En otro vídeo hablamos del paso de la antisepsia a la asepsia, procedimientos que sirvieron para derribar una de las tres barreras con las que se enfrentaba la cirugía en el siglo XIX: la infección.
En esta ocasión nos ocuparemos de la que quizás fue la primera barrera, el dolor. Lo vamos a hacer utilizando como excusa el inhalador de Ombrédanne, que gozó de gran popularidad en Europa y Latinoamérica. En otro vídeo abordaremos el estudio de otros instrumentos y de otras técnicas.
[Intro]
Desde finales del siglo XVIII la química experimentó un extraordinario desarrollo que permitió crear y probar numerosas sustancias entre las que se encontraban diferentes gases, que pronto llamaron la atención de los médicos. En la Pneumatic Institution de Clifton (Inglaterra), se buscaron aplicaciones para el oxígeno, el éter y el óxido nitroso. A este último, descubierto por Joseph Priestley (1733-36 – 1804), otro químico, Humphry Davy (1778-1829), lo bautizó con el nombre de gas hilarante o gas de la risa que llegó a utilizarse en espectáculos. Su uso médico como anestésico, sin embargo, igual que pasó con el éter, no recibió la atención necesaria.
En Francia H. Hill Hickmann (1799-1829) propuso a la Academia el empleo del éter como anestésico, pero entonces, el poderoso Velpeau, redactó un informe negativo sobre su uso.
En los Estados Unidos Wiliamson Long (1815-1878) intervino en 1842 a varios enfermos con el empleo de la narcosis etérea. Dos años más tarde Horace Wells (1815-1848) usó el gas de la risa en su práctica odontológica tras probarlo en un espectáculo. No intentó patentarlo para este fin porque pensaba que algo que libraba del dolor debía ser “tan gratuito como el aire”. Solicitó hacer una demostración en el Hospital General de Massachussetts que no funcionó y el público lo abucheó. A partir de aquí su vida fue una sucesión de fracasos que le llevaron al suicidio.
El estadounidense Charles Thomas Jackson (1805-1880) experimentó varios gases, incluso en sí mismo, como el éter. Lo recomendó al dentista William Thomas Morton (1819-1868) quien lo introdujo en su práctica. También hizo una demostración pública en el Hospital general de Massachusetts. El hecho convenció al cirujano John Collins Warren (1778-1856), profesor en Boston, para que interviniera a uno de sus pacientes con el procedimiento. Tuvo lugar el 16 de octubre de 1846 y el éxito logrado fue la mejor publicidad para la divulgación del método. Se patentó la sustancia como Letheon, aunque se supo que era éter.
El nombre de “anestesia” procede de Oliver Wendell Holmes. Varios cirujanos norteamericanos siguieron el camino y en Europa a finales del año sucedía lo mismo: Robert Liston (1794-1847) y Jobert Lamballe (1799-1867). Alfred Armand Velpeau (1795-1867) reconoció su error. La técnica se propagó por el resto de países. En España fue Diego de Argumosa (1792-1865) quien en febrero de 1847 lo utilizó.
Otro hallazgo importante fue el descubrimiento del cloroformo por parte de Eugène Soubeiran (1793-1858), redescubierto en Estados Unidos por Samuel Guthrie (1782-1848) y en Alemania por Justus von Liebig. Fue el médico M.J.P. Flourens quien comunicó a la Academia de París sus propiedades anestésicas en 1847. Ese mismo año el obstetra James Young Simpson (1811-1870) lo utilizó en su práctica obstétrica (todo un logro). Él ya había introducido el éter en Edimburgo.
Comenzó la lucha entre los partidarios del éter y del cloroformo y también aparecieron los que probaron multitud de mezclas. El primero irritaba las vías respiratorias, resultaba desagradable y tardaba mucho en metabolizarse y eliminarse. El segundo tenía más ventajas hasta que empezaron a producirse fallecimientos por su administración. Finalmente la Segunda Comisión Inglesa del Cloroformo, vistas las estadísticas proporcionadas por Ernst Julius Gurlt (1825-1899) en 1897, arrinconaron su uso.
