Homenaje al Dr. Gómez Ferrer. Oro de ley, pp. 307-308
–López Piñero, J.M. et al (1992). Historia de la Medicina valenciana. Valencia, Vicent García Editors, vol. 3.
–Micó Navarro, J.A. (1993). Ramón Gómez Ferrer (1862-1924), primer catedrático de pediatría de Valencia. Valencia, Médicos, abril, nº 40, pp. 25-29.
–Torralba Rull, B. (2013). Ramón Gómez Ferrer: cronología de una vida dedicada a la infancia: 150 aniversario de su nacimiento. Valencia, Albatros.
–Una deuda de gratitud satisfecha. Valencia al doctor Gómez Ferrer. Las Provincias, martes 18 de mayo de 1920, p. 1
–Valencia y el doctor Gómez Ferrer. Nuevo Mundo, 6 de agosto de 1920.
–Varios autores (1920). El homenaje que Valencia a tributado a nuestro director el doctor Gómez Ferrer. La Medicina Valenciana, vol 20, pp. 200-248.
–Vidal Campos, A. (2017). Estudio de la revista ‘La Medicina Valenciana’ (1901-1920). Valencia, Trabajo Fin de Grado, dirigido por J.L. Fresquet.

 

Se inaugura la exposición permanente ‘Colección histórico-científica de la Universitat de València. 2: Medicina y Sociedad’

El rector de la Universitat de València ha inaugurado hoy la Exposición permanente Colección histórico-científica: 2. Medicina y sociedad. Como su título indica es la parte correspondiente a la Medicina, a lo que antes se denominaba Colección histórico-médica. Ha asistido numeroso público de instituciones valencianas como la Sociedad de Amigos del País y de la Real Academia de Medicina y de Ciencias afines de la Comunidad Valenciana, vicerrectores, decanos y vicedecanos, profesores de la Universidad, personal de administración y servicios, medios de comunicación, exalumnos, estudiantes y miembros de las familias que han donado objetos y piezas. Han hablado el prof. Federico Pallardó, decano; los profs. José L. Fresquet y Carla Aguirre, comisarios de la exposición; la Dra. María Luz López Terrada, directora del Instituto de Historia de la Medicina y de la Ciencia López Piñero (Universitat de València-CSIC); y el rector, prof. Esteban Morcillo.

Esta Colección nació a mediados de los años setenta gracias a la labor desarrollada por el profesor López Piñero. El modesto núcleo inicial estaba compuesto por objetos e instrumentos que pudieron reunirse de la propia Facultad y Hospital Clínico. Con el tiempo y la dedicación desinteresada de las generaciones de profesores y colaboradores que han pasado a lo largo de los últimos cuarenta años por la institución, se han organizado un buen número de exposiciones temporales a la vez que la Colección ha ido creciendo gracias a las donaciones desinteresadas de particulares,  así como de instituciones sanitarias.

Después de cinco años de obras, traslados y otros cambios, e inmersos en una profunda crisis social y económica, parecía que los iniciales proyectos habían entrado en un impasse. Gracias al interés del Vicerrectorado de cultura e igualdad y al Decanato de la Facultad de Medicina y Odontología, y a meses de trabajo, por fin se ha hecho realidad el proyecto. No recoge éste todo lo que se hubiera querido, pero se habla ya de posibles ampliaciones.

La intención de esta Colección es doble. Por un lado, como así ha sido desde sus inicios, su gran utilidad para la docencia y la investigación. Las fuentes iconográficas y materiales cobran cada vez más importancia para el historiador. Nuestra presencia en las carreras sanitarias en Valencia (grados y másteres) es amplia e intensa y el recurso a este tipo de fuentes resulta de gran interés para los estudiantes. Ahora queremos extender también este uso a otros niveles de la enseñanza elaborando materiales  ad hoc para los docentes y los alumnos de estudios secundarios y primarios. Por otro lado, se pretende difundir la cultura histórico-médica e histórico-científica al ciudadano y que éste pueda conocer de cerca qué se hace en la Universidad y cómo se utiliza el dinero de sus impuestos.

El discurso expositivo es muy neutro y recurre a grandes hitos de la historia de la medicina que dan contexto a las piezas que se exponen; hay que recordar que se trata de una exposición permanente. Los materiales que se presentan se han agrupado en una serie de módulos:

1) Se recogen las dos grandes tradiciones valencianas, la morfología y la terapéutica. Por eso la exposición comienza con la primera, que hace referencia a la importancia que tuvo el Movimiento vesaliano en Valencia, al significado que tuvo en su momento el Atlas anatómico de Crisóstomo Martínez, a la obra iniciada por Gómez Alamá y a la estancia de Santiago Ramón y Cajal en nuestra ciudad y sus consecuencias. El darwinismo y la terapéutica se exponen en el Instituto de Historia de la Medicina y de la Ciencia López Piñero, en el Palacio Cerveró.

2) La segunda parte de la exposición trata de ilustrar cómo se asimilaron en Valencia las corrientes aparentemente opuestas de la medicina hospitalaria y la medicina de laboratorio. Como denominador común se ha utilizado la idea lainiana de las tres mentalidades de la patología y clínica: la anatomoclínica, la fisiopatológica y la etiológica. De esa forma el visitante puede contemplar los tres estratos sobre los que se ha edificado la medicina contemporánea. En este apartado se ha incluido también todo lo relativo a la epidemia de cólera que afectó a Valencia en 1885 y la vacunación Ferrán.

3) La cirugía también ha gozado en Valencia de una larga tradición que se remonta incluso al periodo anterior en el que se fundó la Universidad. A ella se dedican las siguientes secciones de la exposición. Se muestra cómo era antes y después de lo que se ha dado en llamar Revolución quirúrgica. Se describe cómo la anestesia, la hemostasia, la antisepsia y la asepsia fueron penetrando en nuestro entorno y cambiando el aspecto de los quirófanos y abriendo nuevos caminos a la cirugía. Se pasa después a la constitución de las especialidades médico-quirúrgicas. La invención de instrumentos y las mejoras técnicas fueron responsables de la aparición de la oftalmología, la obstetricia y ginecología, la otorrinolaringología y la urología. De todas ellas se muestran interesantes materiales procedentes, sobre todo, del periodo de entreguerras. Finalmente la exposición integra también la Odontoestomatología cuyo estudio hoy se integra en la Facultad.

4) Como elemento útil para la docencia se ha incorporado además una vitrina que trata de mostrar la evolución humana y de ilustrar lesiones características de la Paleopatología o estudio de las enfermedades en la Antigüedad a través de los restos óseos que han quedado.

