Feliz Navidad y Año nuevo 2023

Con esta pintura del artista británico Phil Lockwood «Offices at Night», en el que homenajea a las pinturas del artista Edward Hopper, os deseo Feliz Navidad y Año nuevo.

Fernando de Castro (1896-1967)

Insertamos a continuación el guión del vídeo Fernando de Castro (1896-1967) que se puede ver en el canal de Youtube «Medicina, historia y sociedad«.

En el libro de Marino Gómez-Santos, Fernando de Castro. Su vida. Su obra, figura una larga frase de Laín Entralgo que recoge dos afirmaciones: ¿Por qué Fernando de Castro no recibió, con Heymans, el premio Nobel, siendo así que el propio Heymans reconoció poco tiempo después que sus personales trabajos fisiológicos sobre el cuerpo carotideo no hubieran sido posibles sin los previos de nuestro ilustre compatriota? Y ¿Por qué en 1939, entonces en la cima de sus posibilidades científicas, no fue nombrado director del Instituto Cajal, al que habría podido imprimir la orientación neurofisiológica que la sazón del tiempo requería?

[INTRO]

Cuando uno pasea por la calle Arenal, una de las más céntricas de Madrid, descubre una placa en el número 16 en la que se puede leer:

A Fernando de Castro / Ilustre neuro-histólogo/ que nació en esta casa/ el 23 de febrero de 1896 / Le dedica este homenaje la Sociedad Española/ de Histología / Madrid 1982

En el barrio de Chamberí, en la calle Juan de Austria, 22, se encuentra otra placa puesta por el Ayuntamiento en la que lee:

En esta casa/ vivió, trabajó y murió/ el neurólogo de/ La Escuela de Cajal/ Fernando de Castro/ que describió el primer/quimiorreceptor / de la sangre/ (1896-1967)/ Ayuntamiento de Madrid/ 1997

Nacido en Madrid en 1896, Fernando de Castro realizó estudios de enseñanza secundaria en el Instituto del Cardenal Cisneros. Se graduó en 1912.

Se dice que la lectura de El árbol de la ciencia, de Baroja, junto a las recomendaciones de sus compañeros, le empujaron a elegir los estudios de medicina que comenzó en 1912.

En segundo curso tuvo de profesor a Cajal por el que llegó a tener gran admiración. Pertenecer a su grupo de discípulos le supuso un largo camino en el que tuvo que demostrar su valía.

Trabajó con Achúcarro que estaba entonces en el laboratorio que había articulado con el de Cajal para el estudio de la neuropatología. Cuando estaba en tercer curso Cajal le propuso un trabajo: estudio del aparato de Golgi en los botones gustativos. Cuando lo terminó, Cajal, valorando su calidad y pericia, se lo publicó.

En 1918 murió Achúcarro a los 37 años y Castro obtuvo la plaza de alumno interno de histología. En el laboratorio de esta materia, entonces a cargo de Jorge Francisco Tello, profesor ayudante de anatomía patológica, trabajó hasta presentar su tesis de doctorado.

En 1921 terminó la licenciatura. Inmerso en la tesis recogió muestras de las autopsias sobre los ganglios sensitivos del hombre en estado normal y patológico.

La tesis, presentada en 1922, fue reconocida con el premio Rodríguez Abaytua de la RANM. Este trabajo atrajo después el interés de Wilder G. Penfield, director del Departamento de Neurología de la Universidad McGill de Montréal. Años después éste le solicitó a Castro dos capítulos de su obra Cytology and Cellular Pathology of the Nervous System. Penfield estuvo con Río-Hortega trabajando en España durante su sabático.

Las publicaciones que de este trabajo surgieron, le proporcionaron a Castro reconocimiento internacional.

Después De Castro comenzó a estudiar la neuroglia, sobre todo en el bulbo olfatorio tanto en los vertebrados inferiores como en los mamíferos y las personas. De ahí surgieron varios artículos.

Su padre falleció en 1921. Cajal le facilitó una beca y acogió a Castro en el grupo elitista de sus discípulos. (junto a Tello, Domingo Sánchez, Lafora, Río-Hortega, Villaverde y otros)

En 1924 Cajal encargó a Castro la dirección del Laboratorio de becarios que desempeñó hasta 1932 para supervisar los trabajos tanto de españoles como de extranjeros.

En 1926 se casó con María Fernández Ardavín (1898-1958) en su Madrid natal, y en septiembre de 1927, nació su único hijo, Fernando-Guillermo.

