La noticia del fallecimiento de Virchow en ‘El Heraldo de Madrid’

En un post anterior hablaba de la noticia del fallecimiento de Rudolf Virchow en Las Provincias. En el artículo se hacía referencia a la vez al artículo que había aparecido en otro diario, El Heraldo de Madrid. Reproduzco hoy esta noticia:

«Rodolfo Virchow
Datos biográficos

Muy joven llegó a las alturas de la gloria el sabio médico prusiano, cuyo nombre, autoridad y reputación universal llenan los anales de la Medicina desde la publicación en 1850, de su gran obra, la Patología celular, unánimemente aceptada y reconocida como la base de los principios que informan la ciencia moderna.

Virchow, Lister, Pasteur son las tres grandes figuras médicas que, con sus estudios y descubrimientos, realizaron una verdadera revolución científica durante la última mitad del siglo XIX.

Virchow llegó primero, y llegó joven, a ser el gran patriarca de la Medicina, el Papa —Rudolfus Virchow, Pontifex maximus—, como se le designó desde su célebre llamamiento para el estudio de la lepra en 1859, y de él pudo contarse lo que de aquel otro a quien, en siglos pasados, se le enviaban y recibía cartas desde cualquier punto de la tierra con esta sencilla inscripción: «A Boerhaave.v En el mundo».

Nació Rodolfo Virchow el día 15 de Octubre de 1821 en Schivelbein (Pomerania). Hízose doctor en Medicina, eligiendo por tesis de su discurso De rheumate praesertim corneae, en 1843, siendo muy pronto elegido profesor por la Universidad de Wurburg.

No tardó en aparecer gloriosamente en el mundo científico. En una solemne sesión que para festejar su 50 aniversario celebró el 2 de Agosto de 1845 el Instituto Médico-quirúrgico de Federico Guillermo, de Berlín, asombró Virchow a la Asamblea, como después al mundo médico, con su doctrina sobre la Embolia tal y como hoy la conoce la Ciencia, aunque perfeccionada después con sus concienzudos estudios e investigaciones, tenazmente perseguidos durante diez años, desde la publicación de su primer artículo Über Verstopfung der Lungenschlagader (Embolia de la arteria pulmonar) en Neue Notizen von Froriep, 1816, número 794, hasta la de su magnífica obra Gesamelte Abhandlungen zur wissenschaftlichen Medizin, Frankfurt über Mein, 1856, en cuyo volumen, de más de mil pághinas, más de la mitad, desde la 219 a la 732, está consagrada a la Embolia.

Desde esta época la celebridad del sabio médico alemán, que en 1847 fue trasladado como profesor a Berlín, donde fundó en el mismo año sus célebres Virchow’s Archiv für path. Anat. und Phys., und für klinische Medizin, en cuyas páginas está encerrada toda la ciencia médica contemporánea.

No fueron obstáculo sus estudios y trabajos científicos para comenzar también brillantemente su vida política.

En 1848 fundó un club democrático, en el que muy pronto se distinguió como notable orador popular. Eligiéronle representante de la Asamblea nacional, en la que no pudo ser admitido por no tener la edad reglamentaria. Fundó entonces su Reforma Médica, que fue suspendida cuando triunfó la reacción, destituyéndole a Virchow de su cargo de profesor de la Universidad de Berlín, volviendo a Wurzburg, que le ofreció una cátedra.

En ese mismo año de 1848 le envió su Gobierno a estudiar la epidemia de fiebre tifoidea en la Silesia, publicando después sus observaciones, así como del cólera en 1848-49, trabajos que fueron el comienzo de la higiene moderna en Alemania.

En 1856 Mantenffel le volvió a llevar a su cátedra de Berlín y fue nombrado director del Instituto Patológico.

Nombrado concejal de Berlín en 1859, diputado con triple acta y alcalde después, llegó rápidamente a ser uno de los jefes de la oposición liberal progresista, valiéndole la enemistad del gran canciller Bismarck, por el que fue desafiado en 1865.

