Robert Émile Proust nació en París el 24 de mayo de 1873. Su padre, Adrien Achille (1834-1903), fue profesor de Higiene en la Facultad de Medicina de París y asesor del gobierno francés en diversas epidemias, especialmente en las de cólera. Su madre se llamaba Jeanne Clémence Weil (1849-1905). Estudió el bachillerato en el Lycée Condorcet, igual que su hermano, el conocido escritor Marcel Proust.
Cursó después los estudios de Medicina en París. Obtuvo la licenciatura en 1893. Entre 1894 y 1898 fue interno de los hospitales y alumno de Félix Guyon, cirujano y urólogo. Fue ayudante de anatomía en 1898 y prosector en 1899. En 1900 ganó el grado de doctor con la tesis De la prostatectomie périnéale totale. En 1904 obtuvo la agregación de Cirugía y en 1906 fue cirujano de los hospitales. Durante diez años fue asistente del cirujano y uno de los mejores ginecólogos franceses de su época, Samuel Jean Pozzi (1846-1918), en el Hospital Broca.
En 1919 fue nombrado jefe de servicio en el Hospital Tenon. De ahí pasó en 1928 a Beaujon y al Hospital Laennec en 1931; en todos ellos fue el encargado de impartir lecciones clínicas. Entre 1922 y 1927 dio cursos de braquiterapia (curiethérapie). En 1932 Proust impartió un curso especial de cirugía de la tuberculosis pulmonar. Ese mismo año ocupó la cátedra de Anatomía médico-quirúrgica y técnica operatoria. Durante este periodo de tiempo modernizó y renovó la enseñanza.
Finalmente, en 1934, Proust fue designado para ocupar la cátedra de Clínica ginecológica coincidiendo casi con su fallecimiento. Proust practicó la cirugía general destacando en urología, ginecología, radiología y cirugía pulmonar. No fue partidario de la especialización dentro de la cirugía, más bien se le puede incluir en el grupo de los que creían más en una cultura quirúrgica general. Sin embargo, todos los aspectos y ramas le interesaron y practicó con éxito muchas de ellas.
Murió a los 62 años en París, el 29 de mayo de 1935, en plena actividad profesional como profesor y cirujano.
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Nació en París en 1871 y murió en la misma ciudad en 1956. Estudió medicina y se formó en cirugía sobre todo con Auguste Nélaton. Sus áreas de trabajo fueron la cirugía general, la anestesia, la cirugía pediátrica y la cirugía plástica y reconstructora. Entre otros hospitales, dirigió uno de los servicios de cirugía pediátrica y ortopedia del Hôpital des Enfants malades-Necker, de París. También fue profesor de la Facultad de Medicina.
Conocido, sobre todo, por la invención de un inhalador de éter que lleva su nombre. Por su facilidad de uso se hizo popular en toda Europa continental y Latinoamérica entre 1908 y finales de los años treinta del siglo XX.
Describió, junto con Armingeat, el síndrome de palidez-hipertermia que lleva el nombre de los dos y que se caracteriza «por su aparición gradual, en una o dos etapas, con una palidez impresionante, con ojeras, una enorme aceleración del pulso que se vuelve incontable, mientras que la temperatura alcanza los 42º y la muerte ocurre repentinamente por síncope cardíaco».
También hay otra intervención que lleva el nombre de Ombrédanne: la orquidopexia transcrotal en el niño. Por otro lado dedicó gran parte de sus investigaciones a la cirugía plástica y reconstructora, campo en el que también investigó. Buena parte de sus hallazgos los aplicó a la cirugía pediátrica, especialmente a la corrección de las malformaciones congénitas y adquiridas.
Autor de numerosos libros, artículos y comunicaciones a congresos, academias y sociedades científicas.