5) Completan la exposición bustos, placas conmemorativas, la Colección de materia médica y grandes aparatos, como el primer microscopio electrónico que funcionó en el Hospital La Fe, de Valencia.

En los depósitos quedan muchísimas  piezas que podrán utilizarse en exposiciones temporales que profundicen en aspectos concretos de la medicina. Al menos este es nuestro deseo.

Quedan ustedes invitados a una visita. Segunda planta de la Facultad de Medicina y Odontología de la Universitat de València. La otra parte de la exposición «1: Ciencia y sociedad» se expone en el Palacio Cerveró.

Vista parcial de la Exposición

Dr. Moliner: la corrida de toros que le costó el rectorado

Hijo de unos plateros, Francisco Moliner Nicolás nació en Valencia el 20 de febrero de 1851 (el 21 de febrero de 1855, según me comunica Mercé Millet que ha consultado la partida de nacimiento. Gracias). Estudió Medicina en Valencia licenciándose en 1876. Se doctoró en Madrid y en 1883 obtuvo por oposición la cátedra de Patología médica de la Universidad de Zaragoza. Se trasladó después como catedrático de Obstetricia a la Universidad de Granada donde permaneció no más de un mes. Volvió a su ciudad natal como catedrático de Fisiología. En 1887 se le encargó la de Patología médica que ocupó hasta su cese de 1908.

Moliner llegó a ser rector de la Universidad de Valencia desde 1893 a 1895 y desde diciembre de 1897 hasta enero de 1898 cuando fue cesado del cargo por el ministerio.

Moliner presidió el Ateneo Científico de Valencia en 1895. Fue miembro del Instituto Médico Valenciano. Desarrolló campañas contra la tuberculosis y creó el Sanatorio antituberculoso de Portacoeli con su fortuna personal y con las ayudas que conseguía con la ayuda de estudiantes y de obreros.

Los estudiantes de Valencia siempre le admiraron y defendieron. Él les apoyó, promovió el asociacionismo estudiantil, y les ayudó a llevar adelante este tipo de agrupaciones. Gracias a Moliner, por ejemplo, la Estudiantina de Valencia fue recibida en el Palacio de Oriente y actuó ante la familia real. Colaboró a que en Valencia se celebrara un Congreso nacional de asociaciones estudiantiles en 1910. Los estudiantes de otros distritos universitarios también se movilizaron por él y sus causas en varias ocasiones.

Desde el punto de vista político Moliner comenzó cerca del blasquismo, pero pronto se puso de lado de los sorianistas, profundos enemigos de Blasco Ibañez. Después fue diputado a Cortes por el Partido Liberal. Finalmente, poco antes de morir, logró de nuevo el escaño, pero en esta ocasión por el Partido Conservador. Su discurso se desenvolvió siempre alrededor de la idea de regenerar la sanidad y la educación nacionales. Llegó a ser popular más allá de Valencia. Con frecuencia viajaba por el país para explicar su mensaje y en defensa de los obreros.

Los últimos años de su vida los pasó prácticamente en Madrid, donde murió el 21 de enero de 1915.

Una corrida de toros fue motivo de una gran polémica que acabó en su destitución como rector de la Universidad de Valencia. Amante de las causas benéficas, organizó una para recaudar fondos para las víctimas de las inundaciones de 1897. Su intención en un principio era que se celebrase antes de tomar posesión en el cargo, pero un temporal obligó a aplazar el festejo.

Los progresistas y la prensa que les apoyaba atacaron de inmediato a Moliner acusándole de promover un espectáculo alejado de la vida académica y científica, vanagloriarse de su tauromaquia y hacer dejación de sus deberes como rector. Ya entonces había muchas voces contra la fiesta taurina.

Moliner respondió que él había participado como miembro de la Junta Central de Socorro y que había recibido el nombramiento de rector cuando el asunto ya estaba gestionado. Señaló que las corridas no eran inmorales ni ilegales y que el verdadero motivo de la que organizó fue socorrer a los pobres.

El ministro de Fomento le pidió explicaciones desde Madrid. El retraso en la respuesta fue interpretado como rebeldía y fue destituido como rector. En su lugar fue nombrado Ferrer y Julve. Pronto llegó el apoyo de los estudiantes que se negaron a entrar en las clases y se manifestaron. Fueron a visitar al nuevo rector y consiguieron que éste no aceptase el nombramiento. Sin embargo, no fue aceptado por el ministerio. Siguieron más reuniones y manifestaciones. Moliner marchó a Madrid y el problema trascendió los límites de la ciudad de Valencia.

Este tipo de problemas se alargó prácticamente hasta su fallecimiento. Incluso llegó a estar encarcelado. Fue un personaje muy polémico pero muy querido en su ciudad natal.

Hoy traemos aquí unas imágenes del número monográfico que la revista taurina Sol y sombra le dedicó. Se trata del número 40 de fecha 20 de enero de 1898. En la segunda portada aparece la fotografía de Moliner. La corrida se celebró el 2 de enero a favor de las víctimas de las inundaciones. Los matadores fueron Carlos Gasch (Finito), Francisco Aparici (Fabrilo), José Pascual (Valenciano) y José Pons (Valencia). El extenso reportaje, con muchas fotografías, ocupó la práctica totalidad del semanario. Aquí dejamos una muestra.

Nuevos derechos de los animales. Jornadas en la Universitat de València

Muchas veces uno ni se entera de lo que sucede en su universidad. Gracias a la Red, veo que en la mía acaban de impartirse unas jornadas sobre El nous Drets: Drets dels animals? (Los nuevos derechos: ¿Derechos de los animales?). En cierto modo es un alivio en las fechas en las que nos encontramos. Apenas acaban de terminar las que para mi son absurdas fiestas de San Fermín de las que todos los informativos de las televisiones nos han obsequiado con las ‘ejemplificantes’ entrevistas a decenas de borrachos callejeros. Continúan ahora los medios ofreciendo ‘información’ sobre las fiestas de cada aldea y de cada pueblo cuya máxima expresión de civilización de sus ‘tradicionales fiestas’ es el maltrato animal. Prefiero la de aquellas ciudades que se divierten arrojándose algo, ya sea vino, agua, tomates, harina, huevos o lo que sea. Un año más tendremos que escuchar sin que nos de tiempo a cambiar de canal, desconcertantes, groseras y toscas opiniones de ‘intelectuales’ o de ‘analfabetos’ sobre la tradición, el ‘arte del toreo’ y que el animal no sufre.

Vuelvo a las jornadas. Han sido organizadas por el Institut de Drets Humans, de la Universitat de València. Se han abordado diferentes temas desde distintas perspectivas. No solo se ha hablado de los toros. También se ha estudiado la investigación que utiliza animales, las leyes de protección de los animales y de alimentación, entre otras cosas. Las Jornadas son una prolongación de una asignatura que se imparte desde hace cinco años con el mismo título.