Los sencillos aparatos o instrumentos utilizados al principio (abiertos) para administrar la anestesia, pronto se tornaron más complejos. Con algunos surgían complicaciones como la asfixia, y al final solamente permanecieron los que utilizaban procedimientos llamados abiertos o semiabiertos. Fue muy popular el “gota a gota” y, sobre todo, el de Ombrédanne (parecido al de Clover), que desplazó a una gran cantidad de aparatos. Era sencillo, fácil de transportar, permitía la dosificación adecuada de éter, y también la estimulación del centro respiratorio con el CO2 refluyente. Fue entonces el aparato perfecto de narcosis. Hoy se descartaría por proporcionar mezclas de gases hipóxicas (pobres de oxígeno) e hipercápnicas (con el aumento de la presión parcial del dióxido de carbono).
Vinieron otros anestésicos, como el cloruro de etilo, se revalorizó a principios del siglo XX el óxido nitroso, se inventaron aparatos que insuflaban además oxígeno (Cotton), también se añadió la insuflación intratraqueal, y surgieron otras vías de anestesia, pero nosotros nos detendremos aquí para mostrar y explicar el Aparato de Ombrédanne.
El inhalador de Ombrédanne El inhalador de Ombrédanne llegó a ser un aparato que, entre otros muchos, llegó a triunfar por su buen funcionamiento, su fácil manejo y sus resultados. Entonces la anestesia la aplicaba el propio cirujano, un alumno interno, enfermera o ayudante. Su simplicidad y fácil aprendizaje quizás influyó en el retraso de la aparición de la especialidad de anestesiología en Europa.
Ombrédanne buscaba un dispositivo diferente a los inhaladores cerrados. Con éstos había que levantar la mascarilla de vez en cuando para que entrara aire fresco.
Algunos dicen que en 1907 fue el cirujano Auguste Nélaton (1807-1873) quien, tras dos accidentes fatales, encargó a su alumno Louis Ombredanne, que ideara un aparato más seguro.
Ombredanne trabajó con el conocido constructor de instrumentos Collin hasta llegar al diseño definitivo.
En el artículo que publicó en la Gazette des hôpitaux en 1908 muestra estos prototipos y describe minuciosamente el que finalmente se fabricó. Imaginó un instrumento con el que el enfermo pudiera aspirar aire en cada respiración junto con cantidades crecientes de vapor de éter de forma gradual.
Se trata de una esfera que a un lado se enrosca una bolsa de reinhalación o de confinamiento. Al otro lado, una entrada en escalera con un regulador o controlador con puntero que se mueve sobre una escala grabada en la esfera. La escala va del 0 al 8.
En la parte superior se encuentra una abertura con tapa por donde se introducía el éter. La cantidad de 150 gramos daba para hora y media. En la parte inferior se sitúa la máscara con dos anillos para los pulgares del anestesista o el ayudante mientras que con los otros dedos levanta la barbilla. Dentro hay un canal con dos amplias chimeneas en la parte superior. Un tubo con ventanas recorre este canal. Éstas giran según el regulador antes mencionado que es empírico. El resto está relleno de guata que se empapa de éter.
Funcionamiento Estos son nuestros esquemas. Aquí con la aguja en la posición 0, la entrada K está totalmente abierta. Por la misma entra aire atmosférico o fresco. Las ventanas G y G1 que dan a las chimeneas están cerradas y la entrada O1 del tubo de aire respirado está abierta. En esta posición el aire que respira el paciente es aire fresco y una pequeña proporción de aire de la bolsa de confinamiento.
En la posición 8, el otro extremo de la escala, que se usa sólo en algunos casos para la inducción, K está abierta al mínimo, G y G1 abiertas al máximo y O1 cerrada. De esta forma todos los compartimentos del aparato y los pulmones del paciente se van cargando progresivamente de éter, vapor de agua y anhídrido carbónico.