Hace unas semanas se subió al canal «Medicina, historia y sociedad» de YouTube, el vídeo «De la antisepsia a la asepsia. El pulverizador de fenol»·
En este vídeo se explica de forma muy sencilla lo que es la antisepsia y el conocido como método de Lister. Se muestra con detalle el pulverizador de ácido fénico que se utilizó en la época, en concreto el diseñado por el francés Lucas Championnière, que se parecía bastante al del inglés. En España se utilizó este modelo. Por ejemplo, según señala Salvador Cardenal, estuvo funcionando en su clínica y en su servicio del Hospital de Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús, de Barcelona.
A mediados del siglo XIX en las salas quirúrgicas de los hospitales la mortalidad oscilaba entre el 30 y el 50 por ciento, especialmente por infecciones (piemia, erisipela, gangrena, etc.
En los hospitales de París, por ejemplo, se hizo una estadística; de 560 intervenciones quirúrgicas se produjeron 300 defunciones.
Intervenciones realizadas por Ernst Küster entre 1868-1869:
6 amputaciones de brazo – 5 fracasos
5 amputaciones de antebrazo – 4 fracasos
15 amputaciones de muslo – 11 fracasos
Casi todos fallecieron por piemia.
Con estos datos nos hacemos una idea de lo que suponía la cirugía a mediados de siglo. Sin embargo, fue en el siglo XIX cuando se superaron las tres barreras que todavía tenía que superar la cirugía:
El dolor con la anestesia
La hemorragia con la hemostasia
La infección, primero con la antisepsia y después con la asepsia
Vamos a dejar para otra ocasión los dos primeros y nos ocuparemos de la infección. Ésta se solucionó a lo largo de dos etapas que se conocen con el nombre de “Antisepsia” y “Asepsia”
El escenario principal fue Europa y se desarrolló, sobre todo, en las últimas décadas del siglo XIX.
El químico Louis Pasteur (1822-1895) descubrió que todo proceso de fermentación y descomposición orgánica se debe a la acción de organismos vivos. Asimismo que preservando del aire las sustancias que se suelen descomponer Pasteur explicó cómo se evitaba la putrefacción.
Los manuales de historia de la medicina se centran sobre todo en la figura del inglés Joseph Lister cuando se refieren a la antisepsia. Las ideas de Pasteur le llevaron a buscar un método para evitar que los gérmenes invadieran las heridas. ¿Cómo hacerlo?
Utilizó el ácido fénico o carbólico, que fue descubierto en 1834 por Friedrich Ferdinand Runge. Se usaba para limpiar y evitar los malos olores de los albayaldes (se parecía mucho al olor que se percibía en las salas quirúrgicas) y contra los parásitos de los animales que atacaban al ganado en zonas rurales.
Sin embargo, habría que revisar más a fondo los acontecimientos, lo que no es fácil. Sabemos que algunos cirujanos utilizaron otras sustancias buscando lo mismo. Tenemos noticia de que en 1863 en la Charité de Novara (Italia) Enrico Bottini lo utilizó en seiscientos enfermos. Ese mismo año el médico y farmacéutico Lemaire publicó un libro de más de cuatrocientas páginas sobre el ácido fénico y su acción sobre los vegetales, animales, fermentos, venenos, virus y miasmas… En 1865 publicó la segunda edición ampliada.
En un texto de la época se lee:
“Esta es la teoría de los gérmenes. Hay gérmenes dañinos en el aire y donde sea que el aire pueda depositarlos, instrumentos, manos, vendajes, heridas quirúrgicas: «el cirujano debe ver los gérmenes en la atmósfera como ve a las aves en el cielo».
Pero volvamos a Lister. La publicación de “On the antiseptic principle in the practice of surgery” de 1867, demuestra los buenos resultados de su método. Escogió las heridas abiertas de las extremidades inferiores que habitualmente acababan en amputación. Con este procedimiento esta acción quirúrgica pasó a ser rara.
