Fernando de Castro (1896-1967)

Insertamos a continuación el guión del vídeo Fernando de Castro (1896-1967) que se puede ver en el canal de Youtube «Medicina, historia y sociedad«.

En el libro de Marino Gómez-Santos, Fernando de Castro. Su vida. Su obra, figura una larga frase de Laín Entralgo que recoge dos afirmaciones: ¿Por qué Fernando de Castro no recibió, con Heymans, el premio Nobel, siendo así que el propio Heymans reconoció poco tiempo después que sus personales trabajos fisiológicos sobre el cuerpo carotideo no hubieran sido posibles sin los previos de nuestro ilustre compatriota? Y ¿Por qué en 1939, entonces en la cima de sus posibilidades científicas, no fue nombrado director del Instituto Cajal, al que habría podido imprimir la orientación neurofisiológica que la sazón del tiempo requería?

[INTRO]

Cuando uno pasea por la calle Arenal, una de las más céntricas de Madrid, descubre una placa en el número 16 en la que se puede leer:

A Fernando de Castro / Ilustre neuro-histólogo/ que nació en esta casa/ el 23 de febrero de 1896 / Le dedica este homenaje la Sociedad Española/ de Histología / Madrid 1982

En el barrio de Chamberí, en la calle Juan de Austria, 22, se encuentra otra placa puesta por el Ayuntamiento en la que lee:

En esta casa/ vivió, trabajó y murió/ el neurólogo de/ La Escuela de Cajal/ Fernando de Castro/ que describió el primer/quimiorreceptor / de la sangre/ (1896-1967)/ Ayuntamiento de Madrid/ 1997

Nacido en Madrid en 1896, Fernando de Castro realizó estudios de enseñanza secundaria en el Instituto del Cardenal Cisneros. Se graduó en 1912.

Se dice que la lectura de El árbol de la ciencia, de Baroja, junto a las recomendaciones de sus compañeros, le empujaron a elegir los estudios de medicina que comenzó en 1912.

En segundo curso tuvo de profesor a Cajal por el que llegó a tener gran admiración. Pertenecer a su grupo de discípulos le supuso un largo camino en el que tuvo que demostrar su valía.

Trabajó con Achúcarro que estaba entonces en el laboratorio que había articulado con el de Cajal para el estudio de la neuropatología. Cuando estaba en tercer curso Cajal le propuso un trabajo: estudio del aparato de Golgi en los botones gustativos. Cuando lo terminó, Cajal, valorando su calidad y pericia, se lo publicó.

En 1918 murió Achúcarro a los 37 años y Castro obtuvo la plaza de alumno interno de histología. En el laboratorio de esta materia, entonces a cargo de Jorge Francisco Tello, profesor ayudante de anatomía patológica, trabajó hasta presentar su tesis de doctorado.

En 1921 terminó la licenciatura. Inmerso en la tesis recogió muestras de las autopsias sobre los ganglios sensitivos del hombre en estado normal y patológico.

La tesis, presentada en 1922, fue reconocida con el premio Rodríguez Abaytua de la RANM. Este trabajo atrajo después el interés de Wilder G. Penfield, director del Departamento de Neurología de la Universidad McGill de Montréal. Años después éste le solicitó a Castro dos capítulos de su obra Cytology and Cellular Pathology of the Nervous System. Penfield estuvo con Río-Hortega trabajando en España durante su sabático.

Las publicaciones que de este trabajo surgieron, le proporcionaron a Castro reconocimiento internacional.

Después De Castro comenzó a estudiar la neuroglia, sobre todo en el bulbo olfatorio tanto en los vertebrados inferiores como en los mamíferos y las personas. De ahí surgieron varios artículos.

Su padre falleció en 1921. Cajal le facilitó una beca y acogió a Castro en el grupo elitista de sus discípulos. (junto a Tello, Domingo Sánchez, Lafora, Río-Hortega, Villaverde y otros)

En 1924 Cajal encargó a Castro la dirección del Laboratorio de becarios que desempeñó hasta 1932 para supervisar los trabajos tanto de españoles como de extranjeros.

En 1926 se casó con María Fernández Ardavín (1898-1958) en su Madrid natal, y en septiembre de 1927, nació su único hijo, Fernando-Guillermo.

Ese año asistió a la XXI Reunión internacional de la Association de Anatomistes (Lieja). Fue pensionado por la JAE para trabajar un mes con J. Boeke en Utrech. También estuvo en el Laboratorio de Histología comparada de La Sorbona y en el Instituto Neurológico de Amsterdam.

Comenzó asimismo a estudiar la inervación de la región aorto-carotidea. En dos documentos trascendentes para el campo, identificó los barorreceptores (que detectan los cambios en la presión arterial) en la región del seno carotídeo y los distinguió de los quimiorreceptores (que detectan cambios en la composición química de la sangre), que estaban circunscritos dentro de una estructura glomerular vinculada a la arteria carótida interna, el «glomus caroticum» o cuerpo carotideo. Esta descripción, la primera de un quimiorreceptor arterial, se considera por los especialistas como la contribución científica más importante de Fernando de Castro.

Con estos descubrimientos de Castro identificó la base anatómica de los reflejos cardio-respiratorios que habían sido descritos por el fisiólogo alemán Heinrich Hëring y, aún más, orientó el trabajo del fisio-farmacólogo belga Corneille Heymans para estudiar el cuerpo carotídeo como la clave para los reflejos quimiosensoriales.