Gracias a estas Jornadas también me he enterado de que la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Valencia celebró el pasado 25 de marzo una reunión de la Junta de centro, en la que se aprobó una declaración en contra de las corridas de toros.

Este tema, y su enseñanza en forma de asignatura o de Jornadas, es una iniciativa pionera en el ámbito universitario español. Se han sumado también la Universitat Autònoma de Barcelona y la Carlos III de Madrid.

Las universidades pueden aportar mucha luz en estos temas, realizando acercamientos científicos y éticos frente a los planteamientos  que no sobrepasan los tópicos. Para mi ésta es una buena noticia en tiempos de tanta ‘caspa’ irracional con suculentos negocios en la trastienda.

Aportaciones de Amalio Gimeno como ministro de Instrucción pública

A continuación voy a reproducir un texto que se publicó en La Crónica Médica y en Las Provincias de 25 de febrero de 1907 en el que se hace balance de la primera etapa de Amalio Gimeno como ministro de Instrucción pública. Después, entre el 3 de abril de 1911 y el 12 de marzo de 1912, volvió a ocupar la cartera. En los mismos se recogen importantes aportaciones relativas al país y a Valencia que a menudo se olvidan. Quizás haya llegado el momento de recuperar este tipo de informaciones.

«El Dr. D. A. Gimeno y su balance en Instrucción pública
Ya vuelve a estar con nosotros. Ya casi podemos tutearle. Nuestro querido amigo y compañero ha dejado de ser ministro de Instrucción pública, y se ha reintegrado a sus patrios lares, en donde será de nuevo el regocijo de su familia, la satisfacción de sus amigos, el consuelo de sus clientes y la alegría de su biblioteca, en donde las horas de estudio, y el oejeo de sus libros, y la nota y el apunte para sus trabajos científicos sucederán a la vida agitada, a la preocupación de la ‘res publica’, a las citas cronométricas, a las recepciones oficiales, a las responsabilidades parlamentarias, y sobre todas estas ‘minucias’, a aquella avalancha incalculable de recomendaciones de todas clases que amargan a cada momento las dulzuras de la vida ministerial.

Cuando el Dr. Gimeno fue llamado a los Consejos, ocupando el departamento de Instrucción pública para el que fue solicitado por sus amigos políticos y por la opinión del país, la España intelectual en masa aclamó como el escogido entre los mejores, y nosotros saludamos su advenimiento como una esperanza legítima para la patria. ¡Pero cuán fugaces son las glorias humanas en la vida ministerial de este país!

Desde el 10 de julio al 24 de enero, distribuido en dos etapas ministeriales, siquiera el interregno fuera de breves horas, y siempre combatida la labor ministerial por los descontentos e impacientes de la política, siempre los adversarios minando el terreno que pisan los ministros, siempre la fatídica palabra ‘crisis’ siendo como el ‘Mane Thecel Phanes’ del banquete Babilónico… ¡Qué plan ni qué pensamiento educativo de un país puede desarrollarse en estas circunstancias, siquiera el que hubiera de ponerlo en acción tuviera los arrestos intelectuales del amigo Gimeno?

Y sin embargo, hay que rendirnos a la evidencia; la gestión ministerial de nuestro compañero ha superado a toda previsión o esperanza.

Percatado nuestro ministro de que el problema pedagógico en España debía comenzarse a resolver por la primera enseñanza, inició sus reformas en las Normales de maestros y fundó de un solo golpe 222 escuelas, pagadas directamente por el Estado, con una nueva preparación para los maestros; ha aumentado a 555.000 pesetas la raquítica suma de 120.000 que había antes consignada para la construcción de edificios escolares, dejando así en los presupuestos una semilla fecunda de progreso escolar por nadie igualada desde Claudio Moyano hasta nuestros días.

Él hizo votar 30.000 pesetas para pensiones en el extranjero, organizando este servicio como no lo ha estado nunca, y por primera vez ha llevado al articulado de la ley de Presupuestos el aumento de sueldo de catedráticos, mediante la transformación de los derechos de exámenes, mejora que por la oposición de los conservadores, y especialmente del actual ministro Rodríguez Sampedro, no pudo ya sacar adelante en los últimos y ya angustiosos momentos de su discusión en el Senado.

La creación por real decreto de una Junta para el fomento de la educación nacional y otra no menos interesante para ampliación de investigaciones y estudios científicos, cuyo personal idóneo y competentísimo ha de ser la mejor garantía de su éxito, y la institución de la Caja para investigaciones científicas, que ha merecido el elogio de propios y de extraños, ¿no son datos elocuentísimos de una intensa labor del ministro sazonada con el jugo cerebral, producto de madurísimos estudios, que han abierto nuevos derroteros a la Instrucción pública en España?

Y no se diga de la predilección con que el eximio senador por esta Universidad ha correspondido a la confianza que este claustro tiene en él depositada.

No hace muchos años, el claustro de esta Universidad estaba exclusivamente reducido a las Facultades de Derecho y Medicina. Obra suya fue, por su mediación con su íntimo amigo el entonces ministro de Hacienda, el Sr. Canalejas, la creación de una Facultad de Ciencias de nueva planta, en su sección de Ciencias físico-químicas hasta la licenciatura inclusive, y poderosamente influyó también en la creación de la Escuela de Comercio cerca del ministro del ramo, Sr. Romanones, y durante su gestión ministerial él ha llevado a los presupuestos del Estado el mantenimiento de la Facultad de Letras, y de una sola plumada ha incluido en los mismos presupuestos toda una Escuela Superior de Industrias que no existía.

Las subvenciones con créditos del departamento de Instrucción pública a la ‘Enseñanza de la mujer’ en esta capital, a la Escuela de Sordomudos, a las Escuelas de Artesanos y a las de Cullera, ¿no son testimonios inequívocos de su amor por las cosas de Valencia? ¿Y su denodado esfuerzo y su decidido empeño, escasamente secundado por cierto, excepción hecha del entonces alcalde de esta ciudad, Dr. Sanchís Bergón, por conseguir terrenos en esta ciudad para construir un soberbio palacio que costara cuatro millones de pesetas al Estado, con destino a las Facultades de Medicina y de Ciencias, llevando a la ‘Gaceta’ el real decreto del concurso de planos arquitectónicos que dentro de poco terminará, no son datos irrecusables de patriotismo regional?