Ingresó en el Reichstag en 1880 y mezclose en la lucha del Estado con la Iglesia, y pasa por el inventor del Kulturkampf, nombre dado a esta lucha.

En este mismo año 1880 vino a España, visitando varias poblaciones, entre ellas Madrid, cuyo Museo de Pinturas le entusiamó en general, pero particularmente la parte donde estaban los cuadros de la antigua sala de Isabel II, hoy rotonda de la colección de Velázquez.

Llegó a Granada el 9 de Octubre  de 1880, con el objeto de ver los estudios de la lepra hechos por D. Benito Hernando, principal objeto de su viaje, y el sabio catedrático de Madrid, entonces de Granada, conserva, como un archivo, notables recuerdos del hombre eminente, por quien sentía veneración.

Dice D. Benito que conocía el griego y el latín a la perfección, y en este idioma entendíase con todos, prefiriéndole a las lenguas vivas, que también poseía.

Diéronle broma acerca de si eran jóvenes o viejas las células óseas, y contestó que las hacía el amor fumando en pipa, porque no había aún cigarrillos de papel en Alemania cuando realizó este gran descubrimiento. Es decir, que tenía entonces diecinueve años.

A la Concepción, de Murillo, llamábala Optima inmaculata.

Era hombre insaciable. Sin apenas limpiarse el polvo del camino salió por la noche a recorrer las calles de Granada, para admirar su aspecto moruno.

En el hospital de San Lázaro, de Granada, vio confirmadas las ideas que él había expuesto, deduciéndolas de la anatomía patológica, y dio una magnífica lección acerca de ello, de la atrofia muscular y de la mano gafa.

Al hacer este hospital, los Reyes católicos —dijo— resumieron en sus planos todas las ideas contagionistas de la Edad Media, a las que hoy se vuelven los ojos, considerándole como el modelo más acabado del mundo.

Dijo que lo que más había llamado su atención era el Museo de Pinturas, de Madrid; el hospital de Leprosos, de Granada; el panorama de la torre de la Vela y palacio de la Alhambra, el palacio de Carlos V y la fachada de la puerta del Perdón, de la Catedral.

Le preguntaron por qué era hombre de política, y contestó que para que le pudieran oír los Gobiernos, y pedirles mejoras en beneficio de la salud pública y de los enfermos.

En estos últimos años mostrose Virchow adversario de la policía colonial alemana en África, por la insalubridad del clima tropical e imposibilidad de la aclimatación del europeo en estas regiones.

Poseía altas distinciones, conferidas por los Emperadores de Alemania y otras naciones, y pertenecía a todas las más reputadas Academias y Sociedades científicas del mundo.

La relación de sus obras llenaría gran espacio. Su Patología celular, sus Estudios sobre la Sífilis y su Patología de los tumores (1867 a 1876) constituyen verdaderos monumentos científicos.

También ha escrito una Geografía de Troya (1880). Tumbas y cráneos troyanos (1882), Educación de la mujer (1865), La libertad de la Ciencia en el Estado moderno (1877), etc.

Seguramente Alemania honrará como merece al gran hombre que perdió ayer tarde.

La Ciencia también está de duelo, aunque Virchow es inmortal».

Dr. A.Muñoz

El Heraldo de Madrid, 6 de septiembre de 1902.

Junto a la noticia-artículo se inserta también esta información:

«Por teléfono
De la Agencia Fabra
Berlín 5
El célebre doctor Virchow ha fallecido la tarde de hoy.

De nuestro corresponsal.

Telegrama de pésame
Berlín 5 (6,30 L)
El Emperador ha enviado a la viuda de Virchow un telegrama de pésame.

La Prensa de todos los matices dedica al finado largas biografías y expresa su sentimiento por la muerte del sabio.
Los gastos del entierro serán costeados por la ciudad de Berlín».