Ese año conoció a Heymans en un congreso de anatomistas en Burdeos en 1929. En tres ocasiones estuvo trabajando con Heymans y sus ideas llevaron a reorientar los trabajos de aquel que más tarde le supusieron el premio nobel.

En 1932 se inauguró el nuevo Instituto como Centro y Laboratorio de Investigaciones Biológicas en el llamado Cerro de San Blas. Cajal fue su primer director.

El dominio de las técnicas histológicas que tenía hizo que Cajal le eligiera para compilar en un libro todas las técnicas y procedimientos utilizados por la Escuela Cajal durante décadas: Elementos de técnica micrográfica del sistema nervioso (1933). Por entonces ya era tercer ayudante del Instituto Cajal.

Obtuvo la cátedra de Histología y Anatomía Patológica de Sevilla, aunque sus amigos opinaban que un investigador como él en plena producción científica no debía perder el tiempo en la docencia. Permaneció allí poco tiempo.

En 1934 obtuvo una beca Rockefeller para estar varios meses en Turín con Giuseppe Levi interesándose en la regeneración del sistema nervioso. Según se dice, allí padeció una angina de pecho o fue envenenado. Levi había sido encarcelado por los fascistas. Antes de regresar a España sin terminar sus trabajos conoció a Rita Levi-Montalcini.

Cajal murió el 17 de octubre de ese mismo año.

En 1934 fue nombrado ayudante segundo del Instituto Cajal y catedrático de Histología y Anatomía patológica agregado a la Universidad de Madrid.

En 1936 estalló la Guerra civil. Tello y Fernando de Castro permanecieron en el Instituto que se encontraba en pleno frente durante la contienda.  Trataron de conservarlo y acudían todos los días aunque no pudieran hacer nada. Finalmente, terminada la guerra, sin haber sufrido grandes daños, se reanudaron las investigaciones, aunque prácticamente tuvieron que partir otra vez de cero. Además tuvo que dedicarse en parte a la medicina privada haciendo histopatología y cirugía como ayudante para poder subsistir.

La Junta de Ampliación de Estudios fue convertida en el CSIC y el Instituto Cajal pasó a depender de éste. Como profesor fue sometido a un proceso de depuración que se resolvió de forma favorable. Aun así se le desposeyó de la cátedra y del desempeño de cargos.

Durante esta etapa De Castro volvió a trabajar en el glomus, en los preso y quimiorreceptores y a publicar a pesar de que apenas tenían presupuesto y materiales para desarrollar las diferentes técnicas. Estaba interesado en conocer el mecanismo de excitación de estas células, es decir, en qué parte de la sinapsis comienza la excitación para el desencadenamiento del impulso nervioso.

Tras el final de la Segunda guerra mundial, en 1947, fue becado para trabajar sobre técnicas electrofisiológicas aplicadas al sistema nervioso en el Instituto Rockefeller de Nueva York, con Herbert S. Gasser.

Allí recibió numerosas visitas e invitaciones para impartir conferencias. Procedía una de Argentina para dar un curso, lo que hizo en 1948. Fue recibido como un sabio y contactó con gran cantidad de españoles exiliados. También estuvo en Montevideo, Córdoba, Santiago de Chile, Lima, etc. Al periplo americano siguieron una serie de actividades de proyección europea.

En 1950 recuperó la cátedra de Histología y Embriología general de la Facultad de Medicina de Madrid. Sus estudios siguieron dos vías: la sinaptología y el estudio histo-fisiológico del cuerpo carotídeo.

De Castro fue el encargado de organizar en 1952 el Coloquio Científico Internacional en homenaje a Cajal en la Facultad de Medicina. Siempre quiso proteger el patrimonio de Cajal y de su Escuela. Acudieron varios premios nobel y destacados científicos de todo el mundo.

En posesión de numerosos premios, condecoraciones y distinciones nacionales e internacionales, de haber publicado abundantemente y de formar a varios discípulos, falleció en Madrid el 15 de abril de 1967. Se le considera como el último discípulo directo de Cajal en España. Además fue el único con perspectiva histórica advirtiendo de la necesidad de preservar el legado Cajal.

Nos vemos en el próximo vídeo.

Bibliografía

Gómez-Santos, M. (1965). Cinco grandes de la ciencia española. Madrid, Biblioteca Nueva.

Gómez- Santos, M. (2009). Fernando de Castro. Su vida. Su obra Madrid: Fundación Mutua Madrileña.

Ros-Bernal, F.; de Castro, F. (2019). Anat Rec, vol. 303, nº 6, pp. 12061214.

De Castro, F. The Cajal School in the Peripheral Nervous System: The Transcendent Contributions of Fernando de Castro on the Microscopic Structure of Sensory and Autonomic Motor Ganglia, Front Neuroanat, vol. 10, p. 43

De Castro, F. (2009). Towards the sensory nature of the carotid body: hering, de castro and heymansdagger, Front Neuroanat, vol. 3, p. 23.

De Castro, F. (2019). Cajal and the Spanish Neurological School: Neuroscience Would Have Been a Different Story Without Them. Front Cell Neurosci, vol. 13, p. 187.

Ortiz Picón, J.M. (1967). El profesor Fernando de Castro (1896-1967). Folia neuropsiquiátrica, vol. 2, nº 2, pp. 19-22.

Suárez Gonzalo, L.; Palomero Rodríguez, M.A.; Justado Sánchez, B. (2014). Fernando de Castro. Descubridor de los quimiorreceptores. Revista Española de Anestesiología y Reanimación, vol. 61, nº 9, pp. 525-526.

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