Ese año asistió a la XXI Reunión internacional de la Association de Anatomistes (Lieja). Fue pensionado por la JAE para trabajar un mes con J. Boeke en Utrech. También estuvo en el Laboratorio de Histología comparada de La Sorbona y en el Instituto Neurológico de Amsterdam.

Comenzó asimismo a estudiar la inervación de la región aorto-carotidea. En dos documentos trascendentes para el campo, identificó los barorreceptores (que detectan los cambios en la presión arterial) en la región del seno carotídeo y los distinguió de los quimiorreceptores (que detectan cambios en la composición química de la sangre), que estaban circunscritos dentro de una estructura glomerular vinculada a la arteria carótida interna, el «glomus caroticum» o cuerpo carotideo. Esta descripción, la primera de un quimiorreceptor arterial, se considera por los especialistas como la contribución científica más importante de Fernando de Castro.

Con estos descubrimientos de Castro identificó la base anatómica de los reflejos cardio-respiratorios que habían sido descritos por el fisiólogo alemán Heinrich Hëring y, aún más, orientó el trabajo del fisio-farmacólogo belga Corneille Heymans para estudiar el cuerpo carotídeo como la clave para los reflejos quimiosensoriales.

Ese año conoció a Heymans en un congreso de anatomistas en Burdeos en 1929. En tres ocasiones estuvo trabajando con Heymans y sus ideas llevaron a reorientar los trabajos de aquel que más tarde le supusieron el premio nobel.

En 1932 se inauguró el nuevo Instituto como Centro y Laboratorio de Investigaciones Biológicas en el llamado Cerro de San Blas. Cajal fue su primer director.

El dominio de las técnicas histológicas que tenía hizo que Cajal le eligiera para compilar en un libro todas las técnicas y procedimientos utilizados por la Escuela Cajal durante décadas: Elementos de técnica micrográfica del sistema nervioso (1933). Por entonces ya era tercer ayudante del Instituto Cajal.

Obtuvo la cátedra de Histología y Anatomía Patológica de Sevilla, aunque sus amigos opinaban que un investigador como él en plena producción científica no debía perder el tiempo en la docencia. Permaneció allí poco tiempo.

En 1934 obtuvo una beca Rockefeller para estar varios meses en Turín con Giuseppe Levi interesándose en la regeneración del sistema nervioso. Según se dice, allí padeció una angina de pecho o fue envenenado. Levi había sido encarcelado por los fascistas. Antes de regresar a España sin terminar sus trabajos conoció a Rita Levi-Montalcini.

Cajal murió el 17 de octubre de ese mismo año.

En 1934 fue nombrado ayudante segundo del Instituto Cajal y catedrático de Histología y Anatomía patológica agregado a la Universidad de Madrid.

En 1936 estalló la Guerra civil. Tello y Fernando de Castro permanecieron en el Instituto que se encontraba en pleno frente durante la contienda.  Trataron de conservarlo y acudían todos los días aunque no pudieran hacer nada. Finalmente, terminada la guerra, sin haber sufrido grandes daños, se reanudaron las investigaciones, aunque prácticamente tuvieron que partir otra vez de cero. Además tuvo que dedicarse en parte a la medicina privada haciendo histopatología y cirugía como ayudante para poder subsistir.

La Junta de Ampliación de Estudios fue convertida en el CSIC y el Instituto Cajal pasó a depender de éste. Como profesor fue sometido a un proceso de depuración que se resolvió de forma favorable. Aun así se le desposeyó de la cátedra y del desempeño de cargos.

Durante esta etapa De Castro volvió a trabajar en el glomus, en los preso y quimiorreceptores y a publicar a pesar de que apenas tenían presupuesto y materiales para desarrollar las diferentes técnicas. Estaba interesado en conocer el mecanismo de excitación de estas células, es decir, en qué parte de la sinapsis comienza la excitación para el desencadenamiento del impulso nervioso.

Tras el final de la Segunda guerra mundial, en 1947, fue becado para trabajar sobre técnicas electrofisiológicas aplicadas al sistema nervioso en el Instituto Rockefeller de Nueva York, con Herbert S. Gasser.

Allí recibió numerosas visitas e invitaciones para impartir conferencias. Procedía una de Argentina para dar un curso, lo que hizo en 1948. Fue recibido como un sabio y contactó con gran cantidad de españoles exiliados. También estuvo en Montevideo, Córdoba, Santiago de Chile, Lima, etc. Al periplo americano siguieron una serie de actividades de proyección europea.