A lo largo de su vida Lister continuó mejorando su técnica y utilizándola en otro tipo de intervenciones. Aparte de compresas impregnadas con pomadas fenicadas utilizó un pulverizador cuyo uso se popularizó rápidamente por Europa. En Francia, por ejemplo, fue adoptado por Lucas Championnière quien diseñó, a su vez, un pulverizador semejante al de Lister.
Aquí tenemos uno que adquirimos en Francia. En España se utilizó este modelo. Por ejemplo, Salvador Cardenal, lo usó en su clínica privada y en su servicio del Hospital de Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús, de Barcelona. Consta de una caldera esférica que es calentada por la llama de un mechero de alcohol. Posee una válvula de seguridad. En uno de los costados hay una especie de embudito del mismo metal y que se cierra a rosca por el que se introduce el agua. Está colocada a tal altura que indica cuándo se sobrepasa la medida.
De la parte alta de la caldera salen dos tubos por los que sale el chorro de vapor. Son orientables. No tienen espita ya que se cierran cuando están en posición vertical.
Estos dos tubos se dirigen en ángulo agudo contra el extremo de otros dos tubos por los que tiene lugar la aspiración del líquido fenicado que, previamente se ha colocado en este recipiente sujeto por la parte inferior al aparato.
No era necesario usar los dos tubos a la vez. Uno servía de reserva por si se producían obturaciones. Podía funcionar durante dos horas con una sola carga de agua y emitía un chorro fino a bastante distancia.
Aparte de esto algunos cirujanos comenzaron a utilizar una disolución de ácido fénico al 5% para lavarse las manos, para sumergir el instrumental. Para el pulverizador también se usaba esta dilución que luego se debilitaba al mezclarse con el vapor de agua. También se usaba mucho el “agua fenicada” que era una disolución al 2 o 2,5 %. Era la más usada para el que entonces llamaban “listerismo”: lavado de la herida, de esponjas, de apósitos, para inyectar en cavidades, etc.
El ácido fénico presentaba, sin embargo, algunos problemas: alergias, irritación, picazón, etc. Otros cirujanos –como ya hemos dicho– ensayaron otras sustancias con mayor o menor fortuna.
A las ideas de Pasteur se sumaron después las del otro grande la microbiología: las del alemán Robert Koch. En 1887 publicó su Investigaciones sobre la etiología de la infección de heridas. De éstas aisló diferentes gérmenes que causaban en animales de investigación abcesos, necrosis, sepsis, fiebre, etc. Esto llevó a los cirujanos a pensar en evitar la entrada de gérmenes en vez de luchar contra ellos cuando ya estaban presentes en las heridas.
El alemán Ernst von Bergman (1836-1907) vio que en tiempos de guerra el tratamiento de las heridas de los soldados heridos por arma de fuego con un largo y tedioso traslado a los centros de cura era perjudicial. Se limitó a una limpieza superficial suave de las mismas y a aislarlas con un vendaje enyesado.
En principio esto funcionó mejor que la antisepsia. Aunque criticado en ocasiones, fue puliendo su técnica hasta llegar a la esterilización de todo (instrumentos, apósitos, vendas, batas, etc.) mediante vapor de agua. Publicó los resultados en 1891. Otros cirujanos adoptaron el método aséptico y los quirófanos cambiaron totalmente de aspecto.
Antes hemos mencionado a Salvador Cardenal. Este médico valenciano, por cierto, aunque desarrolló su carrera profesional en Barcelona, publicó en 1880 la Guía práctica para la cura de heridas y aplicaciones del método antiséptico. Hubo tres ediciones de este libro hasta 1894-95. A través de ellas es posible observar cómo se pasa de la antisepsia a la asepsia.
Bibliografía
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Cardenal Fernández, S. (1895). Manual práctico de Cirugia antiséptica, 3ª ed. rev. y considerablemente aum.. Ilustrada con grabados intercalados y [9] láminas, aparte en fototipia y cromolitografia. Barcelona, Biblioteca ilustrada de Espasa y Cª, Editores.