En la posición 4, intermedia o de mantenimiento, la ventana K está semicerrada, G y G1 están semiabiertas y O1 también semiabierta. El aire inspirado se carga con vapores de éter que proceden de la cámara de vaporización así como de la bolsa de confinamiento.
Final Ya hemos visto cómo funciona el inhalador de Ombredanne, instrumento que ideó con la ayuda de la conocida casa de instrumentos médicos de París Collin. También hemos revisado su funcionamiento. En resumen, se trataba de aumentar la concentración de éter señalado en un índice del 0 al 8, aumentando un punto cada minuto aproximadamente hasta llegar a la posición 4 o de mantenimiento. En algunos pacientes, a veces era necesario seguir hasta la posición 8. Conseguida la anestesia, se descendía de nuevo al número 4. El aparato producía una retención importante de anhídrido carbónico con lo que se conseguía una hipernea.
Su fácil manejo hizo que se vendieran miles de unidades que se utilizaron hasta final de los años treinta del siglo XX, por un lado, y que pudiera ser utilizado por personal de enfermería, alumnos internos o ayudantes. Esto último quizás influyó en que la especialidad de anestesiología se retrasara en muchos lugares.
Louis Ombredanne nació en París en 1871 y murió en la misma ciudad en 1956. Fue ayudante de anatomía, cirujano de los hospitales Ténon, Saint-Louis y Boucicaut. Más tarde fue profesor de clínica quirúrgica infantil y ortopedia en el Hospital de los Niños enfermos. Tras jubilarse fue nombrado profesor honorario. Fue miembro de la Academia de Medicina y de la Academia de Cirugía. Fue premiado con la La Orden Nacional de la Legión de Honor.
Bibliografía –Armando Nesi, J. (2000). La paradoja del aparato de Ombrédanne. Revista Argentina de Anestesiología, vol. 58, nº 2, pp. 99-106.
–Barry, C.T. (1961). The Ombredanne inhaler. Anaesthesia, vol. 16, nº 2, pp. 184-187
–Duncum, B.M. (1946). Ether anaesthesia 1842-1900.. Postgraduate Medical Journal, vol. 22, nº 252, pp. 280-290.
–Franco Grande, A. (2003). Los orígenes de la moderna anestesia en España. Madrid, Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor (SEDAR)
–Glicenstein, J. (2015). Louis Ombredanne (1871-1956), chirurgien pediatre et plasticien. Annales de Chirurgie Plastique Esthétique, vol. 60, nº 2, pp. 87-93.
–Nei, J.A. (2000). La paradoja del aparato de Ombredanne. Rev. Arg. Anest, vol. 58, nº 2, pp. 99-106.
–Ombredanne Inhaler (1908-1982). Anestesiology Reflections from the Pierre Viars Museum (2012). Anesthesiology, vol. 117, pp. 1162-4.
–Ombredanne, L. (1905). Un appareil pour l’anesthésie par l’éther. Gazette des hôpitaux civils et militaires, vol. 81, pp. 1095-1100.
–Peset, J.L. (1974). El saber quirúrgico. En: Pedro Laín (dir.). Historia universal de la medicina. Barcelona, Salvat, vol. 6, pp. 298-305.
–Zimmer, M. (2008). Histoire de l’anesthésie. Méthodes et techniques au XIXe siècle. Paris, EDP Sciences.
Se han incorporado varias fuentes de tipo iconográfico que han pasado a engrosar nuestra colección de Fuentes iconográficas y materiales de Historia de la Medicina. Se han adquirido en mercadillos, subastas, venta directa, etc. tanto del extranjero como de España. Son las siguientes:
Enfermeras poniendo a los niños al sol en el tejado del West London Hospital (años 30 siglo XX) en una plataforma giratoria. (Procede de agencia de prensa).