En 1950 recuperó la cátedra de Histología y Embriología general de la Facultad de Medicina de Madrid. Sus estudios siguieron dos vías: la sinaptología y el estudio histo-fisiológico del cuerpo carotídeo.

De Castro fue el encargado de organizar en 1952 el Coloquio Científico Internacional en homenaje a Cajal en la Facultad de Medicina. Siempre quiso proteger el patrimonio de Cajal y de su Escuela. Acudieron varios premios nobel y destacados científicos de todo el mundo.

En posesión de numerosos premios, condecoraciones y distinciones nacionales e internacionales, de haber publicado abundantemente y de formar a varios discípulos, falleció en Madrid el 15 de abril de 1967. Se le considera como el último discípulo directo de Cajal en España. Además fue el único con perspectiva histórica advirtiendo de la necesidad de preservar el legado Cajal.

Nos vemos en el próximo vídeo.

Bibliografía

Gómez-Santos, M. (1965). Cinco grandes de la ciencia española. Madrid, Biblioteca Nueva.

Gómez- Santos, M. (2009). Fernando de Castro. Su vida. Su obra Madrid: Fundación Mutua Madrileña.

Ros-Bernal, F.; de Castro, F. (2019). Anat Rec, vol. 303, nº 6, pp. 12061214.

De Castro, F. The Cajal School in the Peripheral Nervous System: The Transcendent Contributions of Fernando de Castro on the Microscopic Structure of Sensory and Autonomic Motor Ganglia, Front Neuroanat, vol. 10, p. 43

De Castro, F. (2009). Towards the sensory nature of the carotid body: hering, de castro and heymansdagger, Front Neuroanat, vol. 3, p. 23.

De Castro, F. (2019). Cajal and the Spanish Neurological School: Neuroscience Would Have Been a Different Story Without Them. Front Cell Neurosci, vol. 13, p. 187.

Ortiz Picón, J.M. (1967). El profesor Fernando de Castro (1896-1967). Folia neuropsiquiátrica, vol. 2, nº 2, pp. 19-22.

Suárez Gonzalo, L.; Palomero Rodríguez, M.A.; Justado Sánchez, B. (2014). Fernando de Castro. Descubridor de los quimiorreceptores. Revista Española de Anestesiología y Reanimación, vol. 61, nº 9, pp. 525-526.

Historia de la medicina. Noticias en español (noviembre, 2022 #1)

La trágica muerte del inventor de la anestesia epidural.
Fuente: Diario de Burgos

5 hitos en la historia de la medicina.
Fuente: La Verdad

¿Quién fue José Manuel Valdés, el primer médico afroperuano que también fue prócer de la independencia?
Fuente: La República

El médico y vacunador pionero Tomás Romay y los precedentes católicos de ciencia y fe en Cuba. Por Alfonso V. Carrascosa.
Fuente: Religiónenlibertad

Un recorrido por la historia de la farmacia. . Por D. Casillas.
Fuente: Diario de Ávila

Así era la popular poción utilizada como anestesia en la Edad Media. Por Albert Martínez.
Fuente: La Razón

Fez: Gran éxito del 10º coloquio sobre «la historia de la medicina»
Fuente: News.es Euro

Las lecciones médicas de la Grecia Antigua llegan hasta nuestros días.
Fuente: National Geographic

El guardian del Ano del Faraón, un médico que hacía el trabajo sucio. Por Abel GM
Fuente: Historia National Geographic

El opio: la droga del siglo XVIII. Por Fran Navarro
Fuente: Muy Historia

#HistoriaD: Los Galvin. Por Javier Cancho.
Fuente: Onda Cero

Los 10 NObel de Medicina más destacados del siglo XX. Por Carlos Martínez
Fuente: Infogate

Alzheimer: la historia de una enfermedad, la vida de un médico. Por Clara Melanie Zaglul Zaiter.
Fuente: Acento

El Hospital de la Princesa acoge una conferencia magistral sobre la Historia de la Psicocirugía.
Fuente: Comunidad de Madrid

Hoy en la historia. Muere Miguel Servet.
Fuente: Hoy. Guardianes de la verdad

Constitutida la Fundación del Museo do Médico Rural: excelencia, humanización y memoria.
Fuente: La Razón

‘El secreto de la vida’, el libro en el que Howard Markel desvela la intrahistoria del descubrimiento de la estructura del ADN. Por J.F. Borrell.
Fuente: Marca

