Siguen dos artículos de distinto signo en torno al Homenaje que los estudiantes de medicina de la Universidad de Valencia dedicaron a Charles Darwin en 1909. Provienen de Cádiz, uno de El Correo de Cádiz y el otro de El Radical Gaditano. Desgraciadamente el segundo está cortado y no lo hemos podido completar. Ahí van:
Homenajerías
La Universidad valenciana se apresta a rendir homenaje a la memoria de Carlos Roberto Darwin, naturalista inglés fundador de la Escuela transformista, nacido en la soberbia Albión en el año de 1809.
Por si nuestros lectores no lo saben, que sí lo sabrán, bueno es decirles que Darwin fue aquel ‘sabio’ que ‘descubrió’ el origen de la especie humana, viniendo a deducir por sucesivas y lógicas transformaciones, que el hombre desciende del mono, quedándose después tan satisfecho y fresco, en espera de un homenaje cuando se cumplieran cien años de su natalicio.
A la Universidad valenciana cabe la satisfacción de esta ‘homenajería’, en la que, la autorizada palabra del Sr. Unamuno, Rector de la de Salamanca, ensalza la memoria de Darwin, dedicando de pasada, algunos elogios a sus antepasados los monos y tal vez relatándonos algunas monerías de la simpática familia de los cercopitecos, que aquel colocó en la escala zoológica como precursora de la humanidad.
Dios me libre de creer en tamaño absurdo y me perdone la idea que en estos mismos instantes se me viene a los puntos de la pluma, mareado por el fárrago de deducciones que Darwin hace en su escandalosa obra.
Pero a mí no hay quien me quite de la cabeza, que eso de las transformaciones tiene algo de racional, aunque en sentido inverso.
Es decir, que el hombre no desciende del mono, pero que hay hombres que van para monos, es indudable y ahí están los iniciadores de esa ‘homenajería’ que no me dejarán por mentiroso.
Aparte lo que esa obra significa religiosa y moralmente considerada, encierra algo, y aun mucho, de poco galante, pues no creo que les hará mucha gracia a las señoras y señoritas que asistan al homenaje, que les digan que descienden directamente de un orangután o de un gorila, y ya me calculo la carita de satisfacción que pondrán, ante un requiebro de tal naturaleza.
PhilipoEl Correo de Cádiz, 20 de febrero de 1909
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Para ‘El Correo de Cádiz’
Homenaje a DarwinCon el título de ‘Homenajerías’, trata el citado periódico en su número del sábado 20 del pasado Febrero del homenaje que la Universidad de Valencia, con asistencia del señor Unamuno hace a C.R. Darwin.
El tono altamente despectivo con que las ideas del ilustre naturalista inglés y partidarios suyos habla ‘El Correo de Cádiz’ así como el haber un acuerdo del Centro Escolar que presido, por el cual se deseaba celebrar un homenaje a Darwin, acuerdo tomado sin conocimiento del de Valencia y que no se ha llevado a efecto por circunstancias que no son de este lugar tratar, son razones que me obligan a contestar algo a ‘El Correo de Cádiz’. en este asunto.
No vamos a discutir aquí con el autor del artículo citado las ideas transformistas, que sépalo dicho señor, cuentan con partidarios en España y fuera, de gran valer y prestigio; infinitas obras de ciencias naturales existen donde tales /…/ [Falta un renglón].
Empieza por llamar ‘homenajerías’, nombre despectivo, derivado de homenaje, al tributado a Darwin; es decir ‘homenaje no ganado, mal tributado o caricatura de homenaje’: los sabios de por ahí que creen a Darwin un hombre digno de tales homenajes se han equivocado: tiene razón pues ‘El Correo’. Pase lo de sabio con bastardilla que decía a Darwin y sigamos; dice ‘El Correo’ hablando de la doctrina transformista:
“Dios me libre de creer en tamaño absurdo y me perdone la idea que en estos mismos instantes se me viene a los puntos de la pluma, mareado por el fárrago de deducciones que Darwin hace en su escandalosa obra”.
¿Se puede saber señor articulista por qué afirma usted con plena conciencia que tales ideas son absurdas? ¿Creéis que el espíritu de la ciencia moderna es el de las afirmaciones rotundas, categóricas, el de cristalizar en una idea y cerrar el cerebro a toda innovación? Porque ese espíritu es el de nuestra España vieja; ese espíritu es el que ha cerrado aquí las puertas al progreso que de fuera viene y el culpable de que llevemos algunos años, muchos, de atraso en el camino de la civilización; ese es el espíritu de intransigencia, de intolerancia; el espíritu reaccionario en una palabra.
Y decir ¡por qué son escandalosas tales ideas? ¿Es quizá porque se quita la venda de la ignorancia al pueblo y se ve claro que los poderes que se asentaban sobre ciertos errores, han caído? ¿Es porque la visión de la verdad destruye viejas comerciales tradiciones?
Y sigue el articulista, supremo y único poseedor de la verdad afirmando de modo categórico: “Pero a mí no hay quien me quite de la cabeza, que eso de las transformaciones tiene algo de racional, aunque en sentido inverso.”
Es decir que el hombre no desciende del mono, pero hay hombres que van para monos es indudable y ahí están /…/ [se corta].
El Radical Gaditano, 3 de marzo de 1909