¿Hubo alguien que hiciera más o mejor en pro de los intereses generales del país en el ramo de enseñanza y de los locales de Valencia, siendo acusado por esta predilección por un diputado que intentó argüirle diciendo que como ministro no se había acordado más que de que era valenciano y médico…?

¡Lástima grande que la inestabilidad de los gobiernos de este país, no hayan permitido al doctor Gimeno desarrollar sus vastos planes de enseñanza y su bien meditado estudio de educación nacional!

Ello no obstante, esté tranquilo nuestro buen amigo, que partidarios y adversarios suyos han de reconocerle siempre el mérito de su labor ministerial; y cuando allá en el fondo de su alma quiera hacer apelaciones a sus recuerdos de seis meses al frente de la Instrucción pública en España, por encima de los contratiempos y luchas sostenidas en tan ardua empresa, flotará siempre la satisfacción del deber cumplido, que es el mejor galardón de los grandes espíritus y de las conciencias honradas».

M.C.
[Crónica Médica] y Las Provincias 25 de febrero de 1907, p. 1.

Proyecto de investigación HAR2008-04023 (La Medicina a través de la prensa diaria: El Imparcial y Las Provincias, 1898-1930)

Homenaje a Darwin de los estudiantes de medicina de Valencia (1909). Parte 34 y última

Con el cierre del año llegamos al final. El último es un artículo que apareción en Germinal. Por él nos enteramos de por qué la figura del entonces rector de la Universidad de Valencia, el médico Machí Burguete, no aparecía en ninguno de los actos que tuvieron lugar en el Homenaje a Darwin. De momento cerramos la sección. Esto no significa, sin embargo, que si encontramos más datos y opiniones de la época, las recojamos.

Unamuno en Valencia

Invitado por los jóvenes escolares de Medicina ha permanecido en Valencia durante breves días el ilustre rector de la Universidad de Salamanca D. Miguel de Unamuno.

Su prsencia la ha motivado el interés que los escolares valencianos -los únicos de España- demostraron por honrar la memoria del gran naturalista inglés Carlos Roberto Darwin, con ocasión de celebrarse estos días el centenario de su nacimiento.

Y en una velada que celebraron en el Paraninfo de la Universidad y en la que tomaron parte los doctores Boscá, Bartual y Casanova, pronunció un discurso bellísimo, superior a toda ponderación ya por la forma sugestiva y extrañamente amena sino por su fondo alentador, de alto consuelo y superior idealismo.

Retazos del discurso andan por ahí con las reseñas periodísticas; el discurso completo ya será conocido del público en general porque en ese trabajo se hallan en la actualidad los taquígrafos y los jóvenes escolares. Nosotros nos atenemos a recomendarlo eficazmente a nuestros lectores por las profundas verdades que en él se dicen y aún nos permitimos llamar la atención sobre la segunda mitad para que reflexionando sobre ella puedan producir su efecto aquellas palabras de un elevado sentido moral, de un gran consuelo ético.

Hubiera estado en nuestros medios y es seguro que a estas fechas anduvieran ya publicadas cuantas palabras vertió en sus tres conferencias -las dos conferencias posteriores no fueron sino continuación de la hermosa oración en honor de Darwin- y así hubiéramos honrado honrado el talento y prestado un gran servicio a la ciudad. Quizá sea Valencia la ciudad que más necesitada se halle de estos refrigerantes para encauzarse por los amplios senderos de un más puro espiritualismo.

Pero no siempre se hallan acordes el pensamiento y la realidad. Aquellos nuestros anhelos por hacer llegar hasta el último rincón la voz del apóstol que predica la nueva doctrina de la liberación y emancipación de España por la creación de una conciencia y la afirmación de la personalidad, tropezaron con no pocos inconvenientes y dieron al suelo todos nuestros amables planes.

Mas no nos quedaremos sin guardar este tesoro y sin saborearlo detenida y reflexivamente porque ya los trabajos están bastante adelantados, lo que celebramos de todas veras.

Tres conferencias dio D. Miguel de Unamuno en esta ciudad y fueron tres formidables arietes que conmovieron el quietismo de nuestros sabios oficiales. Sus engurruñidos cerebros, necesitaban un espolique para recobrar su estado normal y la palabra de Unamuno sirvió de modo elocuentísimo.

Los pobres señores que pasaron su tiempo entregados a la vulgar rutina sin perquirir siquiera el objeto para el que se les puso en una cátedra mostraron su indiferencia desdeñosa y continuaron rumiando sin molestarse ni aún para oír al compañero. Son los eternos caballos de noria -como dice el mismo Unamuno- que reciben el pienso y ruedan mecánicamente sin enterarse del objeto a que se les destina ni la utilidad o beneficio de su labor.

Y coronando a toda esta indiferencia grosera, como capitaneándola, está la actitud del rector señor Machí, modelo de incorrección, de fanatismo, de descortesía, de doblez espiritual y de hipocresía. No ha habido un solo periódico que censurase el proceder a sueldo de este rector estirado, con cara grave y severa como el compañero de Sancho Panza, que en esta ocasión mostró sus sentimientos fanáticos, su alma de radiante doblez y su espinazo asaz flexible con el alto que reparte mercedes o con la sotana que empuja y ayuda a subir cuando no se tienen méritos propios y se carece de personalidad científica y social.

Nos extraña que esta conducta observada por la primera autoridad académica para con un compañero de igual categoría oficial no haya encontrado censores acres entre el profesorado y la Prensa. Pasar en silencio esto equivale a aplaudir su conducta y esto dudamos que se haga ni consienta.

Por más que si el Sr. Unamuno hubiese reparado en el comportamiento desdeñoso del rector y en la indiferencia de nuestros togados de la Facultad de Derecho seguramente habría exclamado con su habitual franqueza – Hacen bien ¿para qué han de venir a oírme? No me entenderían y encima acreditarían de vulgares llamándome el hombre de las paradojas.

Y en tal respecto ha hecho bien el Sr. Machí al no comportarse debidamente y mejor aún los otros ‘sabios’ que capitanea el ‘genial’ Cepeda.

El Sr. Unamuno tuvo desde que llegó a esta capital a un grupo de profesores y catedráticos, a un puñado de jóvenes estudiantes y a un puñado de jóvenes estudiantes y a una gran masa de trabajadores y comerciantes de obreros y de industriales que siempre se hallarán dispuestos a escuchar su palabra y a recoger sus enseñanzas.

Puede, pues estar satisfecho y sentir hasta orgullo de que aquellos brillasen por su ausencia. Contó con los amantes del estudio y con el pueblo; su semilla cayó toda en buena tierra.

Los valencianos le pueden estar agradecidos.