¿Hechos o artificios? Los documentales de ciencia en el siglo XX.
Fuente: Investigación y Ciencia

Hace 116 años SDantiago Ramón y Cajal el primer premio Nobel de medicina español. Por Julio Merino
fuente: El Correo de España

Tuskegee: el experimento más infame de la historia. Por Miguel Ángel Sabadell
Fuente: Muy Interesante

Historia de la medicina. Noticias de interés en español (agosto, 2020 #1)

En Internet, historia de pestes en Europa. Por Mónica Mateos-Vega
Fuente: La Jornada

De pandemias y mujeres sanadoras. Por Javier Medrano
Fuente: eju! tv

Irun 1522, de nuevo en marcha. La Fundación presentó el jueves el libro ‘Jornadas de Historia Sanitaria aplicada a la mejora de las consecuencias del campo de batalla’. Por Ana M. Seisdedos.
Fuente: El Diario Vasco

Las sanadoras renacentistas, historia de la medicina universal
Fuente: Radio Euskadi

Hospital San Juan de Dios, una historia de abandono y negligencia
Fuente: Caracol radio

Denia «Calle a calle»: la historia de traiciones al médico Manuel Vallalta
Fuente: denia.com

Descolonizar la ciencia: ¿qué es «parachute science»? Por Paola Estrada Villafuerte
Fuente: Observatorio de Innovación Educativa

La gripe española de 1918: la peor catástrofe sanitaria de la historia. RNE.
Fuente: Jerez sin fronteras

Dos estudiantes y un historiador trabajan el sueño de un Museo Nacional de Medicina. Por Analñia Filosi
Fuente: El País (Uruguay)

Rafael probablemente murió de pulmonía y no de sífilis, según un estudio
Fuente: La Vanguardia

Preservativo: su historia y su verdad II parte. Por Mauro Fernández
Fuente: La Prensa libre

Trailer de ‘Radioactive’. La historia de Marie Curie de la mano de Satrapi
Fuente: Las cosas que nos hacen felices

Quién es Henrietta Lacks, la mujer con células inmortales que ha salvado millones de vidas
Fuente: El Imparcial

«Argentina, de la lepra al COVID», por Federico Andahazi
Fuente: Radio Mitre

La singular historia del plasma rico en plaquetas, una de las maravillas de la medicina moderna. Por el Dr. Ramón Castellanos
Fuente: El Nuevo Herald

De Louis Pasteur a la pandemia: una semana de conferencias vía El Colegio Nacional
Fuente: Aristegui Noticias

«En la historia de las epidemias, nunca tuvimos una fuerza científica tan importante como hoy» Oscar Bottasso dirige el Instituto de Inmunología Clínica y Experimental en Rosario y es investigador del Conicet.
Fuente: El Ciudadano

Sobre anacronismos y torquemadas. Por José Manuel Sánchez Ron
Fuente: El Cultural

¿Por qué hoy se celebra el Día de la Medicina Social?
Fuente: Filo.news

Lavarse las manos. Ignaz Semmelweis

Insertamos el guión del vídeo que subimos al canal de Youtube «Medicina, historia y sociedad» de Youtube hace unas semanas dedicado a Ignaz Semmelweis y que hemos titulado Lavarse las manos. Ignaz Semmelweis.

 

Entre los consejos que constantemente estamos recibiendo desde hace unas semanas para luchar contra la pandemia de Covid-19, destaca el lavado de las manos.

Nadie duda de que la higiene nos ha ayudado a librarnos de muchas enfermedades infecciosas o al menos reducir su incidencia. Pero es verdad que hace meses leíamos en algún artículo que la gente estaba perdiendo hábitos de higiene entre los que se encontraba el lavado de manos con cierta frecuencia.

A mediados del siglo XIX un médico también llamó la atención sobre este hecho para prevenir la temida fiebre puerperal. Proporcionó una explicación científica, pero hasta que llegaron Pasteur y Koch décadas después, casi nadie le hizo caso.

[Intro]

En 1924 el conocido y a la vez odiado médico y escritor Louis Ferdinand Céline presentó su tesis que hablaba de Semmelweis, personaje central en esta historia.

Nació Semmelweis en lo que hoy es Budapest (Hungría) en 1818. Entonces formaba parte del imperio austríaco cuya capital era Viena. Su padre poseía una tienda y un almacén de venta de especias y productos generales. Parecía que su vocación lo llevaba a estudiar derecho en la Universidad de Viena en 1873, pero al año siguiente cambió a Medicina tras asistir, según se dice, a una autopsia realizada por Rokitansky.