Championnière, L. (1899). Le passé et le présent de la Méthode antiseptique. Paris, Leçon d’Overture d’un Cours de Clinbique Chirurgicale.
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Désinfectants (1869). En: Nouveau dictuionnaire de Médecine et de Chirurgie pratiques… vol. 11. Paris, J.B. Baillière et fils, 1869, pp. 224-244.
Fresquet Febrer, J.L. (2008). Salvador Cardenal Fernández (1852-1927). En: Biografías y epónimos médicos, historiadelamedicina.org. Disponible en: https://www.historiadelamedicina.org/cardenal.html. Consultado el 12 de noviembre de 2019.
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Koch, R. (1878). Untersuchungen über due Aetiologie der Wundinfectionskrakheiten. Leipzig, Verlag von F.C.W. Vogel.
Lemaire, J. (1863). De l’Acide phénique, de son action sur les végétaux, les animaux, les ferments, les venins, les virus, les miasmes, et de ses applications à l’industrie, à l’hygiène, aux sciences anatomiques et à la thérapeutique, par… Paris, Germer Baillière
Lister, J. (1867). On the antiseptic principle in the practice of surgery. British Medicsal Journal, vol. 2, nº 351, pp. 246-248.
Peset, J.L. Cirugía general. En: Pedro Laín (dir.). Historia Universal de la Medicina. Barcelona, Salvat, vol. 6, pp. 298-305.
Chassaignac pertece a la generación de cirujanos del segundo tercio del siglo XIX. Su principal obra la desarrolló en el Hospital Lariboisière convirtiéndolo en uno de los focos más importantes de Europa al que acudían a formarse cirujanos de todo el mundo. Nacido en Nantes en 1804, se formó en esta ciudad y completó su educación en París. Se quedó en la capital dedicando los primeros años de su vida profesional al estudio de la anatomía a los que siguieron los que consagró a la cirugía en sentido amplio. Publicó más de quinientos trabajos entre los que destacan dos libros: el Traité de l’Écrasement linéaire nouvelle méthode pour prévenir l’effusion du sang dans les opérations chirurgicales, en el que dio a conocer su aparato para extirpar todo tipo de tumores reduciendo la hemorragia, y el Traité pratique de la suppuration et du drainage gracias al cual se introdujo la práctica del drenaje para evitar en lo posible las infecciones. En sus intervenciones utilizó, sobre todo, el cloroformo, aunque describió varios accidentes. Creó el concepto de “tolerancia anestésica” cuya aplicación permitía al cirujano prolongar la intervención todo el tiempo necesario.
Ideó y modificó varios instrumentos y defendió la investigación clínica frente a la del laboratorio. Chassaignac fue vicepresidente de la Sociedad anatómica y uno de los fundadores de la Sociedad de cirugía que presidió en 1857. Fue elegido miembro de la Academia de medicina, sección de patología quirúrgica, en 1868. Fue condecorado con la Légion d’honeur cuando tenía 57 años.
Tras su ingreso en la Academia le fue diagnosticada una diabetes. Abandonó la práctica quirúrgica y marchó a Nantes. Cuando regresó a París pretendía publicar una obra dedicada a los abcesos de hueso que no logró terminar. Murió la noche del 25 al 26 de agosto de 1879 en Versalles.
Tal día como hoy, 16 de mayo, de 1850, nació en Czerniowce (Ucrania, entonces Imperio Austrohúngaro), Jan Mikulicz-Radecki. Estudió en Viena. Obtuvo el doctorado en 1875 y se formó después con Theodor Billroth (1829-1894). Fue su ayudante entre 1875 y 1882. Dirigió la clínica quirúrgica en Cracovia desde 1882. En 1887 pasó a la Universidad de Königsberg y en 1890 en la Universidad de Breslau, donde permaneció hasta su muerte, en 1905.