3. Tarjeta postal circulada de la antigua escultura dedicada a Pelletier y Caventou (1901) en París que fue destruida durante la segunda guerra mundial. Después fue sustituida por otra completamente distinta.
4. Tarjeta postal circulada que muestra la ubicación de la escultura dedicada a los farmacéuticos Pelletier y Caventou (1907).
5. Fotografía que muestra a unos médicos pesando a un bebé en lo que debió ser la Gota de leche situada en la esquina de la calle Vallehermoso con Aguilera, en Madrid.
6. Fotografía del urólogo valenciano Nicasio Benlloch Giner (1888-1957) con su equipo del Hospital Provincial de Valencia en 1848.
En su Historia de mi labor científica, Cajal dice que en el bienio 1905-1906 se vio favorecido por la medalla de oro Helmholtz y el premio Nobel y que por ello recibió “felicitaciones y premios a granel”, “…telegramas de felicitación; cartas y mensajes congratulatorios; homenajes de alumnos y profesores; diplomas conmemorativos; nombramientos honoríficos de corporaciones científicas y literarias; calles bautizadas con mi nombre en ciudades y hasta en villorrios; chocolates, anisetes y otras pócimas, dudosamente higiénicas, rotuladas con mi apellido; ofertas de pingüe participación en empresas arriesgadas o quiméricas; demanda apremiante de pensamientos para álbumes y colecciones de autógrafos; petición de destinos y sinecuras…; de todo hubo y a todo debí resignarme, agradeciéndolo y deplorándolo a un tiempo, con la sonrisa en los labios y la tristeza en el alma”.
Tomando como excusa la medalla que se le regaló con motivo de la concesión del Nobel, realizada por Mariano Benlliure, trataremos de hacer una síntesis de lo que le sucedió a Cajal durante ese periodo visto desde la prensa diaria.
[Intro]
1905 Cajal ya era un personaje público conocido y un científico respetado desde hacía tiempo.
Entre 1905 y 1907, aparte de desarrollar su trabajo cotidiano como profesor e investigador, tuvo que hacer frente a una serie de acontecimientos importantes:
–Le fue concedida en febrero de 1905 el premio Helmholtz por parte de la Academia Imperial de Ciencias de Berlín. A pesar de que no iba acompañado de una compensación económica, le proporcionó gran prestigio. Este premio se unía, además , al Premio Moscú que había recibido en 1900. Recibió una medalla de oro y una copia de cobre.
–Participó en el homenaje que se le tributó a nuestro primer premio Nobel, en este caso de literatura, José Echegaray, que se le otorgó en 1904. Su contribución destacó sus aptitudes científicas y de divulgación mas que las literarias. Hay que señalar que algunos jóvenes de la generación del 98 criticaron mucho la concesión de este premio. Cajal sorteó el tema.
Dos éxitos, el de Echegaray y Cajal, que de alguna manera contribuyeron a reducir la sensación de derrota, de abatimiento y de desesperanza que produjo la tan traída “catástrofe del 98”. Es más, la Clark University de los Estados Unidos invitó a Cajal. El país que contribuyó a esa derrota española, reconocía a nuestro histólogo como un héroe de la ciencia”. Este hecho no pasó desapercibido en la prensa diaria. Se llegó a ver como una “revancha” tanto por el gobierno como por la población.
–Ese año Cajal también participó en la celebración del aniversario del nacimiento de Manuel García, inventor del laringoscopio, que moriría en Londres al año siguiente. Muy comentado fue, además, el gran homenaje que se le tributó en aquella ciudad.
–¡Cómo no! Cajal se vio implicado en el aniversario de la publicación de El ingenioso hidalgo Don Quijote, idea que lanzó dos años antes el conocido e influyente periodista Mariano de Cavia.