Allí tuvo a destacados maestros, como señala Céline, como el gran clínico Joseph Skoda y el anatomopatólogo Carl von Rokitanski. El primero de ellos incluso le ayudó a superar su depresión por las continuas bromas que le gastaban sus compañeros por su marcado acento húngaro. Si su carácter era ya algo difícil estos hechos lo acentuaron.

En 1838 regresó a Budapest y se inscribió en la nueva escuela de medicina que allí se creó, pero la enseñanza que se impartía no le gustaba. En 1841 regresó a Viena y sufrió una crisis vocacional. Mientras tanto se aficionó por la botánica. Finalizó sus estudios en 1844.

En 1845 fue nombrado por concurso profesor de cirugía. Sin embargo, su plaza tardaba en llegar. Aceptó un puesto de obstetricia convirtiéndose en ayudante de un mediocre Johann Klein que dirigía la primera clínica obstétrica del Hospital Maternal de Viena. Había una segunda que dirigía Franz Bartchs.

En cuanto Semmelweis empezó a destacar, agrupó todas las envidias contra él. Estas cosas, como vemos, no sólo pasan en España.

La mortalidad en cirugía era altísima. Lo mismo que en los dos servicios de obstetricia, donde la fiebre puerperal era frecuente.  Lo sabía la población y sólo las mujeres en absoluta miseria o las rechazadas por las intransigentes costumbres de la época (solteras embarazadas, prostitutas, etc.) acudían allí para parir.

Sensibilizado por la alta mortalidad Semmelweis intentó averiguar los motivos. Eso ya fue colocar la primera piedra, algo que parece que al resto del personal no le preocupaba.

Observó que la mortalidad en el servicio de Klein era muy superior al de Bartch. Su capacidad de observación le hizo fijarse en el hecho de que en el de Bartch eran exploradas y atendidas por las estudiantes de comadronas y en la de Klein por estudiantes de medicina.

Pensó que las maniobras de las futuras comadronas se realizaban con cuidado mientras que los estudiantes actuaban con cierta brutalidad produciendo inflamaciones. Puesto de manifiesto, se acusó a los estudiantes extranjeros de ser los responsables. Muchos fueron expulsados y la mortalidad descendió. Quizás una casualidad.

Mientras tanto Semmelweis descartó otras explicaciones pintorescas, incluso de tipo religioso, que no merecen que nos detengamos. Él estaba convencido que los motivos estaban allí, en su clínica.

Mientras tanto tuvo que hacer frente a burlas y críticas de parte de sus colegas y estudiantes. Le acusaron de que él mismo provocaba ansiedad a las parturientas que las predisponía a contraer la enfermedad.

Observó también que las mujeres que parían en la calle y después eran llevadas a la clínica se salvaban más que las que parían en la propia clínica. Entonces decidió seguir a los estudiantes mucho más de cerca. Recordó que cuando estaba trabajando con Rokitansky se temía que éstos se hicieran incisiones involuntarias durante las autopsias porque solían ser mortales.

Semmelweis estaba más cerca de la verdad. Sin demasiada base científica como hoy la entenderíamos, se le ocurrió que los alumnos se lavaran las manos antes de acercarse a las embarazadas. Hizo instalar lavabos en las puertas de la clínica.

A Klein le pareció una idea ridícula y se opuso de forma violenta. Hizo todo lo que estuvo en sus manos para deshacerse de su ayudante. Otros muchos colegas creían lo mismo. La cosa se salió de lo normal y el 20 de octubre de 1846 Semmelweis fue destituido.

Un grupo de médicos pidió explicaciones sobre los hechos. Skoda movió todos los recursos para que se le devolviera su puesto. Mientras tanto Semmelweis realizó un largo viaje a Venecia.

A los dos meses regresó. Acababa de fallecer su amigo el forense Jakob Kolletschka de una herida accidental durante una autopsia.

Revisando el caso Semmelweis dijo que “la noción de identidad de este mal con la infección puerperal de la que morían las parturientas se impuso tan bruscamente en mi espíritu, con una claridad tan deslumbradora, que desde entonces dejé de buscar por otros sitios”.

Los dedos de los estudiantes se contaminaban con los exudados de los cadáveres y transportaban esas partículas cadavéricas a los órganos genitales de las mujeres, especialmente al cuello uterino.

