Misión malaria: un recorrido por la historia de la enfermedad

Entre las variadas exposiciones que he visitado estos días pasados en Madrid, se encuentra «Misión malaria: una mirada histórica», en el Museo de Ciencias Naturales, comisariada por Alain-Paul Mallard y Matiana González Silva.

Elementos de la exposición «Misión malaria. Una mirada histórica» en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, de Madrid

El Museo está algo anticuado. Sin lugar a dudas debe tener un presupuesto que está a años luz de lo que disponen los grandes espacios de arte. Sin embargo, estimula la gran cantidad de escolares y bachilleres, sentados en el suelo formando corros, tratando de rellenar los formularios que les han pasado sus profesores, y a estos explicando con pasión cuestiones de biología o de ciencias naturales.

En estos momentos conviven dos exposiciones temporales, «Alfred Russel Wallace (1823-1913). Biogeografía y evolución» y «Misión malaria. Una mirada histórica», que se podrá visitar hasta el 22 de septiembre. Esta última está organizada por el Museo y por el Instituto Global de Barcelona (ISGlobal), centro que impulsa la Caixa.

Paneles, objetos, imágenes, planos, carteles, mapas, libros y folletos integran esta exposición. Muchos de ellos proceden de la colección personal del epidemiólogo Dr. Quique Bassat. Compuesta por varios módulos, pretende visibilizar una enfermedad que ha tenido y tiene un gran impacto sobre la salud de la humanidad. Se recorre su historia destacando campañas de salud pública y la evolución de la lucha contra la misma. Se habla de la quina, del descubrimiento del origen parasitario de la enfermedad y del papel del mosquito.

Hoy la malaria se distribuye por casi un centenar de países que están expuestos al contagio, fundamentalmente regiones de África, Asia y América situadas entre los trópicos de Cáncer y Capricornio. En 2015 la OMS registró 214 millones de casos en todo el mundo.

Elementos de la exposición «Misión malaria. Una mirada histórica» en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, de Madrid

Todavía recuerdo el encuentro que tuvimos con Manuel Elkin Patarroyo en la Facultad de Medicina de Valencia, en el que habló de su vacuna. Conocida como SPf66, es eficaz en el 30 y 60 por ciento de los casos (unos 100 millones de personas). Hoy se recomiendan la RTS,S/AS01 y la R21/Matrix-M para prevenir la enfermedad en los niños. No debemos olvidar tampoco los problemas que causó el paludismo en varias zonas de España, en concreto en Valencia durante el siglo XVIII en relación con los cultivos de arroz.

En 2009 la Biblioteca Nacional también organizó una exposición sobre la Malaria en cinco espacios: Las fiebres intermitentes, la quinina, el descubrimiento del parásito y el vector, estrategias de lucha, las campañas antipalúdicas españolas, y la malaria en tiempos recientes.

Sir John Simon (1816-1904) cirujano y funcionario de sanidad

Tal día como hoy (10 de octubre), pero de 1816, nació en Londres John Simon, conocido cirujano y reformador sanitario. Se educó en la Escuela preparatoria de Pentoville. Estuvo después siete años en la Escuela del Dr. Burney en Greenwich y unos meses en Prusia.

Su padre quería que estudiara cirugía. Comenzó los de medicina en 1833. Fue aprendiz de Joseph Henry Green, conocido cirujano del St Thomas’’s Hospital y amigo de Samuel Taylor Coleridge. En 1838 fue miembro del Royal College of Surgeons y fellow en 1844. Posteriormente fue contratado como demostrador anatómico en el King’s College de Londres, puesto que ocupó durante nueve años. También fue cirujano ayudante en el King’s College Hospital entre 1840 y 1847. Ganó el premio Astley Cooper por un ensayo con ilustraciones sobre el timo. Fue elegido fellow de la Royal Society en 1845.