Varias fueron las contribuciones de Mikulicz. Merecen ser mencionadas sus aportaciones en el terreno de la cirugía del cáncer y del aparato digestivo. Suturó la úlcera gástrica perforada, hizo resección y posterior plastia del esófago carciniomatoso, extirpó partes del colon, intervino el prolapso de recto y colon invaginado, y mejoró los modelos de esofagoscopio y gastroscopio que existían en su época. Fue el primero en utilizar el esofagoscopio eléctrico que inventó Leister en 1880. Fue seguidor de la cirugía antiséptica.
Describió la enfermedad que lleva su nombre, como una tumefacción simultánea de las glándulas con estructura salivar que afectaba a las glándulas salivares y lagrimales. Habló de un proceso de evolución lenta e insidiosa, que no mostraba signos inflamatorios. Para él la causa era una infección crónica desconocida que afectaba selectivamente a las glándulas del sistema salivar y lagrimal. Desde el punto de vista anatomopatológico observó que se trataba de una infiltración linfocitaria y conjuntiva periacinosa que conducía a una auténtica esclerosis del tejido conjuntivo glandular.
Con Naunyn fundó los Mitteilungen aus dem Grenzgebieten der Medizin und Chirurgie. Convirtió Breslau en un centro de referencia para el estudio de la cirugía.
Se ha añadido a Epónimos y biografías médicas de historiadelamedicina.org, la de Jan Mikulicz-Radecki (1850-1905)
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Tal día como hoy, pero de 1857, nació en Londres Victor Alexander Haden Horsley. Perteneciente a la aristocracia artística, su padre (John Callcot Horsley) era pintor y, según se dice, fue el que inventó en 1843 las tarjetas navideñas de felicitación. Su abuelo fue compositor. La casa donde pasó su infancia (Camden Hill, Kensington) formaba parte de una pequeña colonia de artistas. Se educó en la Cranbrook School, Kent.
Estudió medicina en el London’s University College Hospital. La cirugía se encontraba en un momento crucial. Se aceptaba la anestesia y se discutía la antisepsia, aunque iba ganando adeptos. Horsley obtuvo varios premios, especialmente de anatomía y publicó algún artículo. Se graduó en 1880. En el cercano National Hospital algunos médicos como William Gowers, Charlton Bastian, John Hughlings Jackson, y Sir David Ferrier estaban creando la nueva neuroanatomía. Horsley trabajó con ellos y realizó numerosos experimentos sobre neuroanatomía topográfica. También cultivó la fisiología.
En 1880 Gotch y Horsley se vieron implicados en una polémica sobre prioridades. Habían hallado en la corteza cerebral de animales, puesta al descubierto, un cambio de potencial eléctrico, que cada uno de ellos afirmaba haber sido el primero en encontrar. Sin embargo, se puso de manifiesto que ya les había precedido en 1874 Richard Caton, primer profesor de fisiología del University College de Liverpool, y Fleischl von Marxow de Viena, así como Adolf Beck de Cracovia.
Horsley fue contratado por la Institución Brown, centro de experimentación animal de la Universidad, como profesor superintendente en 1884. Allí llevó a cabo tiroidectomías experimentales en monos y otros animales con éxito. Se debatía entonces en el continente la etiología del cretinismo, el mixedema y la la caquexia estrumipriva. Gran Bretaña se mantenía ajena al tema hasta que Sir Felix Semon, formado en Alemania, leyó publicaciones y las expuso en la Sociedad Clínica de Londres. Horsley y otros probaron con sus trabajos lo que afirmaba Semon: que la caquexia estrumipriva, el mixedema y el cretinismo se debían a la disminución de la función de la glándula tiroides. Horsley pensaba que la función de esta glándula era controlar el metabolismo del mucus, cuya función era eliminar o neutralizar los venenos, y por ello un déficit tiroideo conducía a la toxemia. De forma experimental intentó atajar el mixedema haciendo injertos de tiroides en animales en otras partes del cuerpo. Sólo tenía éxito de forma temporal hasta que el tejido implantado era reabsorbido.