Aprovechó la obra de Cervantes de forma muy inteligente en la conferencia que le tocó impartir. La tituló Psicología de don Quijote y el quijotismo. Usó el quijotismo como recurso para conseguir lo que muchos perseguían, la regeneración del país y eso se conseguía cultivando la ciencia y la técnica. “El quijotismo de buena ley –dijo–, tiene en España ancho campo en que ejercitarse”.
No creamos que sólo España actuaba de esta forma. Otros países europeos se lanzaron desde principios del siglo XX a ensalzar sus “glorias pasadas”.
En 1906 Cajal fue elegido miembro de la Real Academia de la Lengua para cubrir el sillón I mayúscula que había dejado Juan Valera. Sin embargo, no tomó posesión jamás. Se dice que su desinterés procedía de la actitud de la Academia de no apoyar a Galdós para el Nóbel (interesante recordar esto en el Año Galdós que estamos celebrando) y todas las resistencias que ofreció para que se nombrara a Emilia Pardo Bazán como académica.
1906 Como es sabido, en esta etapa los políticos preparaban con cierta antelación la próxima caída del gobierno. Éstas se sucedían a veces en cuestión de unos pocos meses. Segismundo Moret ya preparaba su gabinete y se entrevistó con Cajal a quién poco después, ya en el poder, le ofreció el ministerio de instrucción. Ambos hablaron de las reformas que necesitaba el país y Cajal se sintió seducido y convencido. Sin embargo, no contestó de inmediato y reflexionó durante un viaje que hizo a Lisboa para rechazar finalmente el ofrecimiento que sí aceptó otro médico, Alejandro San Martín, el 6 de junio de 1906.
Como decía Cajal, “Transcurridos algunos meses, y cuando el ánimo reposado y tranquilo volvía a saborear las cautivadoras sorpresas del trabajo concentrado y tácito, cierta mañana de octubre de 1906 sorprendióme, casi de noche, cierto lacónico telegrama expedido en Estocolmo y redactado en alemán… Carolinische Institut verleihen Sie Nobelpreiss…” Se trataba de la concesión del premio Nóbel.
Hacía años que varios colectivos especialmente de médicos, manifestaron la necesidad de homenajear al “sabio español”. Tras difundirse la noticia del Nóbel por los medios, esa necesidad se hizo imperiosa. Cajal se estaba convirtiendo en un mito.
Como siempre, los primeros en reaccionar fueron los estudiantes de los que surgieron varias ideas: regalarle un álbum con todas las firmas de los estudiantes españoles, organizar una velada conmemorativa en el Ateneo, regalarle un busto, proponer al ayuntamiento de la capital que sustituyera el nombre de la calle de Atocha por el de Cajal, fundar un hospital o clínica con su nombre dedicado a las enfermedades nerviosas por suscripción popular, entre otras iniciativas. Invitaban, también, a unirse a todos los escolares de España.
Por su lado el Colegio de Médicos de Madrid se reunió y se sumó a la idea. El busto lo realizó el escultor Agustín Querol Subirats de forma gratuita. Mientras tanto seguían surgiendo nuevas ideas y languideciendo otras.
Por su lado, en Valencia, como había sido profesor de su Universidad, el Ayuntamiento, la Universidad y los estudiantes se unieron para homenajear a Cajal con iniciativas como crear una beca para que un médico recién terminada la licenciatura ampliara estudios de bacteriología y microbiología en el Instituto Alfonso XIII dirigido por Cajal, nombrar a Cajal decano honorario, poner su nombre al anfiteatro anatómico, colocar una placa recordando que había impartido allí sus lecciones, crear un álbum de firmas, entre otras.
El Colegio de Médicos de Madrid iba mientras tanto integrando asociaciones y sociedades que se querían unir a los homenajes (un total de 78). Decidieron asimismo abrir una suscripción para sufragar los gastos.
Cajal salía de Madrid hacia Estocolmo en tren el día 1 de diciembre. Llegó a su destino el día 8. La entrega del premio tuvo lugar el día 10.
