Historia de la medicina. Noticias en español (julio, 2023 #1)

Un libro con «historia viva» de la profesión enfermera.
Fuente: Redacción Médica

TEA inaugura ‘Histeria’: entre la medicina y el arte. Por Almudena Cruz.
Fuente: El Día

La historia de “Donald T”, el primer paciente diagnosticado con autismo.
Fuente: La Voz

El aborto en la historia: mucho antes del fallo de Roe vs. Wade, las mujeres interrumpían sus embarazos. Por Katie Hunt
Fuente: CNN

Doctores LGBT: Los 10 más famosos e importantes de la historia. Por Rodrigo Rojas.
Fuente: Saludario

Invitan a primera feria de medicina tradicional.
Fuente: El Diario

Marcello Malpighi, padre de la histología. Por Ronald Evans.
Fuente: Meer. Ciencia y Tecnología

El papel del médico a lo largo de la historia, por Chivato.
Fuente: El Debate

¡Conoce nuestro Story Map sobre fiebre aftosa!
Fuente: Gobierno de México

“Para que la sociedad progrese necesita las Humanidades”. Por Jorge González Hernández.
Fuente: La Crónica de Salamanca

Andrew Wakefield, el científico más fraudulento de la historia
Fuente: National Geographic

El Museo de la Medicina acoge una exposición por los 50 años de la facultad de Medicina.
Fuente: Hoy Zafra

El Gobierno aprueba en plena campaña las ayudas para los afectados por la talidomida. Por A. Hernández.
Fuente: Libertad Digital

¿Por qué es tan importante la Pediatría Social? Por Joaquín Callabed.
Fuente: La Vanguardia

Breve historia de la medicina.
Fuente: Saber sin fin

Pickwick y Münchausen, curiosos epónimos para sendas enfermedades. Por Eduardo Da Viá.
Fuente: Memo

Nace el médico brasileño Carlos Chagas. Por Carlos del Porto Blanco
Fuente: Radio Reloj

Miguel Angel Busignani. Pionero de la gastroenterología en 9 de Julio
Fuente: El 9 de julio

El vibrador como herramienta terapéutica en la historia.
Fuente: News.es euro

Leeuwenhoek y la microscopía

Añadido nuevo vídeo en el canal «Medicina, historia y sociedad» de Youtube, insertamos aquí la transcripción del que se dedicó a Leeuwenhoek y la microscopía.

Antes de la invención del microscopio se utilizaban lentes de aumento como las lupas. Sus propiedades eran conocidas por civilizaciones como la egipcia, la babilónica o la griega, aunque su poder de aumento era muy limitado.
 
A finales del siglo XIII en Italia se fabricaron lentes para ser utilizadas como gafas. Las técnicas de fabricación fueron mejorando hasta llegar al telescopio y el microscopio.
 
Entre las personas implicadas en este desarrollo podemos mencionar a Zacharias Janssen (1585-1632), a quien se atribuye la fabricación del primer microscopio compuesto en 1590. Otros hablan de Han Lippershey (1570-1619) como el verdadero inventor. Galileo fabricó en 1609 un microscopio empleando una lente cóncava y una convexa. Cornelius Drebbel (1572-1633) usó dos lentes convexas en 1619.
 
Uno de los primeros en utilizar el microscopio con fines científicos fue el conocido Robert Hooke. En 1665 publicó su obra Micrographia, que recoge los resultados de sus observaciones. Usó la luz para mejorar la visibilidad y algunas de sus observaciones alcanzaron los 50 aumentos. Como sabemos, también fue el primero en describir la célula o celdilla en el corcho sin que en esos momentos se comprendiera su significado. Su obra parece que llegó a poner de moda entre mucha gente el “nuevo juguete”.
 
Se discute si la palabra “microscopio” fue utilizada por primera vez por Johann Giovanni Faber (1570-1640), miembro de L’Accademia Nazionale dei Lincei (Roma) y médico al servicio del papa Urbano VII, o por Athanasius Kircher (1601-1680), en su libro Ars Magna Lucis et Umbrae, en el que realiza una clasificación de los microscopios de su tiempo.
 