Más tarde, en 1847 fue contratado como lector de patología en el St Thomas’s Hospital, donde también fue cirujano entre 1853 y 1876. Su primera lección trató sobre “Propósitos y método filosófico de la investigación patológica”. Prestaba especial atención a los distintos aspectos de la patología general en relación con los principios del diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad. Fue Officer of Health de la ciudad de Londres entre 1848 y 1855. También fue vocal médico de la Junta General de Higiene. La misión de esta Junta fue asumida después por razones políticas y administrativas por el Privy Council, en 1871 por el Local Government Board, cuyas funciones se incluyeron en las del Ministerio de Sanidad tras su creación en 1919. Simon también fue presidente del Royal College of Surgeons (1878-1879) y presidente de la Royal Society (1879-1880).

Sus áreas de trabajo fueron la cirugía y la salud pública. En lo que se refiere al primer campo, Simon publicó muchos trabajos entre los que destacan los dedicados al estudio de la inflamación. Se le recuerda más, sin embargo, por sus contribuciones en el terreno de la medicina preventiva y la salud pública. Hay que tener en cuenta que el gran movimiento sanitario que transformó la salud de los habitantes de Inglaterra tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XIX. La salud pública se transformó en un asunto de naturaleza política, legislativa y administrativa. La primera ciudad que tuvo un funcionario médico de sanidad fue Liverpool en 1847. Una año después el Ayuntamiento de Londres se sumó a la iniciativa y nombró, como hemos visto, a Simon. Después de Thomas Southwood Smith y Edwin Chadwick fue la figura más destacada de la historia de la higiene británica.

Mientras Simon fue funcionario médico de sanidad de Londres transformó por completo las condiciones de la zona. Bajo su dirección los inspectores sanitarios llevaron a cabo inspecciones habituales de casas, viviendas subterráneas, talleres, fábricas y locales industriales. Durante su mandato se cerraron los pozos ciegos tanto de las casas ricas como de las pobres del distrito central. Mejoró el alcantarillado y la traída de aguas y también cerró industrias perniciosas para la salud, como muchos mataderos. Creó un servicio de eliminación de desechos y un gran cementerio. Organizó un servicio con el registro general mediante el que éste le proporcionaba los lunes por la noche la lista de los fallecidos durante la semana anterior. Este hábito fue importante porque se visitaban las casas donde había habido algún fallecido por infección y se tomaban las correspondientes medidas.

Simon fue partidario de abandonar las complicadas y costosas cuarentenas establecidas desde el siglo XVIII. Creó un servicio por el que aplicaba las mismas medidas preventivas para las infecciones que procedían del exterior y las que lo hacía del interior. Se apoyó para ello en investigaciones de laboratorio y en la estadística; alguien dijo que la aritmética de Simon se convierte en argumentos. Elaboró otros informes (Reports relating to the sanitary condition of the city of London, 1854) que se vieron plasmados en la célebre ley de higiene de 1875, que reguló la salud pública inglesa durante setenta años. Con la aprobación de la National Health Insurance Act de 1911, el Estado asumió mayores responsabilidades que antes en el terreno de la asistencia individual.

Se jubiló en 1876 y murió el 23 de julio de 1904.

José L. Fresquet. Universitat de València (España)

Bibliografía

Simon, Sir John (1816-1904). RCS Advancing Surgical Standards. Olarr’s Lives of the Fellows Online. Disponible en: http://livesonline.rcseng.ac.uk/biogs/E000204b.htm Consultado el 2 de octubre de 2014.

Simon, John. Reports relating to the sanitary condition of the City of London. London, J.W. Parker and son, 1854

Sir John Simon, London Historical References and Sights. Disponible en http://www.ph.ucla.edu/epi/snow/1859map/simon_john.html Consultado el 2 de octubre de 2014.