1907 A finales de año empezaron a hacerse realidad los homenajes en diferentes ciudades: Zaragoza, en diciembre de 1906, y Palma de Mallorca y Córdoba a principios de 1907. Mención especial merece el acto que se celebró en Valencia en el Teatro Principal el 28 de enero en el que habló Juan Bartual, discípulo valenciano de Cajal.
En enero de 1907 se hablaba ya en la prensa de la Junta de Ampliación de Estudios, su composición y de que Cajal había sido elegido presidente. Era entonces ministro de Instrucción pública el conocido médico y político Amalio Gimeno Cabañas.
En Madrid seguían organizando actividades. Una comisión visitó a Maura para solicitar una senaduría vitalicia para Cajal. También se abrió una suscripción para una medalla. A principios de marzo se habían recogido 6.809 pesetas. Se acordó prorrogar la colecta y encargar la obra a Benlliure, amigo de Cajal.
Las acciones en Madrid fueron disipándose y las que quedaron se distribuyeron en el tiempo debido, quizás, al exceso de participantes, a los cambios en la dirección del Colegio de médicos y a la imposibilidad de llegar a acuerdos. Unas se hicieron realidad y otras no.
Sin embargo, el día 14 de mayo llegó a Madrid una comitiva de estudiantes de Valencia en el tren Correo de Aragón. Le llevaban a Cajal el libro de firmas que dejarían en el Centro Regional Valenciano, situado entonces en la calle Bolsa, para que los valencianos que se encontraran en Madrid pudieran firmar. Se le entregó en una velada que tuvo lugar en el mismo Centro el día 22.
Intervino el presidente del Centro Regional, Luis Cerveró, el conocido estudiante Uxó, quien expuso los trabajos llevados a cabo y el entusiasmo que despertó en Valencia la iniciativa. Después, al son de la marcha de Valencia, le fue entregado a Cajal el álbum. Éste, emocionado, rindió homenaje de gratitud a Valencia. Abelardo Vidal (secretario del centro) le entregó el título de socio de mérito. El diputado Eduardo Vilar y el ministro Rodríguez-San Pedro cerraron los discursos.
Ese mismo año, el 30 de junio, Cajal ingresó también en la Real Academia de Medicina.
Volvamos a la medalla. La idea surgió del ámbito del Colegio de Médicos como hemos visto, pero la materialización del homenaje fue bastante tardía. La mención en el reverso de los que dedican, los españoles amantes del progreso, viene a indicar la heterogeneidad final de los participantes más allá de los colegas médicos.
Probablemente la medalla se acuñó en la Fábrica Nacional de la Moneda y Timbre con cierto retraso en 1908. Finalmente, se entregó a Cajal el 28 de mayo de 1908 y no en un acto público, circunstancia que fue lamentada, sino en una visita de la comisión a su propio domicilio. Como se puede observar en la medalla se mantuvo la fecha de 1907, errónea por otra parte ya que el premio se había concebido en 1906.
La medalla es una de las más conocidas de Mariano Benlliure. Leo ahora la descripción que hace el Museo del Pardo de la misma (Texto extractado de una obra de J. Gimeno Pascual): “La naturalidad expresiva y el desplazamiento de la centralidad en la composición del anverso se completan con el marcado decorativismo de la simbología, por otra parte rotundamente clásica, tanto de la Ciencia como de la Medicina. La caligrafía de la dedicación, que adquiere relieve protagonista en relación con la simbología iconográfica, apoya asimismo el marcado carácter decorativo. Es la manifestación más plenamente modernista de Benlliure y uno de los ejemplos más significativos de la medalla modernista española”.
[Final]
La lectura de los artículos y noticias publicadas en este periodo ofrecen dos visiones complementarias: en una los españoles no conocen la obra de sus sabios y tienen que ser los extranjeros los que nos las descubre, y en otra, que en el extranjero tenían que ir abandonando la idea de una España de toreros, de señoras con mantilla, de conspiradores, pobres y leprosos.