Germinal, 28 de Febrero de 1909

Homenaje a Darwin de los estudiantes de medicina de Valencia (1909). Parte 33

Insertamos noticias breves en relación con el homenaje que los estudiantes de medicina de Valencia tributaron a Darwin en 1909. Proceden de El País, ABC y Madrid científico.

Crónica
España
El Centenario de Darwin en España
En la Universidad de Valencia celebrose el lunes 22 una sesión conmemorativa del Centenario de Darwin.

Los Doctores Bartual y Boscá pronunciaron elocuentes discursos enalteciendo la obra científica del famoso patrocinador y organizador de las ideas de ‘selección’ y transformismo en la naturaleza, y el siempre notables D. Miguel de Unamuno dijo unas cuantas cosas de las suyas, contribuyendo a que la sesión resultase amena y emocionante.

También hemos leído que en Lorca se realizó o proyectó realizar algún otro acto en honor a la memoria de Darwin, pero no tenemos noticia precisa de lo que en definitiva se haya hecho en este sentido.

Madrid Científico, Año XVI (1909), Núm. 623, p. 112

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Mañana por la noche se celebrará en el Paraninfo de la Universidad la velada organizada para conmemorar el centenario del natalicio de Darwin, por la Academia Médico-escolar.

Para tomar parte en dicha solemnidad, en el correo de esta mañana llegó el señor Unamuno, siendo recibido por los escolares y numeroso público.

El País, 23 de Febrero de 1909
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Homenaje a Darwin
(Por telégrafo)
Banquete a Unamuno
Valencia 22 (9’50 n.).- Los organizadores del homenaje a Darwin, han obsequiado hoy con un banquete al Sr. Unamuno.

Con este motivo el rector de la Universidad de Salamanca ha pronunciado un discurso en acción de gracia.

Le ofreció el banquete, en breves palabras, el rector de esta Universidad.

Velada en la Universidad
Valencia 22 (10’55 n.)- En el Paraninfo de la Universidad se ha celebrado una velada solemne en conmemoración del centenario de gran Darwin.

Al acto, que resultó brillantísimo, acudió todo el elemento intelectual de la población valentina, predominando entre la concurrencia gran número de señoras y una importantísima representación de la clase escolar que llenaba por completo el salón de actos.

Por las galerías había inusitada concurrencia, que no pudo lograr sitio.

La velada fue presidida por el decano de la Facultad de Medicina Sr. Casanova.

El catedrático D. Pascual [Eduardo] Boscá pronunció un notabilísimo discurso de tonos tan elevados y dicho tan magistralmente, que cautivó al auditorio por la concisión de ideas expresadas con verdadera valentía.

El público, que escuchó con religioso silencio la magnífica peroración, le tributó una formidable ovación, tan arrebatadora y espontánea como jamás se ha conocido en estos discursos doctrinales e históricos.

El presidente, Sr. Casanova, hizo el discurso resumen en uno muy elocuente y oportuno que arrancó otra nueva ovación.

El público salió verdaderamente entusiasmado del brillante resultado, que honra a sus organizadores y a la memoria del insigne Darwin.- Fdo. Manaut

El País, 23 de Febrero de 1909

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De Valencia
Conferencia de Unamuno
Valencia, 23 (11 n.)- Se ha celebrado en el Paraninfo de la Universidad la conferencia dada por el señor Unamuno.

Trató sobre la cultura e instrucción diciendo que en lugar de que avance el campo hacia la ciudad debe la ciudad avanzar hacia el campo.

Analizó después las teorías de Darwin, siendo muy aplaudido.

Le presentó el presidente del Ateneo científico, en breves e inspiradas frases.

Asistieron al acto los profesores de la Universidad y del Instituto y muchos más

El País, 24 de Febrero de 1909
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Valencia
Jueves 18, 9h.
Homenaje a Darwin

Se han circulado las invitaciones para el homenaje escolar a Darwin, que se celebrará el lunes próximo en el paraninfo de la Universidad.

Presidirá el decano de la Facultad de Medicina, Sr. Casanova, y hablarán los catedráticos Sres. Bartual, Bosacá y Unamuno, que llegará el domingo con este objeto.

ABC, Viernes 19 de Febrero de 1909

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Homenaje a Darwin
Valencia, 22, 4 t.
Un banquete
En Miramar se ha verificado el banquete obsequio del claustro universitario al Sr. Unamuno.

Ha asistido muchos catedráticos, el exministro D. Amalio Gimeno y el senador electo D. José Herrero.

No ha habido más brindis que el del rector, doctor Machí, ofreciendo el banquete, y el del Sr. Unamuno.

El acto
Bajo la presidencia del decano dela Facultad de Medicina, Sr. Casanova, se ha celebrado en el paraninfo de la Universidad el homenaje a Darwin, organizado por la Academia Médico-escolar.

La noticia de que hablaría el Sr. Unamuno había despertado tan grande expectación, que fue necesario desistir de que la entrada fuese pública, y repartir invitaciones.

Al presentarse el ilustre catedrático de la Universidad de Salamanca, el público, que llenaba por comleto el paraninfo, le tributó una ovación calurosísima.

Comenzó el acto con los discursos de los Sres. Casanova y Bartual; el alumno señor Lucas leyó un trabajo del Sr. Boscá, y el señor Unamuno hizo uso de la palabra.

Es tarea imposible dar por telégrafo una idea siquiera aproximada del magnífico trabajo del catedrático salmantino, que, con pretexto de reseñar la vida del sabio autor del ‘Origen de las especies’ y comentar sus doctrinas evolucionistas, ha desenvuelto una serie de ideas personalísimas y muy interesantes sobre la vida de los pueblos modernos, el progreso individual y colectivo de las naciones y la necesidad absoluta de una ética agresiva y afirmativa que substituya a la ética negativa que hasta ahora hemos padecido.

El discurso del sabio profesor, original y ameno siempre, a ratos instructivo y a veces paradójico, ha sido escuchado con gran curiosidad y aplaudido al final con entusiasmo.

ABC, Martes 23 de Febrero de 1909

Homenaje a Darwin de los estudiantes de medicina de Valencia (1909). Parte 32

Siguen dos artículos de distinto signo en torno al Homenaje que los estudiantes de medicina de la Universidad de Valencia dedicaron a Charles Darwin en 1909. Provienen de Cádiz, uno de El Correo de Cádiz y el otro de El Radical Gaditano. Desgraciadamente el segundo está cortado y no lo hemos podido completar. Ahí van:

Homenajerías

La Universidad valenciana se apresta a rendir homenaje a la memoria de Carlos Roberto Darwin, naturalista inglés fundador de la Escuela transformista, nacido en la soberbia Albión en el año de 1809.