Por esta época se realizaron operaciones en el cerebro, lo que fue considerado por algunos como práctica cercana a la vivisección. Uno de los pioneros fue William Macewen, de Glasgow, quien en la década de los setenta del siglo XIX intervino abcesos y extirpó un meningioma superficial. Otro fue Sir Rickman, que extirpó un glioma, pero el paciente falleció por infección. Horsley fue un estudioso de las estructuras y funciones nerviosas. En 1886 fue nombrado profesor de patología en el University College, tras lo cual marchó a París para estudiar con Pasteur la rabia ya que había sido nombrado secretario de la comisión gubernamental para el estudio de la vacuna antirrábica. Fue responsable de su implantación en el Reino Unido. Cuando regresó, en 1887, extirpó un tumor de la columna vertebral. Esta intervención se ha considerado como la primera operación de su clase, basado en un diagnóstico previo de localización, aunque este aspecto es discutible. Antes de acabar el año había realizado diez intervenciones con un sólo fallecimiento, el de un chico que tenía un tumor cerebeloso y se encontraba en muy mal estado.
La carrera de Horsley fue meteórica. En 1890 había realizado ya decenas de operaciones quirúrgicas de gliomas, en la glándula pituitaria, etc. Con Robert Henry Clarke ideó un instrumento para localizaciones exactas dentro de la cavidad craneal, que luego se utilizó para biopsias, aplicación de radioterapia, estimulación, etc. En 1899 Horsley fue nombrado profesor de cirugía. Entre sus obras debemos destacar: Experiments upon the Functions of the Cerebral Cortex (1888), The structure and functions of the brain and spinal cord (Londres, 1892), Alcohol and the Human Body (1902), y The cerebelum (Londres, 1905).
Durante la primera guerra mundial Horsley fue oficial del ejército. Tuvo ocasión de aprender sobre las heridas, el shock, el uso del suero salino, etc. Estuvo en Francia y después fue enviado a Egipto y Mesopotamia donde sucumbió al agotamiento y al calor. Murió en Amarah, junto al Tigris, el 16 de julio de 1916.
Horsley tenía un carácter excéntrico para sus contemporáneos. Fue un gran reformador. Intervino en la British Medical Association, la Medical Defense Union (fue su presidente en 1893) y el General Medical Council. También hizo lo posible para cambiar el Royal College of Surgeons, aunque no lo consiguió. Los victorianos perseguían a los cuáqueros y Horsley pensó que esto era asunto del General Medical Council; trató de evitar la medida luchando desde la British Medical Association. Hizo lo posible para que hubiera un sólo grado médico en el Reino Unido y por ello se enfrentó a otras asociaciones como la de boticarios. A través de la British Medical Association promovió reformas de la salud pública que procuró fueran recogidas por las leyes. Abrazó muchas causas socialistas impopulares entonces como la creación de un seguro nacional para los trabajadores y clases más desfavorecidas y el reconocimiento del voto de las mujeres.
Hemos insertado en historiadelamedicina.org una nueva biografía. Se trata de Just Lucas-Championnière (1843-1913). Fue uno de los cirujanos destacados de la segunda mitad del siglo XIX en Francia. Durante las vacaciones de 1866 marchó a Glasgow para conocer de primera mano la nueva doctrina antiséptica de Lister. Pronto se convenció de los buenos resultados y los adoptó. Después los propagó por el país vecino. En 1876 Baillière et fils publicó su libro Chirurgie antiseptique: principes, modes d’application et résultats du pansement de Lister, en París, Glasgow y Madrid.
En la maternidad del Hôpital Cochin introdujo también la antisepsia, rebajándo la mortalidad por infecciones durante el parto de forma significativa.
También estudió las fracturas y se mostró partidario de la movilización temprana, al contrario de la inmovilización completa que era lo habitual en su época. Investigó asimismo las trepanaciones tanto en su época como en la Prehistoria.