Gracias a la influencia de Skoda, Bartch, médico jefe de la segunda maternidad, acabó por recibir a su protegido a título de asistente, aunque en realidad no tuviese ninguna necesidad de personal en aquel momento. Se hizo una prueba: los alumnos de Klein pasaron a la clínica de Bartch a cambio de las comadronas.

La mortalidad en la clínica subió al 27 % lo que representa un aumento del 18 % respecto al mes anterior. Así, pues, se demostraba que el problema eran los estudiantes.

Ese mes ingresó una mujer que pensaban que estaba embarazada. Semmelweis la examinó y encontró un cáncer de cuello de útero. Después, sin pensar en lavarse las manos hizo tacto vaginal sucesivamente a cinco mujeres que estaban dilatando. En las semanas siguientes todas ellas murieron por infección puerperal.

Semmelweis escribió: “Las manos, por su simple contacto pueden ser infectantes”.

Pidió que se preparara una solución de cloruro calcificó con la que cada estudiante, que hubiese disecado el mismo día o la víspera, debía lavarse cuidadosamente las manos antes de efectuar cualquier clase de reconocimiento en una mujer encinta. En el mes que sigue a la aplicación de esta medida la mortalidad descendió al 0,23 por ciento.

Sin embargo, obstetras y cirujanos rehusaron, en un impulso casi unánime, con odio, el inmenso progreso que se les ofrecía. Klein logró agrupar contra Semmelweis desde el primer momento a casi todos los miembros de la Facultad.

Céline dice al respecto “En el corazón de los hombres sólo habita la guerra”.

Solo cinco médicos se colocaron al lado de Semmelweis: Rokitansky, el gran dermatólogo Hebra, Heller, Helm y Skoda.

Se consultó a médicos del extranjero, pero la mayoría no se molestó ni en contestar. Ni Amsterdam, ni Berlín ni Edimburgo. Tampoco París. Ni siquiera tuvieron la curiosidad de probar algo tan sencillo en sus clínicas. Hablar de médicos que producían iatrogenia no cabía en sus cabezas. La estupidez humana no tiene límites.

Insultos, calumnias, risas, odio… ya no sólo de colegas, también se unieron estudiantes y enfermeros. La situación se hizo insostenible y Semmelweis fue destituido el 20 de marzo de 1849 por segunda vez.

Skoda comunicó a la Academia los resultados concluyentes y absolutamente favorables a la teoría que acababa de obtener por infección de fiebre puerperal experimental en un cierto número de animales.

Hebra, declaró en la Sociedad Médica de Viena que el hallazgo de Semmelweis gozaba de gran interés para el porvenir de la cirugía y de la obstetricia, y solicitó el inmediato nombramiento de una comisión para examinar, con toda imparcialidad, los resultados que se habían obtenido. Pero la tarde de “ciencia” y “académicos” terminó en una verdadera batalla campal de insultos y calumnias hasta llegar a zurrarse.

El ministro prohibió entonces que la comisión se reuniera y obligó a ser Semmelweis abandonara Viena lo más pronto posible.

Cuando regresó a Budapest el ambiente social y político ya estaba muy enrarecido. Sucedieron muchas cosas que aquí no caben, pero, en definitiva, la personalidad de Semmelweis comenzó a deshacerse. En 1848 se produjo comenzó la revolución húngara.

Semmelweis vivía humildemente del ejercicio de la medicina. Por si fuera poco, dos desgraciados accidentes le provocaron fractura de brazo primero y de pierna después. Quedó incapacitado e inmovilizado en su cama. No murió de hambre y frío gracias a sus amigos que lo impidieron. Corría el invierno de 1849.

Su amigo el cirujano Lajos Markusovszky fue a Budapest a ver a Semmelweis y escribió a Skoda para contarle la situación. Consiguieron que Birley, director de la Maternidad de San Roque, lo aceptara durante unos meses si renunciaba a “sus ideas”. Semmelweis, sin embargo, no hizo nada nuevo, ni siquiera fue a ver a Birley.

Un día un médico le llevó un mensaje. Le contó que el obstetra Gustav Adolf Michaelis se había suicidado. Atendió un parto de una de sus primas, la infectó y murió de fiebre puerperal. Investigó si era él el responsable. Días antes había atendido a mujeres con fiebre puerperal y no guardó las debidas precauciones. La culpa le lanzó a la vía del tren.

Este hecho hizo despertar a Semmelweis que fue a ver a Birley. Mostrándose cauto con sus ideas obtuvo tiempo para escribir su única obra: La etiología de la fiebre puerperal.