Por si nuestros lectores no lo saben, que sí lo sabrán, bueno es decirles que Darwin fue aquel ‘sabio’ que ‘descubrió’ el origen de la especie humana, viniendo a deducir por sucesivas y lógicas transformaciones, que el hombre desciende del mono, quedándose después tan satisfecho y fresco, en espera de un homenaje cuando se cumplieran cien años de su natalicio.

A la Universidad valenciana cabe la satisfacción de esta ‘homenajería’, en la que, la autorizada palabra del Sr. Unamuno, Rector de la de Salamanca, ensalza la memoria de Darwin, dedicando de pasada, algunos elogios a sus antepasados los monos y tal vez relatándonos algunas monerías de la simpática familia de los cercopitecos, que aquel colocó en la escala zoológica como precursora de la humanidad.

Dios me libre de creer en tamaño absurdo y me perdone la idea que en estos mismos instantes se me viene a los puntos de la pluma, mareado por el fárrago de deducciones que Darwin hace en su escandalosa obra.

Pero a mí no hay quien me quite de la cabeza, que eso de las transformaciones tiene algo de racional, aunque en sentido inverso.

Es decir, que el hombre no desciende del mono, pero que hay hombres que van para monos, es indudable y ahí están los iniciadores de esa ‘homenajería’ que no me dejarán por mentiroso.

Aparte lo que esa obra significa religiosa y moralmente considerada, encierra algo, y aun mucho, de poco galante, pues no creo que les hará mucha gracia a las señoras y señoritas que asistan al homenaje, que les digan que descienden directamente de un orangután o de un gorila, y ya me calculo la carita de satisfacción que pondrán, ante un requiebro de tal naturaleza.
Philipo

El Correo de Cádiz, 20 de febrero de 1909

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Para ‘El Correo de Cádiz’
Homenaje a Darwin

Con el título de ‘Homenajerías’, trata el citado periódico en su número del sábado 20 del pasado Febrero del homenaje que la Universidad de Valencia, con asistencia del señor Unamuno hace a C.R. Darwin.

El tono altamente despectivo con que las ideas del ilustre naturalista inglés y partidarios suyos habla ‘El Correo de Cádiz’ así como el haber un acuerdo del Centro Escolar  que presido, por el cual se deseaba celebrar un homenaje a Darwin, acuerdo tomado sin conocimiento del de Valencia y que no se ha llevado a efecto por circunstancias que no son de este lugar tratar, son razones que me obligan a contestar algo a ‘El Correo de Cádiz’. en este asunto.

No vamos a discutir aquí con el autor del artículo citado las ideas transformistas, que sépalo dicho señor, cuentan con partidarios en España y fuera, de gran valer y prestigio; infinitas obras de ciencias naturales existen donde tales /…/ [Falta un renglón].

Empieza por llamar ‘homenajerías’, nombre despectivo, derivado de homenaje, al tributado a Darwin; es decir ‘homenaje no ganado, mal tributado o caricatura de homenaje’: los sabios de por ahí que creen a Darwin un hombre digno de tales homenajes se han equivocado: tiene razón pues ‘El Correo’. Pase lo de sabio con bastardilla que decía a Darwin y sigamos; dice ‘El Correo’ hablando de la doctrina transformista:

“Dios me libre de creer en tamaño absurdo y me perdone la idea que en estos mismos instantes se me viene a los puntos de la pluma, mareado por el fárrago de deducciones que Darwin hace en su escandalosa obra”.

¿Se puede saber señor articulista por qué afirma usted con plena conciencia que tales ideas son absurdas? ¿Creéis que el espíritu de la ciencia moderna es el de las afirmaciones rotundas, categóricas, el de cristalizar en una idea y cerrar el cerebro a toda innovación? Porque ese espíritu es el de nuestra España vieja; ese espíritu es el que ha cerrado aquí las puertas al progreso que de fuera viene y el culpable de que llevemos algunos años, muchos, de atraso en el camino de la civilización; ese es el espíritu de intransigencia, de intolerancia; el espíritu reaccionario en una palabra.

Y decir ¡por qué son escandalosas tales ideas? ¿Es quizá porque se quita la venda de la ignorancia al pueblo y se ve claro que los poderes que se asentaban sobre ciertos errores, han caído? ¿Es porque la visión de la verdad destruye viejas comerciales tradiciones?

Y sigue el articulista, supremo y único poseedor de la verdad afirmando de modo categórico: “Pero a mí no hay quien me quite de la cabeza, que eso de las transformaciones tiene algo de racional, aunque en sentido inverso.”

Es decir que el hombre no desciende del mono, pero hay hombres que van para monos es indudable y ahí están /…/ [se corta].

El Radical Gaditano, 3 de marzo de 1909

Homenaje a Darwin de los estudiantes de medicina de Valencia (1909). Parte 31

Ya estamos llegando al final. En unos días se cerrará el Año Darwin.

Insertamos hoy unos breves publicados en varios diarios donde se da noticia de la vuelta a Salamanca de Unamuno y del resumen de actividades que tuvieron lugar en Valencia con motivo del homenaje a Darwin:

Crónica local
Anoche visitó nuestra Redacción el rector de la Universidad de Salamanca, D. Miguel de Unamuno, acompañado de la comisión escolar.

Con gran satisfacción recibimos la visita del sabio eminente a quien admiramos por su talento y su independencia.

El Sr. Unamuno se trasladó al ‘Ideal Room’, donde se se encontraba D. Rodrigo Soriano, con el objeto de saludar a nuestro diputado.

Los Sres. Unamuno y Soriano conversaron durante un rato sobre cosas generales.

El Dr. Unamuno saldrá hoy para Salamanca, llevándose grata impresión de su estancia en Valencia.

Los valencianos, que tanto han aplaudido sus valiosos discursos, quedan con deseos de volver a oirle.

Le deseamos feliz viaje.

El Radical, 29 de febrero de 1909

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En el tren correo de ayer salió para Madrid y Salamanca el doctor Unamuno, que ha sido nuestro huesped durante breves días y que ha contribuido en primer término al acto realizado por los estudiantes de Medicina, que rompiendo con antiguallas y supersticiones han rendido homenaje de admiración al gran apóstol del transformismo biológico Carlos Darwin.

Despidieron al Sr. Unamuno en la estación gran número de catedráticos y la inmensa mayoría de los estudiantes de la Facultad de Medicina.

El Sr. Unamuno se va muy satisfecho de Valencia y ha prometido volver.

Al partir el tren resonó en los andenes una salva de aplausos.

El Mercantil Valenciano, 25 de febrero de 1909

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Darwin

Pocos días ha cumpliose el aniversario del nacimiento de Carlos R. Darwin, el gran naturalista que supo tallar nuevas facetas al brillante de la Creación y ostrarnos su inmensa grandeza, unificando en la armónica ley de evolcuión el perfeccionamiento de las razas.