Sin embargo, a diferencia de lo que sucedió con el logro del salvarsán por parte de Ehrlich en 1910, no hemos hallado un solo artículo, información o noticia que contara con algo de detalle los logros que habían hecho a Cajal merecedor del Premio.
Bibliografía
Todos estos acontecimientos los analizo con detalle en este artículo:
–Fresquet Febrer, J.L. (2019). The image of Santiago Ramón y Cajal through the daily press. The awarding of the Nobel Prize. European Journal of Anatomy, vol. 23, Supplement 1, pp. 15-28. [Disponible en: http://www.eurjanat.com/web/paper.php?id=23s10001], donde se puede consultar toda la bibliografía utilizada.
Se han añadido a la colección de fuentes iconográficas y materiales de historia de la medicina nuevas incorporaciones.
En lo que se refiere a objetos, dentro del conjunto de aparatos para «masajes» hemos adquirido el de construcción alemana MASPO, de baquelita, y el de «masaje vibratorio» Veedee, de principios del siglo XX, fabricado en Londres, que llegó a ser muy popular en varios países europeos.
También ha pasado a formar parte de la colección el hemoglobinómtero Boehringer, que la marca de medicamentos debía regalar a los médicos para detectar anemias con cierta rapidez. Una cifra baja de hemoglobina se relaciona directamente con un bajo nivel de oxígeno. Es muy parecido al que presentamos hace tiempo, modelo Marucelli.
Hemos adquirido la medalla que conmemora la inauguración del nuevo edificio que en 1949 ocupó la Facultad de medicina de Valencia y que todavía hoy, tras profundas reformas, sigue en funcionamiento.
Como material iconográfico incorporamos dos fotografías que recogen los daños sufridos por el Hospital Clínico de Madrid, que quedó entre los dos bandos durante la guerra civil. Los franquistas en lo que sería la Escuela de Arquitectura y alrededores, y los republicanos en lo que fue la cárcel modelo (hoy el edificio del Ejército del Aire) y el Instituto Rubio (hoy Fundación Jiménez Díaz). Una procede de algún particular y la otra de una agencia de prensa inglesa.
En cuanto a instrumentos, un protector ocular de Arruga (Hermenegildo Arruga), que se ha adquirido en Inglaterra. Un conocido aparato quirúrgico que llegó a tener gran éxito en Francia durante la segunda mitad del siglo XIX, el Compresor recto de cadena ideado por el cirujano Chassaignac.
Por otro lado, el exitoso aparato de masaje del Dr. Macaura (Macaura’s Blood Circulator), que acabó por convertirse en una panacea con la que curar un gran número de enfermedades en la época victoriana.
También un aparato de respiración artificial «Pulmomán«, fabricado por Electrom, y un botiquín de urgencia de bolsillo que regalaba Laboratorios Frassie a los médicos.
En cuanto a imágenes, se han incorporado una del antiguo Hospital San Juan de Dios, ya desaparecido, y dedicado a las enfermedades venéreas. Fue allí donde se probaron por primera vez en Madrid las primeras inyecciones de Salvarsán a la población civil. Días antes se aplicaron en el Hospital militar de Carabanchel.
Un cistoscopio fabricado por AGEMA Louis & H Loewenstein, Berlín; un microscopio binocular de la casa Carl Zeiss, fabricado en la entonces llamada Alemania occidental; y un microscopio japonés de la marca FUJI, modelo FC.
También se han incorporado varias fuentes de tipo iconográfico. Una fotografía de los estudiantes de primer curso de la Facultad de medicina de Valencia (año por determinar); imágenes de la Clínica del Radium del Dr. Casanova Dalfó, de Valencia; y un folleto con imágenes de la Clínica del Dr. Gallardo, de Valencia.
En el sitio web del Colegio de Optometristas hay una sección dedicada al Museo de la British Optical Association. El Museo se fundó en 1901 y es reconocido como el museo sobre óptica más antiguo del mundo. Su colección está formada por más de 27.000 objetos. Ocupa un edificio histórico en el centro de Londres. Puede visitarse, pero hay que concertar previamente la cita.
