El uso de medicamentos de patente empobrece más a los ciudadanos de los países pobres

Un interesante artículo se ha publicado en PLOSmedicine. Se trata de ‘Quantifying the Impoverishing Effects of Purchasing Medicines: A Cross-Country Comparaison of the Affordability of Medicines in the Developing World‘, de Laurens N. Niëns et al., que trabajan en la Erasmus University de Roterdam, en la OMS y en Health Action International Global, de Amsterdam.

El trabajo viene a demostrar que en los países en los que la población tiene bajos o medianos ingresos, el uso de medicamentos comunes, pero vitales, les empuja todavía más hacia la pobreza. La situación se agrava porque estos mismos países carecen de recursos para producir genéricos. La ‘asequibilidad’ se evaluó en términos de la proporción de la población que sería empujada a la situación de ganar menos de 1,25 – 2 dólares diarios. En términos generales, la adquisión de estos fármacos empobrecería a grandes grupos de población, en concreto al 86 por ciento.

Así, en Nigeria, el acceso a la amoxacilina está vetado al 56 por ciento de la población que vive con menos de 1,25 dólares diarios. La compra de la marca Amoxil haría caer en la pobreza al 23 por ciento de nigerianos. Si adquirieran un genérico la cifra bajaría al 12 por ciento.

En Yemen, el uso del Daomil empobrecería al 22 por ciento de la población que gana menos de 1,25 dólares por día. Si se usara el genérico, el porcentaje se vería reducido al 2 por ciento.

En Filipinas, el consumo de atenolol empujaría igualmente al 22 por ciento de la población a los 1,25 dólares día o menos.

Los medicamentos que se han tomado como referencia para realizar el estudio han sido el salbutamol (contra el asma), glibenclamida (diabetes), atenolol (betabloqueante para la hipertesión), y amoxicilina (antibiótico).

Este trabajo me recuerda un artículo publicado el sábado 4 de septiembre pasado en El País: ‘El veto ruso a exportar cereales desata el temor a una crisis alimentaria global. La FAO convoca una reunión para contener el precio de los productos básicos’ (página 4). Los países más pobres se están enfrentando a sustanciosas subidas de precio de los alimentos básicos. Por ejemplo, en Mozambique, el pan ha subido un 30 por ciento. Dos tercios de los 23 millones de habitantes que posee el país ganan menos de un euro por persona y día. La prohibición sobre las exportaciones de cereales en Rusia ha desatado el temor de una crisis alimentaria mundial que afectará a los más pobres.

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