En tal sentido fue Darwin el hombre que más ha contribuido a la gloria de Dios.

La pasión sectaria, que todo lo envenena, enfoca sobre su excelsa personalidad la luz de los réprobos, restando admiradores al espíritu más enamorado de las bellezas del universo.

Fue un sabio, que ensanchó el caudal de los conocimientos científicos en tales términos, que del aumento en el caudal regáronse primero, y fructificaron después, innumerables teorías, derivaciones del transformismo en el orden natural, económico, político, etc.

Al cumplirse los cien años de la fecha en que vino al mundo quien tanta gloria ha dado a la Humanidad, tan solo unos ilustrados y simpáticos jóvenes de Lorca [Aquí hay un error, ya que debe referirse a Valencia] se ha acordado de rendir público homenaje al eminente sabio.

Pero éste, en cambio, ha sido brillante.

En bien editado folleto han conseguido reunir varios artículos de las mejores firmas, que al divulgar la doctrina de Darwin serán su mejor oblación.

El Heraldo de Madrid, 17 de marzo de 1909

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Del homenaje a Darwin
En Valencia también

Nuestro querido colega el ‘Heraldo de Madrid’, en su número del miércoles último, y al hablar del homenaje tributado en España al sabio Darwin con motivo del centenario de su natalicio, incurre en una omisión que debemos, no rectificar, pero sí aclarar , en bien del nombre de Valencia y de la clase escolar médica valenciana.

No ha sido solamente en Lorca donde se ha glorificado la memoria del gran revolucionario inglés. Valencia también ha sabido honrar el nombre de Darwin, y por cierto digna y espléndidamente como cumplía a su cultura y amor a la Ciencia: El Pueblo dedicó varios trabajos a elogiar la vasta, grandiosa obra científica del del sabio naturalista biólogo y se asoció al homenaje a Darwin, organizado en la Universidad por los estudiantes de Medicina la noche del 22 de Febrero último, en cuido acto pronunciaron elocuentes discursos, catedráticos de tan justo renombre como Eduardo Boscá, Juan Bartual y Peregrín Casanova, y el ilustre Miguel de Unamuno, que ex profeso vino de Salamanca para asociarse a la fiesta.

Además, para perpetuar la fecha del centenario de Darwin, a expensas de los escolares de Medicina se colocó en la Facultad del mismo nombre una lápida, que fue inaugurada con gran solemnidad.

El mismo ‘Heraldo’ dio cuenta de estos actos en su sección telegráfica.

Y «Un madrileño», en crónica a los centenarios dedicada, escribió ha pocos días en nuestro estimado colega madrileño «El País», a propósito del centenario de Darwin, las siguientes líneas:

«El de Darwin se ha celebrado peor en Londres que en nuestra gran Valencia.

Lorca y Valencia se han acordado del centenario del gran revolucionario, del sabio que más ha influido en la filosofía y en las ciencias naturales en el pasado siglo. Valencia echó la Universidad por la ventana, puso una lápida, llevó a Unamuno, y demostró ser más digna de Luis Vives que de Machi y de Cepeda».

Consignamos estos hechos, no por prurito de rectificar al ‘Heraldo’ —de ningún modo: el popular diario ha demostrado repetidas veces sus simpatías por Valencia — sino para evidenciar que Valencia y la clase médica han honrado también al ilustre autor de «El origen de las especies».

El Pueblo, 20 de marzo de 1909

Placa inaugurada hace pocos días que rotula la plaza del actual Rectorado de la Universitat de València como ‘Plaza Charles Darwin’

Homenaje a Darwin de los estudiantes de medicina de Valencia (1909). Parte 30

Segumios insertando los artículos que aparecieron en la prensa de la época sobre el Homenaje que se tributó a Darwin en Valencia en 1909. Hoy, un artículo que hace referencia a Unamuno y la «descatolización». Después de cien años, creemos que muchas cosas de las que se dicen siguen vigentes. Fue publicado en El Pueblo, el 3 de marzo de 1909.

“… Voila l’ennemi”

Las conferencias de Unamuno

Importancia extraordinaria han revestido los discursos pronunciados por el sabio humanista, dignísimo rector de la Universidad de Salamanca, D. Miguel de Unamuno, en el paraninfo de nuestro primer centro docente y en la rotonda de nuestro primer centro político, con motivo de la apoteosis científica, que ha coincidido con el centenario del gran Darwin.

El eximio orientalista ha tenido la fortuna de encender en las inteligencias el fuego de la filosofía, que se manifiesta en las múltiples discusiones, por los varios efectos que los discursos del orador han producido en los ánimos de los oyentes; mágico y misterioso efecto de la palabra, de siglos designado con el calificativo de “don de lenguas”, cuya inexplicable grandeza se refirió a la inspiración divina, descendida de lo alto en forma de lenguas de fuego.

La tesis general del Dr. Unamuno, lo mismo en el terreno de los hechos que en de las ideas, de la historia que de la filosofía, está condensada en el principio fundamental de la descatolización ética y científica.

El principio de la sabiduría no es el temor de Dios; la religión no es suficiente garantía de la moral y de las buenas costumbres.

Se impone un cambio radical de orientación de los entendimientos que investigan las causas primeras para que las ciencias corran libres de todo obstáculo, de todo prejuicio, por despejadas sendas, y una nueva moral, congruente con el verdadero concepto de humanidad, dulcifique el trato y suavice las costumbres de los hombres, uniéndoles con los lazos del amor en una sola y gran familia.

El doctor Unamuno supone, con tanta razón como acierto, que para llegar a aquella solución general hay un obstáculo histórico —entre nosotros el principal y acaso el único:— el catolicismo; de aquí su empeño, que no es solo el suyo, de descatolizarnos.

El insigne rector de la universidad de Salamanca cree, como muchos creemos, que el catolicismo no puede resistir a la crítica científica y desearía que todos fuéramos teólogos para poder emprender con acierto la disección de los dogmas hasta llegar con el escalpelo a la misma unidad de esencia y trinidad de personas y convencernos de que esta clase de dioses los hizo el hombre a su fantástica imagen y semejanza.

La idea de Dios, tal como la sorprendemos en la historia, ha sido impuesta, efectivamente, por los teólogos. Los primeros códigos de los pueblos más antiguos son de carácter esencialmente religioso.