Uno de los que más contribuyó al desarrollo del microscopio y a su uso fue Antoine van Leeuwenhoek. Nació en Delft (Países Bajos) el 24 de agosto de 1632. El mismo año y en la misma ciudad también nació el conocido pintor Jan Vermeer quien también mostró gran interés por la óptica y la iluminación. Sólo en el siglo XX se comprendieron parte de las descripciones de Leeuwenhoek y todavía hoy se sigue trabajando en ellas. Este año se cumple tricentésimo aniversario de su fallecimiento y se espera tener lista una obra que contenga toda su producción.
 
Leeuwenhoek era comerciante de tejidos y su interés en las lentes estaba en valorar adecuadamente la calidad de las telas. Residió casi toda su vida en su ciudad natal donde montó su propio comercio de telas. En 1669 se convirtió en agrimensor y a partir de 1679 desempeñó el puesto de inspector y controlador de vinos. Habiendo logrado una buena posición social, con ingresos suficientes, parece que abandonó el comercio de tejidos y pudo dedicarse a la microscopía.
 
Algunos señalan que conoció la Micrographia de Hooke, que le debió animar a la tarea. Logró fabricar lentes de gran aumento a la vez que evitaba las aberraciones de luz. Su microscopio sólo tenía una lente. En su época los microscopios solían ser compuestos aunque con aberraciones cromáticas y esféricas. Llegó a pulir lentes con un diámetro inferior al milímetro. Como trabajaba con distancias focales pequeñas, conseguía muchos aumentos. Se dice que llegó a construir a lo largo de su vida centenares de microscopios. Todavía hoy no se sabe muy bien qué técnica utilizó para lograr unas lentes tan perfectas.
 
Asomado a un mundo nuevo y fascinante Leeuwenhoek pasaba horas observando a través de su instrumento.
 
[Descripción del microscopio
Una base sólida en la que se mantenía la lente esférica única; tornillos de ajuste que estaban montados y pegados en su lugar para ajustar el pasador de sujeción de la muestra y, a veces, una abertura colocada delante de la muestra para controlar la iluminación. Se observaba mirando al sol o a una fuente lumínica].
 
Leewenhoek trascendió la idea de microscopio, de la forma de observar y de contar lo que se veía a través de los nuevos instrumentos de su época.
 
Comunicó sus hallazgos en forma de cartas a la Royal Society y también a la Academia de París. En ocasiones algunos de sus miembros le pedían aclaraciones o más información, que éste proporcionaba. Después él y otros autores publicaron algunas de sus cartas total o parcialmente acompañadas o no de notas, explicaciones y aclaraciones. Fue Regnerus de Graaf (1641-1673) quien lo presentó en 1673 a Oldenburg, secretario de la Royal Society. De Graaf dijo que su amigo había inventado microscopios superiores a los fabricados hasta entonces. Lamentablemente éste murió en 1673.
 
Acabó siendo miembro de la Royal Society en 1680 y de la de París en 1699. Al principio sus miembros rechazaron o no vieron claras sus observaciones porque no procedía del mundo académico y también porque ellos mismos no lograban reproducirlas con sus instrumentos. Sin embargo, el propio Hooke sí las admitió e incluso logró reproducir alguna.
 
En 1673 escribió y presentó sus primeras observaciones en las que describía la estructura del moho y la del aguijón de las abejas.
 
Observó y describió maderas, vegetales y sus partes; escamas, insectos y plumas de aves; levaduras y un largo etcétera. Estudió pequeños animales y logró describir su ciclo vital. Explicó cómo se reproducían las anguilas.
 
En aquella época se creía que los gusanos y otros pequeños animales surgían por generación espontánea. Él lo desmintió al verlos salir de sus huevos.
 