 

John Simon (1816-1904)
John Simon (1816-1904)

 

Hermann M. Biggs (1859-1923) y los comienzos de la salud pública en los Estados Unidos

Tal día como hoy, pero de 1859, nacía en Traumansburg, Condado de Tompkins, Nueva York, Hermann M. Biggs, una de las figuras más destacadas de la historia de la salud pública de los Estados Unidos. Se graduó en la Universidad de Cornell e hizo la residencia en el Bellevue Hospital Medical College. Posteriormente amplió estudios en las Universidades de Berlín y Greifswald.

Biggs fue designado instructor en el laboratorio del Carnegie en 1884, que fue el primer laboratorio de bacteriología que se erigió junto al edificio del Hospital Bellevue, después de los profundos cambios que Pasteur y Koch habían provocado en la medicina y que para Biggs inauguraban un periodo de grandes esperanzas.

Se le atribuye el mérito de ser el primero en introducir de forma regular la enseñanza de la bacteriología en los Estados Unidos. Fue también quien creó el primer laboratorio bacteriológico de carácter municipal y el primero en dirigirlo. Recurrió a los métodos microbiológicos para el control de enfermedades infecciosas, entre ellas las venéreas. Introdujo la antitoxina diftérica y organizó su producción en la ciudad de Nueva York en 1895.

En 1892 organizó un laboratorio de diagnósticos urgentes durante un brote de cólera y buscó la colaboración de William Hallock Park (1863-1939), unos de los escasos bacteriólogos bien formados de su época.

En cuanto a la tuberculosis inició los métodos para controlarla e introdujo la obligatoriedad de declararla («The Registration of Tuberculosis», Philad. med. J., 1900, 6, 1028). El sistema preventivo que organizó Biggs fue alabado en su época por el propio Robert Koch.

Según Biggs la enfermedad era un mal del que la sociedad podía desprenderse. Continuaba afligiendo a la humanidad por los pocos conocimientos sobre sus causas y la carencia de una adecuada higiene individual y pública. En su opinión también contribuían factores como las condiciones económicas, la industrialización y la congestión de las ciudades. Era necesaria una mejor organización social. La disminución de la mortalidad y otras tasas eran para él el mejor indicador de progreso de una sociedad. Esto significaba alargar la vida de los ciudadanos, de prolongar los periodos de trabajo en mejores condiciones, de prevenir la miseria y el sufrimiento. Estos avances se podían lograr, para Biggs, con una reforma social organizada; la salud se podía crear y este tipo de servicios públicos eran los instrumentos más eficaces para ello.

Entre 1901 y 1914 fue General Medical Officer del Departamento de Sanidad de Nueva York, que llegó a convertirse en el modelo a seguir en el resto de ciudades de los Estados Unidos. En enero de 1914 fue contratado como State Health Commissioner, puesto que ocupó hasta su fallecimiento, por bronconeumonía, el 28 de junio de 1923.

José L. Fresquet
Universitat de València (España)

 

Bibliografía

«Dr. Hermann M. Biggs». Amer J Pubklic Health (NY), 1923; 13(9):760-761.

Dubos, R.J. «Biological and social aspects of Tuberculosis; the Hermann M. Biggs lecture. Bull NY Acad Med., 1951; 27(6):351-369.

«Models for public health workers: Charles V. Chapin, Hermann M. Biggs, and Joseph W. Mountin»Journal of Public Health Policy, 1985, 6(3):300-306.

«Models for action». Journal of Public Health Policy, 1980, 1(2): 103-109.

Atlas de mortalidad en municipios y unidades censales de España (1984-2004)

La Fundación BBVA ha publicado el Atlas de mortalidad en municipios y unidades censales de España (1984-2004) (ISBN: 978-84-92937-07-3). Sus editores son Joan Benach de Rovira y José Miguel Martínez Martínez. Dirigido por los mismos aparte de Juan Carlos Martín Sánchez, María Buxó Pujolrà, Montse Vergara Duarte, Yutaka Yasui, Ramón Cleries Soler, Carme Borrell Thió, Esther Español Peña y el grupo MEDEA. El libro está disponible en red en formato pdf y se puede adquirir por un precio módico en papel en las principales librerías y en Marcial Pons.