Muerto Birley se hizo cargo de la maternidad e impuso sus ideas. De nuevo burlas, enemistades… incluso se dice que sus ayudantes no se lavaban las manos con plena conciencia para aumentar el número de muertes.

Poco a poco Semmelweis entró en demencia hasta convertirse en miseria moral a principios de 1865. Hacía cosas raras. Incluso abrió un cadáver, se impregnó de pus y se hizo a sí mismo una incisión. Enfermó.

Conocedor de tal degradación, Skoda fue a Budapest a buscar a Semmelweis para trasladarlo a Viena. Nada más llegar el 22 de junio de 1865 fue conducido al asilo de alienados. Tras una agonía de tres semanas murió allí el 16 de agosto de 1865.

Luego se ha dicho que esa última fase de Semmelweis se debía a una sífilis terciaria.

Esta historia debe ser motivo de reflexión para muchos científicos sobre sus conductas.

Hasta casi cincuenta años después de las observaciones de Semmelweis, gracias a Pasteur y a Koch, no se supo comprender sus ideas. Lister, del que nos ocupamos en otro vídeo, tuvo más suerte y su idea de la antisepsia fue aceptada finalmente con éxito.

Ya en el siglo XX, conocido el valor de la higiene y de la medicina preventiva, los gobiernos de diferentes países fueron introduciendo estas ideas entre la población en general y especialmente entre los niños.

Un ejemplo es la película corta  Hand washing in patient care, del Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos que se lanzó con afán educativo en 1961.

Este otro, del Communicable Disease Center, de los Estados Unidos,  Hand washing in patient care, de 1962, es otro ejemplo.

Carteles, cartillas de higiene, libros de texto, etc., se llenaron de estas recomendaciones.

Más recientemente, en el brote de SARS que surgió en el Hospital Príncipe de Gales de Hong Kong en 2003, las autoridades sanitarias informaron al público que lavarse las manos ayudaría a prevenir la propagación de la enfermedad, causada por un coronavirus.

Ahora, con el COVID-19, todos las autoridades de todos los países han vuelto a insistir en el tema: Semmelweis sigue más vivo que nunca.

Bibliografía

–Bauer J. The tragic fate of Ignaz Phillip Semmelweis. Calif Med 1962; 48: 264-6.

–Benenson S, Mankuta D, Gross I, Schwartz C. Cluster of Puerperal Fever in an Obstetric Ward: A Reminder of Ignaz Semmelweis. Infect Control Hosp Epidemiol. 2015 Dec;36(12):1488-90.

–Best M, Neuhauser D. Ignaz Semmelweis and the birth of infection control. Qual Saf Health Care 2004; 13: 233-4.

–Carter C K Semmelweis and his predecessors Med Hist 1981; 25: 52-72.

–Cavaillon JM, Chétien F. From septicemia to sepsis 3.0-from Ignaz Semmelweis to Louis Pasteur. Genes Immun. 2019 May;20(5):371-382.

–Chebbo A, Tan S, Kassis C, Tamura L, Carlson RW. Maternal Sepsis and Septic Shock. Crit Care Clin. 2016 Jan;32(1):119-35.

–Kadar N, Romero R, Papp Z. Ignaz Semmelweis: the «Savior of Mothers»: On the 200 (th) anniversary of his birth. Am J Obstet Gynecol. 2018 Dec;219(6):519-522

–Lee R, Chien A. Semmelweis. Med Hist 2005; 48: 616-8.

–Nuland S. The Doctor’s plague: germs. childbed fever, and the strange story of Ignác Semmelweis, New York, Atlas Books/Norton, 2003.

–Pittet D, Allegranzi B. Preventing sepsis in healthcare – 200 years after the birth of Ignaz Semmemweis. Euro Surveill. 2018 May;23(18):18-00222.

–Schreiner S. Ignaz Semmelweis: a victim of harassmen? Wien Med Wochenschr. 2020 Mar 4.

–Shaw LB, Shaw RA. The Pre-Anschluss Vienna School of Medicine — The surgeons: Ignaz Semmelweis (1818-1865), Theodor Billroth (1829-1894) and Robert Bárány (1876-1936). J Med Biogr. 2016 Feb;24(1):11-22.