En 1676 describió “pequeños animales” en el sarro y sustancias procedentes de su boca y dientes, así como de aguas estancadas y de otras fuentes. Se suele afirmar que se trata de la primera descripción de las bacterias y protozoos. No contento con esto los sometió a variables como el tiempo, el calor, su reacción al agua caliente, el café, sustancias ácidas, etc. Incluso llegó a crear “medios de cultivo” para los mismos. A bacterias, protozoos y otros animales semejantes los llamó “animálculos”.
 
En 1677 descubrió sus propios espermatozoides y estudió también los de otras especies. Se dice que llegó a afirmar que la fertilización ocurría cuando los espermatozoides penetraban en el óvulo. En esa época, no obstante, estaban en boga las teorías transformacionistas. En sus escritos a la Royal Society sobre el tema indicó que al tratarse de asunto tan delicado podían destruirlo, censurarlo y no publicarlo. Efectivamente, hasta el siglo XIX no se hicieron públicos estos estudios y aún con alguna censura.
 
En un principio Leewenhoek fue poco reconocido por sus investigaciones de los glóbulos rojos. Sin embargo, entre 1673 y 1712 incluyó más de treinta y cinco descripciones de glóbulos sanguíneos y hemocitos en insectos y crustáceos. Estudios del siglo XX señalan que Leewenhoek merece el crédito de haber proporcionado la primera descripción real de los glóbulos rojos.
 
La primera la hizo en una carta a Henry Oldenburg, secretario de la Royal Society. Fechada en agosto de 1673 describía la imbibición, digestión y excreción de sangre humana por parte de un piojo. En otros escritos profundizó más considerando los hematíes como fuente de nutrición. Observó su sangre y llegó a contestar unas cuestiones que le formuló Robert Boyle.
 
Leeuwenhoek escribió a Oldenburg el 6 de julio de 1674 con más información. Envió algunos tubos de vidrio para que los “Caballeros curiosos puedan compartir mis observaciones sobre la sangre, etc.” Leeuwenhoek recurrió a metáforas sorprendentes para explicar lo que vio. 
 
En su carta del 22 de enero de 1675 a Oldenburg, describió los glóbulos en la sangre “con tanta nitidez como si viéramos con nuestros ojos sin la ayuda de lentes los granos de arena sobre un trozo de tafetán negro, unos amontonados, otros esparcidos, y es curioso ver cómo los glóbulos de sangre se juntan cuando yacen dispersos”.
 
También se ocupó de estudiar su circulación a través de arteriolas, capilares, vénulas y venas. Algunos también afirman que vio y describió la hemólisis. Ensayó asimismo echar productos a la sangre; pudo observar el comportamiento de soluciones hipotónicas e hipertónicas. Según los expertos, Leewenhoek también fue testigo de “las arterias, que siempre llevan la sangre a las partes más alejadas de los vasos pequeños; y venas, cuando llevan la sangre de regreso al corazón”
 
Un aspecto de las observaciones de Leeuwenhoek que las hace tan valiosas para la historia de la ciencia es que son observaciones de procesos dinámicos. Por ejemplo, podría haber alertado a las mentes científicas del siglo XVIII de que “medir” el color podría ser importante para evaluar las propiedades de la sangre en general y de los glóbulos rojos en particular.
 
También hay que señalar que contrató a un ilustrador para que dibujara lo que él veía y de esa forma sus escritos pudieron ir acompañados de imágenes.

Describió, pues, bacterias, infusorios, protozoos, espermatozoos, etc. Comenzó a discernir la estructura fina de varias estructuras anatómicas (fibra muscular, cristalino, hematíes, estructura fibrilar de la sustancia blanca medular y encefálica, la pared muscular, epidermis, etc. Todavía hoy siguen estudiándose sus aportaciones. El análisis del inventario patrimonial de su hija, por ejemplo, ha arrojado nuevos datos, entre ellos pistas de cómo debió construir sus microscopios.

Bibliografia

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Dobell C. The ‘first 27 unpublished letters’ of Antony van Leeuwen-
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