Todos los objetos están relacionados con el ojo humano, la optometría y su representación en el arte. Se afirma que no solo es un museo de ciencia, medicina y tecnología sino que abarca también las artes así como la historia social de una profesión que ha servido y sirve a las personas con alguna discapacidad visual.
Las colecciones que custodia son, pues, un recurso importante para estudiar el desarrollo de las diversas ocupaciones y profesiones relacionadas con la vista, desde los fabricantes medievales de lentes hasta los profesionales altamente cualificados en optometría y óptica. Esa misma página ofrece un buscador y otro menú vertical a la derecha con otros enlaces que pueden ser de utilidad a los visitantes.
La información que se proporciona en «Historia del Museo», está dividida en tres secciones: la historia del museo entre 1901 y 1980, la del periodo 1980 a 2018, y la dedicada a los conservadores y voluntarios. En «Visitar el Museo» se encuentra todo lo necesario para preparar una visita familiar o individual, o en grupo. En «Servicios del Museo» se describen aspectos como la enseñanza y la investigación, entre otras cosas.
La página «Explorar las colecciones» explica los contenidos: el catálogo, el archivo, la colección de libros históricos, las donaciones, consultas, cuidados y conservación, objetos de famosos, todos los instrumentos del «oficio», la colección de lentes de contacto, la higiene ocular, los modelos oculares (con enfermedades, lesiones, malformaciones, etc.).
En «Exposiciones en línea» el visitante puede recorrer las siguientes: Una de ellas muestra las pinturas y esculturas propiedad del Colegio; otra consiste en una colección de ojos artificiales; una tercera aborda el tema de la percepción del color; la cuarta el tema de las lentes de contacto; la siguiente explica el estudio de la visión a través de los tiempos así como los personajes, científicos o no, implicados; la sexta el microscopio; la séptima es sobre numismática relacionada con el tema; la octava trata sobre el telescopio; la siguiente muestra una colección de instrumentos oftalmológicos; la décima aborda el tema de las lentes; y todavía hay más, como los objetos de «entretenimiento» basados en la óptica, entre otras.
La dedicada a instrumentos es muy útil ya que puede servir para identificar aparatos que en un principio no se sabe para qué sirven. También puede seguirse la evolución de los mismos, como es el caso del oftalmoscopio.
En «Exposiciones temporales» se proporciona información sobre las exposiciones pasadas y presentes. «Aperture» trata de reunir datos de museos, colecciones y exposiciones de la misma temática.
El sitio web es muy completo y se mantiene al día. Puede ser de gran utilidad para la docencia, la investiogación y para todos aquellos interesados en el tema.
En cuanto a imágenes, una fotografía en la que aparecen dos profesores de la Universitat de València ya fallecidos: Juan José Barcia Goyanes, que fue catedrático de anatomía, decano y rector; y por otra parte, Joaquín Catalá Alemany, conocido catedrático de física y pionero de la física de partículos en España. La imagen debió ser tomada durante algún acto oficial de la universidad. Por otro lado, un álbum que recoge varias imágenes de las Bodas de plata de la promoción 1931-1940 de la Facultad de Medicina de Valencia.
El Bardanol fue la primera especialidad industrial registrada de Aurelio Gamir Sanz (1878-1964), quien poseía también una farmacia en la plaza Mariano Benlliure, de Valencia. Siguieron después el Hordenal, Urobardanol, Benzoformina y Belladona-Val, entre otros. El Bardanol contenía extracto de las raíces de la Arctium Lappa L y estaño coloidal.
Finalmente, en la sección de fuentes iconográficas se han añadido cuatro tarjetas máximas: una dedicada a Severo Ochoa, distinta de la ya existente; una a Gregorio Marañón; otra a Federico Rubio; y una última a Ignacio Barraquer Barraquer.