Vídeos

Hand washing in patient care
Contributor(s): Coppage, Claire M.
United States. Public Health Service.
Publication: [Washington, D.C.] : U. S. Public Health Service : [for sale by National Audiovisual Center; Atlanta : for loan by National Medical Audiovisual Center, 1961]
The National Library of Medicine believes this item to be in the public domain
https://collections.nlm.nih.gov/catalog/nlm:nlmuid-7601415A-vid

The nurse combats disease
Contributor(s): Lester, Mary R., McDonald, Ellen.
Communicable Disease Center (U.S.)
Publication: [Atlanta]: The Center : [for loan by National Medical Audiovisual Center ; Washington : for sale by National Audiovisual Center], 1962
The National Library of Medicine believes this item to be in the public domain.
https://collections.nlm.nih.gov/catalog/nlm:nlmuid-7602239A-vid

Noticias de interés (Abril 2020 #1)

Angel Soto: Las pandemias en la historia
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Recorre algunos museos de la ciudad sin salir de casa. Por Romané Paredes Jaldín
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Epidemias o pandemias.
Fuente: El Comercio (Ecuador)

¿Quién descubrió el cannabis medicinal? Por Janet Gómez
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Epidemia en el Perú: plagas que nos hicieron más fuertes. Por Enrique Planas
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Las epidemias y el miedo a morir. Por Pierr Adrianzén Román
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Operación Balmis: la primera vacunación masiva de la historia fue española y da nombre a la lucha contra el coronavirus.
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La epidemia como una obra teatral. Por Luis Muñoz Fernández
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Culpas, plagas y epidemias. Por José Carlos Bermejo
Fuente: El Correo Gallego

Lo que la historia nos enseña sobre las consecuencias económicas de grandes epidemia como la peste. Por Marina Estévez Torreblanca
Fuente: eldiario.es

La pandemia de 1918 dejó más de 60 fallecidos y muchos aislados en el ‘pabellón de infecciosos’. Por J. Unanua
Fuente: El Diario Vasco

Carlos Malbrán: el médico que luchó contra las epidemias, impulsó la vacunación obligatoria y vivió obsesionado por la salud pública. Por Adrián Pignatelli
Fuente: infobae

Las epidemias que han moldeado el mundo
Fuente: La Tercera

Las pandemias en la historia de la humanidad
Fuente: sputnik

Documentos RNE. La Expedición Balmis
Fuente: rtve a la carta

Por qué mayoría de epidemias se inician en Asia y África
Fuente: ecuavisa

La miniaturista que puso a la policía a jugar con casas de muñecas
Fuente: Librópatas

Todas las pestes, «La Peste»: de Camus al coronavirus, las plagas que imaginó la literatura
Fuente: La Nación

El reto de la infección por coronavirus. Una reflexión participativa
Fuente: murcia.com

Epidemia, tragedia y farsa
Fuente: La Opinión A Coruña

Las pioneras de la medicina en Venezuela
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Epidemias que cambiaron el curso de la historia, ¿qué pasará con el coronavirus?
Fuente: Deia

Muere el catedrático Francesc Bujosa en Son Ferriol
Fuente: Diario de Mallorca

Noticias de interés (marzo 2020 #2)

Mujeres pioneras peruanas que dejaron huella en la ciencia
Fuente: El Comercio

Julieta Lanteri, la historia de una pionera
Fuente: Telam (Argentina)

Las 5 epidemias más mortales en la historia de la humanidad
Fuente: GQ (México)

Cómo las epidemias han cambiado la historia de la humanidad
Fuente: La Vanguardia

El coronavirus desde una perspectiva histórico-médica
Fuente: Noticias de Gipuzkoa

El papel de la mujer en la Sanidad entra a debate el 6 de marzo en el Hospital de Ciudad Real
Fuente: La Comarca de Puertollano

De la mascarita a la mascarilla
Fuente: La Provincias. Diario de Las Palmas

Las epidemias a través de la historia
Fuente: La Nación

Un viaje por las pandemias más mortíferas de la Historia
Fuente: La Razón

Pandemias que acabaron con millones de personas en la historia de la humanidad
Fuente: Telediario Bajio

Caldas ya cuenta con el Museo Virtual del Salón de la Memoria
Fuente: Eje21.com

Se contará con un museo sobre los viajeros científicos en Canarias en La Orotava
Fuente: Puertodelacruz.com

Primer médico ecuatoriano
Fuente: El Comercio

Titulares de Xinhua: La medicina tradicional china aporta sabiduría oriental a la lucha contra el coronavirus
Fuente: Xinhua español

Inteligencia artificial en medicina y análisis de poblaciones neolíticas
Fuente: eitb.eus

El triunfo de la medicina
Fuente: Sur