Como se lee en el prefacio, el libro “no dejará indiferente a nadie que lo pueda examinar, pues en sus páginas encontrará los reflejos de las construcciones sociales que condicionan las oportunidades de salud y bienestar de las personas mostrando que el espacio para las políticas de reducción de desigualdades sociales en salud es amplio. Las desigualdades en mortalidad mostradas sorprenderán a algunos y ese es parte de su objetivo. Los profesionales en salud pública comienzan a conocer las desigualdades de salud y este atlas añade aspectos esenciales, no sólo la exhaustividad del análisis y el detalle sino un aspecto esencial cual es la descripción de las tendencias”. En este sentido, quizás el próximo atlas, que abarcará los años de la crisis, será mucho más interesante porque nos permitirá comparar y analizar las consecuencias de la reducción de las prestaciones sociales en el contexto de la incipiente liquidación del estado del bienestar. La propia Ley General de Salud Pública, sin embargo, especifica entre sus objetivos el de la equidad, que establece que todas las políticas y planes incluirán objetivos de reducción de desigualdades sociales en salud.

El presente Atlas comprende un periodo de 21 años (1984-2004) en las tasas de mortalidad. Los datos tienen una mayor estabilidad al tratarse de un periodo largo. En él se hacen visibles tendencias temporales muy ilustrativas que ponen de relieve la situación existente en el interior de las mayores ciudades: Barcelona, Bilbao, Madrid, Sevilla, Valencia y Zaragoza. Muestra, además, la existencia de grandes diferencias en la mortalidad prematura y en salud en toda España. La peor salud, por ejemplo, se sitúa en el sur.

El conjunto de mapas del Atlas nos muestran cómo “las vidas se depositan en capas revelándonos la reciente historia humana. Son un testimonio de lo que yace por debajo de nuestras sociedades”. Los factores relacionados son la geografía de la pobreza y la riqueza, el legado histórico de la industria, la agricultura, la geografía del tabaquismo, la del agua, y la inmigración, entre otros.

Interesante, pues, disponer de estas herramientas; útil tanto para los políticos, los profesionales implicados, como para los estudiantes.

Portada del Atlas de mortalidad en municipios y unidades censales de España (1984-2004)

Fundación BBVA, Ficha del libro

Un libro necesario: «La contrarreforma sanitaria»

Hace poco tiempo que ha visto la luz el libro La contrarreforma sanitaria, coordinado por Mariano Sánchez Bayle, publicado por los Libros de la Catarata, con ISBN: 978-84-8319-822-3. El subtítulo es «Análisis y alternativas a la privatización de la Sanidad pública». El número de autores es de quince y se especifican más abajo. Se ha editado con la colaboración de la Asociación para la Defensa de la Sanidad pública de Madrid.

No es necesario justificar la importancia del tema, por sus consecuencias y su actualidad. Útil para el ciudadano, para los profesionales y para los estudiantes de ciencias de la salud. Esperemos que pronto se sumen otros.

Para el curso académico que ha terminado, este era uno de los temas de análisis que mis estudiantes de primer curso de «Universidad, salud y sociedad «, nombre confuso para la clásica «Introducción a la medicina» podían elegir. Los otros eran «Salud y pobreza», «Inmigración y salud», y «La información sanitaria en Internet». La mayoría eligió el primero como era de suponer. El trabajo se realizaba de forma colaborativa y trataba de desarrollar habilidades de búsqueda y selección de información, de análisis y de síntesis, a la vez que trataba de fomentar el trabajo colaborativo de forma semipresencial y el uso de herramientas de la red. Por supuesto, otro de los objetivos era el tema en sí, el de la privatización de la sanidad. A los grupos se les proporcionaba una serie de recursos mínimos para poder situarse y empezar. La experiencia, igual que sucede con otros temas, ha sido muy positiva y ha revelado una capacidad más que notable de los estudiantes para enfrentarse con el asunto. Sin lugar a dudas, el libro al que nos referimos en esta entrada, contribuirá a mejorar la realización de este trabajo para nuevos grupos de estudiantes que pretendemos siga vigente por el momento.