Los Vedas, el Avesta, la Iliada y el Pentatéuco son obra de fundadores de nacionalidades que se hicieron pasar por familiares de la divinidad: Moisés, Manou, Buda, Confucio, Menés, Minos, Numa, Orfeo, Hermes y Zoroastro, son teólogos y sagrados legisladores, inventores de dioses que encajan en el ambiente de sus épocas, de los que son copias o trasuntos el Baiame, el Nambajandi y el Wuruagura de los australianos.

Los polinesios adoran a Raitubu y a Taaroa; los isleños de Borneo, a Tenabi; los Pieles Rojas a Michabu; los iroqueses a Tarouhiwagou.

Las razas autónomas de la América Septentrional adoran: los guaranís a Tamoi, los araucanos a Pillan, los incas a Viracocha y los mejicanos a Tezcalipoca.

Es decir, que el ignorado origen del mundo y de la humanidad lo ha fingido el hombre y lo ha personificado, según el periodo histórico de su existencia, y con arreglo a sus grados de civilización y cultura. esto es, a su imagen y semejanza; constituyendo un fenómeno psicológico y un hecho histórico el instinto reconstituyente del proceso de la existencia, en el que la fantasía, el interés o la necesidad han sido los únicos datos del problema.

El hombre se encontró agrupado en la superficie del planeta, y queriendo, con natural ansiedad, conocer su origen, se ha visto, con la imaginación, mecido en su cuna por manos divinas, allá en las vetustas regiones del misterio.

El Júpiter de los griegos, Zeus Pitar de los helenos, el Jehová de los israelitas, el Deus de los romanos o el Alah de los africanos, como el Siwa de los chinos, no son más que creaciones menos groseras de los teólogos de Oriente y Occidente.

El catolicismo, en su afán de acreditar el adjetivo, ha reunido en sus teogonías con el auxilio de la escolástica, todas las aberraciones, todos los horrores de todos los dioses personales; y del Panteón romano y del Olimpo griego, se ha construido un cielo para perpetuo alojamiento de sus innumerables deidades, mayores y menores, masculinas y femeninas.

Naturalmente que si todos conocieran a fondo la teología católica, desaparecería el catolicismo, y más pronto si conocieran su moral y si tuvieran noticia de su historia.

Todos los grandes impugnadores del catolicismo fueron teólogos como Focio, Miguel Cerulario, Basilides y Marcial, Juan Hus, Jerónimo de Praga, Lutero, Calvino, Mahoma, Zuinglio, Wiclef, Carlostadio, Jordán Bruno, Savonarola, Teyerand, Matamoros, Voltaire y los enciclopedistas; y entre nosotros, basta con leer la historia de los heterodoxos españoles, de Menéndez Pelayo, para convencerse de que no vamos a la zaga de la universal protesta.

Ahora; que la lucha del presente contra el catolicismo, entiendo que no tiene carácter teológico, que no es religiosa, porque nadie piensa en sustituir el catolicismo por otra religión cualquiera; para eso haría falta, como primera materia, la fe, y la fe se ha perdido completamente.

Nuestro intento de descatolizar no debe ser teológico, sino político, social y ético. Las creencias ajenas y sus naturales manifestaciones, son dignas de todo respeto cuando son tranquilas, cuando no molestan a los demás. El catolicismo es de suyo batallador, rebelde, agresivo, dominante, absorbente y explotador; y no es que le ataquemos, es que nos colocamos prudentemente a la defensiva de sus ataques.

Nosotros no queremos descatolizar los sentimientos, sino la política y las costumbres.

No pensamos descatolizar por los medios que empleó el catolicismo contra los paganos, los judíos, contra los mahometanos, contra los protestantes, a quienes quemó vivos, arrojó de sus dominios y robó sus haciendas.

Ni siquiera emplearemos contra los católicos la difamación ni el boicotaje, tan corrientes en sus menguados procederes. Unicamente les apartaremos de nuestro camino como un estorbo, sin concederles otros derechos que los comunes y ordinarios que corresponden a las instituciones humanas en los Estados libres. La humanidad ya no tolera legisladores en íntimo contacto con los dioses, ni cifra sus esperanzas en halagadoras promesas de eternas bienaventuranzas ni le inquietan los temores del Tártaro.
Y porque el catolicismo ha conturbado la paz de los espíritus, de los hogares y de la nación, hemos de someterle a duros reglamentos y a extrema vigilancia; por lo menos hasta que se considere fracasado y vencido. Y ¡ay de nosotros si no consiguiéramos lo uno y lo otro!

Todo esto no lo ha dicho Unamuno en Valencia, sin duda por delicada cortesía, por figurarse, atenido a las apariencias, que este pueblo es devoto, lleno de atávicos prejuicios; cuendo es todo lo contrario: un pueblo cultisimo, eminentemente progresivo y racionalista. Si en alguna parte se desea con ansiedad la secularización del estado y de todos los servicios públicos es en Valencia; si la descatolización de las costumbres ha de comenzar, comenzará por Valencia.

Yo jamás me he propuesto ganar el ánimo de los católicos burocráticos, de los que viven y prosperan a la sombra de sus iniquidades, porque de ellas están bien convencidos; y no me llama la atención que muchos liberales disimulen que saben que no es posible ser a la vez católicos y liberales, que el liberalismo no sólo es pecado, sino una verdadera herejía, muchísimas veces condenada con excomuniones de todo género, en Bulas, Encíclicas, Rescriptos y Motus propios de los Papas, pastorales de obispos y toda clase de documentos oficiales eclesiásticos.

Nuestras leyes fundamentales, nuestros códigos, nuestra magistratura, nuestro Gobierno, nuestras instituciones, por ser liberales, están fuera del gremio de la Iglesia católica; sin embargo, nadie quiere declararlo; y porque van a misa y se acercan de vez en cuando al confesionario de un jesuita mañero o cura agradecido (de los que están en el secreto) o se tratan con el señor obispo, se dan por engañados, suponiendo que engañan a los demás.

Este sistema, que no me atrevo a calificar de hipócrita por temor a ofender a las tres cuartas partes de los españoles, es la última fase del catolicismo burocrático, explotada por el clericalismo, con abuso manifiesto de los irritantes privilegios que disfruta.

El comerciante, el industrial y hasta el obrero, han de fingirse católicos al uso, muchas veces, para salvar el pan de sus familias, ante otros que lo fingen también para acrecentar sus honores y sus rentas. Concluir con esta situación, harto violenta, es verdaderamente descatolizar las costumbres y a ello vamos con entusiasmo y con decisión, seguros de prestar a la patria y a la humanidad, a la ciencia y a la libertad un gran servicio.

Descatolicemos el Estado, a título de legítima defensa, de injustas agresiones y de continuos peligros; que cuando obispos… [se corta aquí].

El Pueblo, 3 de marzo de 1909

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