Los estudiantes pronto se encontraban con abundante información al respecto, repleta de opiniones interesadas, de mentiras y medias verdades. El contenido de la asignatura sitúa el tema en la perspectiva histórica de la colectivización de la asistencia sanitaria en el mundo y en el de la globalización y sus consecuencias, especialmente lo que hace referencia a política y economía. De esto último se ha publicado mucho en los últimos cuatro años, desde que comenzó la «crisis».

La contrarreforma sanitaria es una excelente síntesis que permite al lector situarse en la actual coyuntura política y social. Se traza una breve historia y se aborda el contenido del Decreto Ley 16/2012. Después se ofrece un repaso a las experiencias desarrolladas en los territorios autonómicos: Cataluña, Valencia, Madrid, Galicia, Aragón y Murcia. Este conjunto es muy interesante porque el proceso se desarrolla de forma distinta en cada zona y en alguna ocasión con resultados que no se suelen divulgar de forma clara a través de los media. Ya quisiéramos tener similar información de fácil acceso para el caso de Inglaterra, Holanda, Estados Unidos, etc. Quizás haría falta otro libro que se refiriera a experiencias similares fuera de nuestras fronteras. Sigue después un capítulo de enunciado muy claro: quiénes son los que ganan y quiénes los que pierden con la privatización del sistema nacional de salud. A continuación se proporciona información sobre las alternativas. Finalmente un capítulo dedicado a lo que más ha sido noticia en el último año: las movilizaciones ciudadanas, de pacientes y de grupos profesionales sanitarios en contra de la privatización.

Estos son los capítulos del libro con sus autores:

Presentación: Marciano Sánchez Bayle
CAP. 1. Breve historia de la privatización sanitaria en España: Marciano Sánchez Bayle
CAP. 2. La contarreforma sanitaria en España: El RD Ley 16/2012: Sergio Fernández Ruíz y Marciano Sánchez Bayle
CAP. 3. Experiencias privatizadoras de la sanidad en Catalunya: Vanessa Puig-Barrachina, Josep Martí Valls y Montse Vergara Duarte
CAP. 4. Privatizaciones en el País Valenciano: Mª José Mendoza García
CAP. 5. La situación sanitaria en Madrid. Un modelo privatizador de largo recorrido: Marciano Sánchez Bayle
CAP. 6. La privatización sanitaria de Galicia: Manuel Martín García
CAP. 7. Experiencias privatizadoras de la Sanidad en Aragón: Carmen Sánchez Bellido y Marcos Andrés Sánchez
CAP. 8. Experiencias de privatización en el sistema sanitario público de la Región de Murcia: Pedro Marset Campos, José Luis Merino Castillo y Juan Antonio Sánchez Sánchez
CAP. 9. Quiénes ganan y quiénes pierden con la privatización sanitaria: Manuel Martín García
CAP. 10. Alternativas a la opresión de la privatización sobre el sistema nacional de salud: Luisa Lores Agüin
CAP. 11. Las movilizaciones contra la privatización sanitaria: Sergio Fernández Ruiz, Araceli Ortiz Arteaga, Marisa Fernández Ruiz y Marciano Sánchez Bayle

Todos los capítulos se suelen acompañar de aparato crítico y de bibliografía.

Se trata, pues, de un libro que hay que tener a mano a la espera de que surjan otros de similares características que amplíen el tema y que profundicen en sus aspectos más importantes. Por otro lado, es recomendable que el lector contextualice lo que sucede con la Sanidad pública en un marco político, social, económico y cultural más amplio. En el siglo que ya empieza a conocerse como «el de las mentiras», es imprescindible que el ciudadano maneje abundante información más allá de la que los medios habituales, muchos de ellos con intereses, nos hacen llegar. Por suerte, como antes hemos dicho, hay una plétora de publicaciones al respecto y, por otro lado, Internet sigue siendo uno de nuestros aliados mientras por él siga circulando la información libremente.

Portada del libro

Annie Thébaud-Mony, científica comprometida y coherente

La investigadora francesa especialista en temas de salud pública y cánceres profesionales Annie Thébaud-Mony, ha rechazado la Legión de Honor que le fue otorgada el pasado 14 de julio.

Los motivos están, según diversos medios de comunicación franceses, en que la interesada quiere denunciar los problemas de salud de muchos trabajadores que pueden quedar ocultos por la crisis, así como  los medioambientales. Según una carta que ha enviado a la ministra Cécile Duflot, quiere movilizar a los ciudadanos, al parlamento y al gobierno, además de hacer un llamamiento por los derechos fundamentales a la vida, a la salud y a la dignidad. Quiere que se tomen en serio los accidentes de trabajo, las enfermedades profesionales y que se busque solución a los callejones sin salida a los que se ha llegado en lo que se refiere a temas medioambientales como el uso de pesticidas, el del amianto, los residuos nucleares y químicos, etc. Todo ello debería haber conducido al establecimiento de serias medidas preventivas. Sin embargo, no ha sido así. Existe, según ella, una total impunidad entre las grandes empresas e industrias.

Respecto a las empresas, la intensificación del trabajo, la presión en las entregas, la precariedad en los contratos y la fragmentación de los equipos  conducen a una fuerte degradación de las condiciones de vida de la empresa y de sus trabajadores. Según señala, nunca antes el número de trabajadores expuestos a sustancias cacerígenas ha sido tan alto.

Annie Thébaud-Mony, que es directora emérita de investigación del INSERM (Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica), denuncia también el bloqueo de proyectos de investigación en este campo y la tendencia a transferir los riesgos a poblaciones que carecen de estabilidad.

Para los historiadores de la medicina Annie Thébaud-Mony sería un nombre más que añadir a la larga lista de científicos y médicos comprometidos y coherentes que a lo largo de la historia han denunciado que las desigualdades socioeconómicas y la pobreza tienen una relación directa con la salud de la población.

La investigadora ha trabajado durante más de treinta años en temas de salud pública, de la salud de los trabajadores y de las desigualdades sociales, especialmente en lo que a cánceres profesionales se refiere. Annie Thébaud-Mony también ha manifestado que su carrera profesional ha sido bloquedada desde hace diez años y que han cerrado las puertas a los jóvenes que con ella han colaborado. De alguna manera dice que no quiere medallas sino que se tomen medidas ante los resultados de sus investigaciones y las de sus colegas.

A continuación dejamos un vídeo en el que Annie Thébaud-Mony habla de «Cánceres profesionales, una realidad subestimada».

‘Iconografía del contagio’ en la NLM

Desde hace dos meses la National Library of Medicine, en su sección de Historia de la Medicina, ha puesto a disposición del público la exposición virtual que lleva por título An Iconography of Contagion. Se basa en la exposición que tuvo lugar en el 2008 en la National Academy of Sciences, resultado de la colaboración de los Programas Culturales de esta institución con la National Library of Medicine.

Como es habitual, sigue la línea de sencillez del resto de exposiciones. Se divide en dos partes: Textos e imágenes. En la primera se habla de la importancia del cartel en salud pública. Todos los que se muestran se utilizaron para llamar la atención del gran público, especialmente para dar publicidad a las campañas sanitarias. La iconografía aquí juega un papel primordial en el contexto de la cultura visual.

En las imágenes se ofrece una muestra de 22 carteles de la extraordinaria colección que tiene la National Library of Medicine. Cada uno se acompaña de una serie de iconos que los clasifica y que se utilizaron en la exposición que hemos mencionado, así como una breve descripción del contenido y de las características técnicas.

Enlace: An Iconography of Contagion

Ejemplo de uno de los carteles de la muestra